Los Hombres del Mar

El Kraken

Ethan, aunque poco conocedor del tema, había sido lo más específico que pudo, Ginna Lavender era una anciana bruja que vivía en la casa del risco, muchos, secretamente iba a consultarla y pedirle hechizos, amor, fortuna, dinero, cosas por el estilo.  Dave, reía a carcajadas ante las cosas que Ethan decía eran culpa de Ginna, la muerte de las aves, de los peces, las tormentas y los recientes homicidios. 

-Son todos unos idiotas si creen que una mujer puede causar el mal clima- vociferó Dave para contrariedad de Ethan. 

Tras charlar un par de horas y acabar con la reserva de tequila del mes, Dave entregó dos monedas de oro a Ethan por el alcohol y la dirección exacta de la misteriosa Ginna Lavender. Ethan miró las monedas en su barra, oro español de 1585 ¿Era un marinero o un pescador? no lo preguntó pero dinero era dinero y escribió en una servilleta la dirección de la casa del techo esmeralda. 

**** 

El mar volvía agitarse, una lluvia comenzó a caer cuándo Dave salió del bar, era ligera y delicada pero parecía querer arreciar en cuanto el mar entrara en su furia. Mercado semanal ambulante se había quitado, las personas huían tanto de la tormenta cómo del hombre de gabardina negra a quien no le importaba mojarse. 

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Ginna veía el cielo nublado y el agua golpear con fuerza las piedras de la playa bajo su casa, aquello estaba mal, el mar era rebelde e implacable al igual que sus habitantes. Pero esa noche en particular parecían intranquilizarse más de lo usual y no sabría qué hacer si decidían salir de las profundidades por la gente de Fisher Coast. 

Si la tormenta seguía así, necesitaría un hechizo mayor para contenerlos, un relámpago ilumino el cielo, Ginna saltó de su sillón y echó a correr escaleras arriba, desesperada rebusco en su armario hasta dar con un pegado vestido negro, el único que tenía de aquel color. Soltó sus cabellos rojos y de un estante alto tomó el sombrero de pico que caracterizaba a su gente, hacía años que no lo usaba y deseaba no necesitarlo de nuevo. 

Romy maulló junto a ella, Ginna volteó a verlo, necesitaría de su ayuda para logar frenar el problema que se avecinaba desde el mar por lo que tomó al mínimo entre sus brazos y volvió a bajar. Las ventanas de la casa retumbaban con cada trueno, afuera nadie se atrevería ni asomar la cabeza pero Ginna tenía que proteger a su pueblo a toda costa, aún si no se lo agradecían, su familia había resguardado Fish Coast desde su fundación. 

Con dificultad Ginna sacó de su cobertizo enormes ramas de pino que habían guardado para aquella ocasión y cerca del risco las coloco una sobre la otra. Rápidamente formo un bulto grande y sacando de su botín una caja de cerillos encendió una enorme hoguera que se veía desde el pueblo para mayor temor de todos. 

-Las brujas Lavender hemos prometido contra todos y todo resguardar estas tierras nuestras de los Hombres del Mar, ¡largo de aquí piratas del océano!-gritaba Ginna a todo pulmón quemando sal entera dentro la enorme hoguera. 

Cómo respuesta ante semejante acto, chillidos agudos provenientes del océano retumbaba entre las paredes de los acantilados. Parecía el doloroso sufrimiento de un animal al mismo tiempo que lamentos funerarios guturales llenaban el aire acompañados de los relámpagos y truenos. 

Una sombra cubrió Fish Coast desde el lejano océano, la figura larga se retorcía con fuerza al mismo tiempo que parecía gritar el nombre de Ginna en la lejanía, Ginna lloraba aterrorizada ante el espectro marino que le llamaba furioso. Ginna trataba de calmarse mientras Romy parecía cantar su propia melodía felina acallando el llamado marino, una vez más Ginna lanzó sal entera dentro de la hoguera y sellando el hechizo lanzó tierra de casa apagando el fuego. 

Ginna se giró para volver a su casa cuándo diviso a la entrada de su pórtico un sujeto tumbado en el suelo, parecía dirigirse a buscarla pero algo había causado que se desplomara en el suelo, Ginna echó a correr seguida de Romy para tratar de ayudarlo. El aroma marino que desprendía su cuerpo le revolvió el estómago a Ginna que lo tiró al suelo violentamente desnudando parte de su cuello donde Ginna pudo observar unas leves aberturas parecidas a las branquias de los peces. 

-¿Qué hiciste?-musitó el sujeto con débil voz volviendo a desplomarse en suelo. 

La mirada de Ginna pasó de la estupefacción al asco y escupiendo sobre el cuerpo del sujeto, arrastró al hombre al interior de la casa donde lo ató y lo amordazó en una silla metiendo sus pies en una tina de metal con agua y poniendo una serie de velas de cera enormes al redor. Una vez adentro, secó su ropa en la secadora y la coloco dentro de un cazo caliente, acerco pimienta, clavo, tierra de casa y una maraña de pelos de Remy poniendo los ingredientes delante del sujeto se sentó con las piernas cruzadas frente a él, estaba decidida a defender a su pueblo de seres cómo él. 

****

-¡Despierta!-gritaba Ginna picando con el mango de su escoba el rostro de Dave que despertó aterrorizado al ver el circulo de velas y los ingredientes enfrente de él. 

-¿Qué demonios? ¡Maldita perra! ¿Qué fue lo que hiciste?-gruñía Dave furioso sacudiéndose en la silla. 

-¿De dónde vienes bestia?-preguntó Ginna amenazante, Dave río con una sonora carcajada al escuchar las palabras que Ginna usaba. 

-¿Bestia? ¿Es que hoy no te has visto en el espejo?-preguntó Dave sin dejar de reír. 




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