_ No iras solo._ Le afirmo Dika a su hermano con seguridad.
Kavi desestimo sus palabras con un gesto de la mano al tiempo que continuaba introduciendo cosas en un morral, estaba completamente decidido a emprender el viaje y no pensaba cambiar de opinión por nadie y menos por su hermana, así como tampoco pensaba llevarla con él.
_ Kavi, no pienso dejarte ir solo, es peligroso y no puedes estar seguro que no se trate de una trampa._ Dika coloco su mano sobre la de su hermano evitando que continuara guardando cosas._ Ya escuchaste a papá, los Ancestrales nos han declarado la guerra.
Los ojos de Dika comenzaron a ponerse cristalinos, luchaba por contener las lágrimas pero le era casi imposible, y más cuando su hermano intentaba marcharse sin ella. Kavi tomo un mechón de su cabello rubio y lo metió tras una de sus orejas, amaba a su hermana pero esto debía hacerlo solo, ningún ejercito de criaturas sobre naturales le impediría llegara hasta Enid si fuera cierto que aún vivía.
_ Esa es la razón por la que no pienso llevarte, no pienso arriesgar tu seguridad._ Le sonrió para tranquilizarla._ Estaré bien, lo prometo.
_ Tengo un mal presentimiento, siento que en cualquier momento nos atacaran.
Kavi tenía el mismo presentimiento pero confiaba en su gente, en su fuerza y en especial en su padre que los guiaba con inteligencia y sabiduría.
_ Creo que un ataque es inevitable, Dika, pero recuerda que las barreras espirituales no dejaran que los sorprendan. Cuando ataquen, ustedes lo sabrán y tendrán tiempo suficiente para preparase y contraatacar.
Cappi era un hombre sabio, aprendía de los errores y de las experiencias pasadas, desde el día en que los demonios secuestraron a su hija en sus narices prometió que jamás le volverían a tomar por sorpresa. Ahora, todo el campamento se encontraba rodeado por una barrera espiritual que les alertaría de cualquier ataque y les otorgaría tiempo para prepararse.
_ Esa es otra razón para que te quedes, papá te necesitara.
_ Detesto este conflicto._ Dika bajo la cabeza._ Es tan cansado.
Kavi le levanto el rostro sosteniendo su barbilla con sus dedos._ Hermana, si queremos la paz tendremos que enfrentar la guerra. _ Coloco su mano sobre su pecho sintiendo el golpe de su corazón._ Aquí hay fuego, déjalo que arda, que consuma el mal e ilumine nuestro camino.
Dika le abrazo con todas sus fuerzas, le costaría mucho dejarlo partir pero en el fondo ella también creía que Enid vivía.
_ ¿Por qué Muraki?_ Pregunto Dika.
_ No lo sé, quizás les gusta jugar con nuestras mentes. Lo descubriré.
Dika lo miro pensativa, desde el momento que supo sobre la posibilidad de que su amiga estuviera viva su cabeza comenzó a dar vueltas a un sinfín de pensamientos.
_ ¿Sabes lo que significa?_ Kavi negó dudoso._ La Enid que vimos morir hace dos años era un Doppelgänger. No era ella realmente, era su parte oscura, nunca se trató de nuestra Enid. Nuestra amiga dulce, noble y profundamente enamorada de Cedric continúa viva en algún lugar de esa maldita isla y tenemos que recuperarla.
_ Y la recuperaremos._ Le aseguro Kavi quien no se pensaba dar por vencido hasta traerla de regreso.
_ Hemos perdido a muchos amigos, muchas personas a las que amábamos y si ella vive no la quiero perder, no otra vez.
_ Lo prometo, la recuperaremos.
***
Suhaila se encontraba molesta, caminaba de un lado a otro empujando contra cualquiera que se atravesara en su camino y despotricando en contra de su hermano. Todo su plan en contra de los Jӓger había fracasado, los desgraciados habían tenido las agallas para asesinar a los suyos antes de que la transformación ocurriera y eso la enfurecía.
_ La maldita lealtad de su gente es enferma._ Maldijo una vez más.
La ira que emanaba de ella estaba en su punto más alto, si tuviera sangre en el cuerpo esta estaría hirviendo causándole una sensación de euforia y sacándola por completo de control.
_ Siempre subestimas a nuestros enemigos._ Le señalo Tshilaba con calma._ Debiste prever que harían algo como eso.
_ ¿Cómo podría saber que son unos malditos fríos de corazón capaces de matar a los suyos?
_ Quizás no son tan diferentes a nosotros después de todo._ Tshilaba rio con sarcasmo.
Suhaila lo atravesó con la mirada, deseando poder desquitar toda su rabia en contra del Clan de los Jӓger, sino podía tenerlos en sus filas entonces los quería muertos a todos y cada uno de ellos.
_ Los quiero muertos._ Fue directo a su hermano._ A todos.
Tshilaba sonrió emocionado, amaba la sangre derramada, el dolor de las personas con alma y la perdida de sus almas mortales por ataques repentinos de seres malvados y oscuros como ellos.
_ Que así sea._ Tshilaba abrió sus brazos y sonrió como un verdadero maniaco al tiempo que su hermana se regocijaba por el sabor de su venganza.
***
La vida de Crixus alguna vez fue diferente, tuvo una familia que le quería, un hogar lleno de calidez y de personas que se apreciaban, se ayudaban mutuamente y trabajaban con esfuerzo la tierra para cosechar los frutos que servirían en la mesa donde todos se reunirían y compartirían sus sentimientos.
Alguna vez tuvo una madre, un padre, tres hermanos y una hermosa prometida; tenía una hermosa vida en una pequeña campiña dedicada al cultivo de uvas y preparación de vinos, él trabajaba al sol con sus hermanos y disfrutaban de acogedoras cenas en familia. La vida era buena para él, hasta que los días se convirtieron en noches.
Aquella vida era un recuerdo muy lejano en su memoria, parecía que fuera el recuerdo de otra persona y no el suyo. Ya no se sentía como ese hombre, no tenía nada de lo que él tuvo y aun así anhelaba aquella vida.
Toda su familia pereció por su propia mano, los mato uno por uno y se alimentó de su sangre hasta dejarlos secos. Su prometida fue la última, aun suele preguntarse por qué no fue capaz de matarla, la dejo escapar y correr por los campos llena de terror y con el rostro cubierto por lágrimas. Algunas veces pensaba en ella y esperaba que su vida hubiese sido buena a pesar de todos los horrores que la había hecho pasar.
Alguna vez su vida fue diferente, ahora solo tenía frialdad, veneno y muerte a su alrededor. Vivía en medio de seres que no merecían vivir ni existir, seres con tanto odio en su interior que era infeccioso para cualquier corazón noble que estuviera cerca, un corazón puro y amable como el de Enid.
Él la amaba por lo que significaba, por la poca calidez que obtenía de ella las veces que la visitaba en su encierro. En ocasiones se preguntaba ¿Cómo podía ser posible amarla? ¿Cómo alguien tan miserable como él podía sentir amor?, pero ahí estaba el sentimiento, el poco calor que alguna vez volvería a sentir su corazón muerto.
Mientras ella luchaba por escapar, él preparaba un ataque contra sus amigos, esas personas a las que ella juraba amar con tanta fiereza y por los que sería capaz de morir si fuera necesario. Sentía envidia de esas personas y estaba ansioso por acabar con ellas, eran el único obstáculo entre él y ella, lo único que aun la mantenía atada al mundo exterior.
Él le arrebataría esa razón de ser, le demostraría que estaba sola en el mundo al igual que él y que por ese motivo debían estar juntos. Ya no pensaba en dejarla huir, no perdería la única cosa que aún le daba una sensación de vida.
***
Los ojos de lrwögelkh se encontraban fijos en la silueta de Zohar, en sus lentos y sensuales movimientos, en su cabello negro que bailaba con la brisa. La consideraba una criatura preciosa, la más hermosa entre todas las mujeres que pisaban la tierra. Ella era su debilidad, por ella lo podía perder todo, y esa era la razón por la que preferiría matarla con sus propias manos antes de caer por su belleza.
Pero ella no le traicionaba.
Era fiel, era dócil y atenta con sus pedidos, sabía que ella le amaba y por ese amor ciego jamás sería capaz de dejarle. Finalmente él era toda la familia que tenía, sin él estaría sola y completamente perdida.
_ ¿En qué piensas?_ Le pregunto Zohar con su dulce y seductora voz.
_ Ven aquí._ lrwögelkh extendió su brazo hacia ella._ Ven a mi lado.
Zohar tomo su mano y se sentó sobre sus piernas, sentía la excitación de su amo pero también su alteración por el ataque que planeaban contra el pueblo de los Zíngaros.
_ Pronto querida mía, muy pronto el poder de los Zíngaros será nuestro._ lrwögelkh sostuvo la barbilla de Zohar._ Su magia nos hará indestructibles.
Zohar fingió una sonrisa, esperaba poder liberar a Enid antes de que ese ataque ocurriera, ambas podrían escapar y alertar al clan de los Zíngaros. La joven ya no quería vivir esa vida a los pies de aquel ser malévolo, no quería fingir obediencia, lealtad y amor. Estaba muy cansada de tantos años ocultando su sufrimiento, de esas heridas que se profundizaban en su alma con cada caricia de lrwögelkh, con sus besos llenos de veneno y sus miradas destructivas.
El espíritu de Zohar estaba mancillado y ella ya no conseguía soportarlo, anhelaba con su corazón hecho pedazos recuperar una pequeña parte de sí misma para comenzar de nuevo. Deseaba tanto la libertad y la venganza de su familia que dolía en sus huesos con una fuerza desmedida y casi incontrolable.
Pero debía tener paciencia.
Le sonrió a su amo mientras acercaba sus labios a su cuello y lo besaba lentamente deslizándose por su barbilla y culminando en su boca. Esta era la única manera que tenía Zohar para distraer a lrwögelkh de sus verdaderos sentimientos, era el único método que conseguía distraerlo y engañarlo, lo único que la mantuvo con vida.
_ ¿Cuándo?_ Susurro ella contra sus labios._ ¿Cuándo sucederá?
Una sonrisa malévola brillo en el rostro de lrwögelkh._ Pronto.
En cuanto Zohar logro escabullirse de su amo corrió por el borde del acantilado directo a la gran torre, tenía que hablar con Enid y formar un plan que les permitiera salir con vida antes de que ambas fueran descubiertas. El tiempo comenzaba a ser un enemigo, no tenían opciones y tampoco aliados. Estaban solas.
_ ¿Qué haces aquí?_ le dijo Enid alterada._ Es muy peligroso, si te descubren te mataran.
Zohar negó, ya no le importaba nada.
_ Zohar._ Enid se acercó para poder abrazarla._ Justo ahora eres todo lo que tengo, eres la única esperanza fuera de estas malditas paredes que me mantienen prisionera. Mientras tú vivas mi espíritu no desfallecerá. Pero si mueres, ¿Qué familia me quedara?
Lagrimas comenzaron a caer por el rostro de Zohar, lágrimas de tristeza, desesperanza y desesperación.
_ Tú tienes a tus amigos._ Le murmuro entre sollozos._ Ellos te estarán esperando.
_ Yo les traicione la noche en que decidí confiar en Azrael, sabía que estaba mal y aun así le seguí en su juego._ Enid le miraba con remordimiento._ Por mi culpa mi padre, mi gran amor y mi pueblo perecieron. Aunque mis amigos me perdonen yo siempre estaré sola, pero tú, en cuanto atravesaste esas paredes y me abriste tu corazón supe que no podía estar sola. Ambas somos lo que quedo de nuestras familias y juntas, formaremos un nuevo clan.
_ Ya no lo soporto más._ Zohar se dejó caer de rodillas sobre el suelo._ Ya no soporto su presencia o sus manos sobre mi cuerpo, preferiría morir…
_ ¡Calla!_ Le grito Enid tirándose a su lado y envolviéndola una vez con sus brazos._ No te atrevas a decirlo. Dejaremos todo esto atrás, tú más que nadie merece un gran amor, alguien que cuide de ti, que te muestre la dulzura y la valentía del auténtico amor. Te juro que saldremos de aquí, y veremos a lrwögelkh arder hasta las cenizas pero solo resiste un poco más.
Los ojos de Enid brillaban con una fuerte determinación y con esperanza, una esperanza que Zohar absorbía para fortalecerse y aguantar un poco más.
_ Gracias.
Enid negó._ No me lo agradezcas, ahora solo tienes que estar atenta._ Zohar frunció el ceño confundida._ Mantén tu atención en el bosque, he avisado a un amigo y estoy segura que vendrá pronto. Tú tendrás que guiarlo.
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