Los Hermanos D'angelo [ahora en físico]

Capítulo 42

—Las cosas se han puesto difíciles últimamente —dijo Caro. Estaban reunidos en la casa de los D’angelo. Una de las tantas que habían comprado por Manhattan.

—Sabes que quiero muerto a Jacob, Caro —reclamó Antoni.

—Todos lo queremos muerto, pero mira, si ustedes logran irse a Italia sin más preámbulos la investigación aquí en Nueva York parará. Eso quiere decir que el agente Smith se irá de nuevo a California.

—Y estando allá nadie sospecharía de su muerte si es causada por un accidente —terminó Giancarlo.

—No lo matamos hoy para salvar nuestro pellejo y asegurar nuestras organizaciones, pero en cuanto se vaya de nuestro estado acabaremos con su vida, estoy cien por ciento seguro de eso, tienen mi palabra, muchachos —declaró Caro.

—Esperamos que así suceda, oficial. —Giancarlo estaba con los brazos cruzados.

—No les quepa duda, ya estoy planeando todo con el chino.

—Espero ver los resultados pronto.

—Tan pronto como se vaya de Nueva York, Antoni.

—Bien.

—Santafé está por llegar, viene con todo su dinero limpio y registrado. Los dólares serán una fortuna en Italia.

—Más de la que ya tenemos —se burló Antoni.

—Cabrón —rio Giancarlo—, pero tienes razón.

—Nunca dejarán de ser unos cabrones engreídos, ¿cierto?

—¡Hola a todos! —gritó Santafé al entrar por la puerta. Su carisma era contagiable hasta cierto punto en el que comenzaba a irritar.

—Ruma, creí que llegarías más tarde, justo les acabo de decir que vendrías.

—Lo bueno siempre tarda en llegar —dijo el abogado—. Mierda, creo que me acabo de joder yo solo.

—Siempre serás un pendejo, Santafé —se burló Caro.

—Pero no su pendejo —rio.

—Si trabajas para nosotros te conviertes automáticamente en nuestro pendejo, ¿no es así, Giancarlo?

—Sí, Antoni, si lo dices así tiene mucho sentido.

—Bien, mejor dejemos de hablar de pendejos.

—O sea que dejemos de hablar de ti, entendido.

—Eres un pendejo, Antoni.

—¿Qué no íbamos a dejar de pendejos, Santafé?

—¡Ya basta!, por dios —exclamó Caro.

Ya les dolía la pansa de la risa.

—Tengo su dinero. Totalmente limpio y registrado. Listo para poder comprar lo que quieran y donde quieran.

—¡Ya era hora! —celebró Giancarlo.

—Tal vez si me hubieran ayudado al menos un poco habrían podido tenerlo más rápido. Son millones de dólares, muchachos, millones.

—¿Y tú con cuánto te quedaste, cabrón? —reclamó Antoni.

—Em… bueno… yo…

—¡Ja! Qué cabrón que eres, Santafé —rio Giancarlo.

—Tomé sólo mi parte, ¿está bien? —Se defendió.

—Por supuesto, confiamos en ti.

—Aunque bueno, quizá haya tomado un poco más por el IVA y ya saben…

Todos rieron de nuevo. Unos cuantos miles o cientos de miles perdidos no les afectarían en nada.

—No pasa nada, te agradecemos enormemente lo que has estado haciendo por nosotros.

—No me lo perdería por nada. Ni en cinco años de mi trabajo he ganado tanto como en estos seis meses con ustedes, ¿saben al tipo de orgías al que te dejan entrar cuando muestras pacas de cien dólares?

—¡Por dios, Santafé!, cierra la puta boca —exclamó Caro.

—Putero y pendejo —dijo Antoni.

De nuevo las risas sonaron por el lugar. Hasta Aivor esbozaba una sonrisa tras cada chistecito. Estaba detrás de todos ellos.

—Los echaré de menos, muchachos —dijo el abogado.

—Y nosotros a ti, Rumualdo. —Giancarlo estiró su mano para estrecharla.

—Hombres de negocios —declaró mientras tomaba ahora la mano de Antoni—. Aivor, hazles el favor de ir por los baúles, son cuatro y están en mi auto.

—Por supuesto, Santafé.

—¿Y Rinaldi? —preguntó Caro.

—Está en cama, parece que le dio algún tipo de gripa, está viejo, ya sabes —explicó Antoni.

—¿Estará bien para el viaje?

—De hecho ya está mejorando.

—Bien.

—Aquí seguiré lavando su dinero —afirmó Santafé—, no duden en llamarme si vuelven por acá.

—Así será, abogado, muchas gracias —dijo Giancarlo.

—Tenlo por seguro —rio Antoni.

—Yo seguiré haciendo que todo siga en orden, por mi parte es todo lo que les iba a comunicar. El negocio seguirá funcionando por aquí.

—No esperábamos menos de alguien como usted, oficial —dijo Antoni.




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