Capítulo 5. Descontrol celestial.
El desespero del inmortal fuego es evidente ante la presencia de su madre, el verla hacerle daño a un ser indefenso es lo que más enojado lo puso, ella jamás le hizo nada y trato de desprenderle la joya de su esencia sin antes conocer el motivo por el cual los ángeles no la habían podido desprender.
- Porque lo hiciste es una ser indefenso – Los gritos alarmaron a los soldados de la diosa suprema – Como es posible que pasara esto.
La diosa suprema está más que sorprendida por el ataque de descontrol de su propio hijo, sobre todo al tratarse de la desaparición de una simple hada, persona o lo que sea, ella sintió poder del reino naturaleza y eso lo tiene sorprendida, sobre todo ver al gran inmortal del fuego tan desesperado por la humana.
- Quien es ella – Le pregunta con autoridad – Para que mi propio hijo me esté juzgando de esta manera.
- Ella es mi responsabilidad, yo fui quien la encontró y la trajo a este mundo – Le indica el inmortal fuego – Nunca pensé que mi propia madre le aria algo.
- Solo es eso – Le indica – Tu responsabilidad, porque tu aspecto y tus actos me dicen lo contrario.
- No estoy como para discutir lo contrario – El inmortal fuego – Iré a encontrarla, necesito tenerla cerca.
- Gabriel para que la necesitas cerca, es un ser insignificante y no tiene el derecho de estar en tu presencia – La diosa le indica – Como es posible que lo permitieras.
- Madre con todo respeto y como mi diosa, no discutiré ese tema, necesito tenerla en mi protección.
El inmortal fuego va directo a su palacio, por más enfurecido que este con su propia madre no puede hacer nada al respecto, ella es la diosa suprema y el un simple inmortal que por suerte es su madre, aunque nunca a discutido con la diosa suprema en esta ocasión llego al límite.
La diosa suprema está más que sorprendida por la manera en que su propio hijo defendió al ser insignificante, espera que no la encuentre y ara lo posible por encontrarla antes, aunque no sabe el motivo por el cual está la quiere encontrarla antes algo en su interior teme por el bienestar de su hijo.
- Por donde podremos empezar a buscarla – Le indica el inmortal tormenta – Es algo extraño su esencia por un momento me pareció un hada.
- A mi igual, algo es demasiado extraño y siento que entre más nos acerquemos a la procedencia de Iris, el peligro que correrá será mayor – Le indica el inmortal fuego – Vamos iré a mi templo para poder rastrear su esencia.
El inmortal fuego está decidido a todo por ayudar a encontrar la procedencia de Iris y al mismo tiempo a protegerla, tiene muchos pendientes que atender sobre todo tratándose de los dos grandes demonios que están tratando de destruir el orden celestial, al llegar a su palacio uno de sus elfos lo espera angustiado.
- Su majestad – Se inclina para recibirlo – Disculpe que lo moleste pero tiene visitas.
- Donde están – Indica arrogantemente el inmortal – Porque las dejaste pasar, sabes mis reglas – Le grita.
- Pero porque estas tan de mal humor – Indica el príncipe demoniaco – No te alegra ver a tus amigos.
- No te esperaba es todo, tengo muchas cosas que hacer – Le indica saludándolo el inmortal fuego – Vamos hablemos dentro de mi templo.
La visita del príncipe demoniaco altera a los pertenecientes al palacio del inmortal fuego, tanto los elfos como algunos nefilim no están conforme con la relación del inmortal pero no tienen el derecho ni la autoridad para dar opinión acerca de estos consentimientos.
El inmortal fuego está más que enfurecido por la visita, pero sabe que está aquí por asuntos mayores y a pesar de la desaparición de Iris tiene que atender otros asuntos, todo se le está saliendo de control y por más estricto y duro que es en su palacio todo lo que ahora está pasando lo está descontrolando a sí mismo.
- Dime que es lo que pasa, pudieron averiguar más acerca de lo que le comente a tu padre – Le indica entrando a su templo – Tengo el tiempo contado.
- No solo usted lo tiene contado – Indica el príncipe demoniaco – Estuve investigando acerca de lo que me comento mi padre y me involucre en algunas aldeas de mi reino – Indica preocupado – No obtuve lo que quería pero si más que nada información sobre desapariciones, entre ellos uno de nuestros escuadrones demoniacos que fueron enviados para entrenar.
- Es el escuadrón donde va Mitac – Le pregunta – La princesa me había mencionado algo de no tener noticias pero mas no me comento, que pudiste investigar.
- Al parecer desaparecieron en una de las cuevas del infierno profundo, es donde me lleva su rastro y no encuentro más – Le indica – Pero lo que más me preocupa es que se encontraron rastros del demonio antiguo y otro que aún no identifico.
- Eso quiere decir que los atacaron y desaparecieron al igual que muchos seres celestiales – El inmortal tormenta interviene – Es mucho más grave los reinos están en peligro y no sabemos que planean.
- Ese es el punto a donde llegue – Comenta el príncipe demoniaco sorprendido por lo que le han contado – Vine directo a usted inmortal después de obtener información en las aldeas y buscar pruebas pude ver algo con mis propios ojos.
- Que fue lo que viste – El inmortal fuego esta inquiero – Algo que nos puede ayudar a enfrentar a esta guerra.
- Hermano esto no es una guerra normal, esto es el apocalipsis – Le indica con intriga – Pude ver un sombra extraña en una de las aldeas y lo que más me asombro es lo que trasmitía, era una esencia del demonio y uno de los aldeanos.
- Como es eso posible, realmente es posible – El inmortal tormenta – Es como si fuera uno de los desaparecidos.
- Inmortal eso pensé pero al seguirlo vi algunos de los desaparecidos, no podía atacar porque me superaban en número, además que quería descubrir a donde los llevaban – Indica inquiero el príncipe – Para mi sorpresa no los llevan a ningún lado, si no que estos toman la apariencia de las sombras.