Mi vida seguía igual de monótona sin ningún cambio aparente, seguía yendo a la escuela y después a mi casa a tratar de mantener una relación lo más tranquila con mi madre y mi hermano, seguía saliendo los fines de semana para ir a la capital aun que no podía salir siempre ya que había días que mi madre podía quedarse en casa los fines de semana, pero no salía de mi habitación excepto para comer.
Hoy era sábado y pude salir a caminar a la gran capital solo para hacer algo diferente, no sé cuantas cuadras camine hasta que paso algo que llamo mi atención, a la entrada de un centro comercial había una gran multitud de gente gritando y rodeando algo y yo como soy bastante curiosa decidí acercarme para saber qué es lo que ocurría, cuando me acerque lo suficiente vi a una mujer que tal vez no tenía más de 20 años, me fui más al centro para observarla mejor y tratar de comprender mejor la situación, llevaba el uniforme del personal de aseo, corporalmente era una persona un poco rellenita de piel clara, su cabello era largo y ondulado de color castaño claro; había gente que le tiraba cosas como palos y hasta unas pequeñas piedras y a la vez le gritaban monstruo o fenómeno.
–¡Muérete! – Gritó una mujer mientras a la pobre chica le seguían tirando cosas –¡Gente como tú no debe existir, eres una monstruo!
– No soy un monstruo – dijo la pobre chica, su voz se escuchaba entrecortada por lo que supuse que había estado llorando y tal vez ahora mismo lo estaba haciendo – Por favor déjenme ir, no me volverán a ver.
– ¡No la dejen ir! – Grito alguien que no logre identificar – ¡Llamen a la policía para que se la lleven!
– Por favor – vi como la mujer suplicaba, pero a la vez se notaba que se estaba alterando, pero reprimiéndose ya que tenía las manos hechas puño – solo dejen que me vaya, se los pido.
–¡Cállate monstruo!, las personas como tú no tienen derecho a nada – dijo otra persona que no logre identificar – eres peligrosa.
–¡No soy un monstruo! – y exploto, la mujer literalmente había dejado salir toda su rabia en ese grito lo que no me espere fue que al tiempo que ella pego ese grito el clima cambio radicalmente, paso de ser un día soleado a que empezara a llover torrencialmente, hubo gente que empezó a gritar que la chica les había lanzado una maldición, hubo gente que se fue corriendo y otros solo empezaron a mirar al cielo yo preferí acercarme a la mujer para ver cómo estaba, ella cuando me vio acercarme se puso en defensiva y yo en muestra de paz levante mis brazos para indicar que no le haría nada.
– Tranquila no te quiero hacer nada – dije con un tono de voz calmado y amistoso, quería que se relajara para que dejara de llover, porque hace un momento había un sol que te quemaba hasta el alma.
– Ellos me creen un monstruo – dijo con rabia mirando a las personas que aún seguían mirando el cielo – ¿Qué te hace diferente a ellos?
– Tal vez que yo te quiero ayudar – ella me miro con sus ojos verdes por primera vez – no te quiero hacer daño y no considero que seas un monstruo o un fenómeno, solo eres diferente al resto, por eso les das miedo.
–¿Por qué me quieres ayudar? – dijo calmándose lentamente ya a la vez que se calmaba la lluvia empezaba a cesar a la misma velocidad, era impresionante lo que hacía, pero no lograba entender cómo.
– Claramente no te conozco y no sé qué fue lo que hiciste para lograr que llueva, pero sé que la gente es cruel por el miedo a no conocer algo – le hable mientras me sentaba a su lado –¿Cuál es tu nombre?
– Por que debería decírtelo, me podrías delatar con la policía – me dijo volviendo a alterarse y el clima volviendo a su ferocidad de antes.
– No lo hare, soy una adolescente ordinaria, incomprendida y hasta un poco rebelde – le hable con suma tranquilidad para que la mujer confiara en mi – así que puedes confiar en mi sin ningún problema.
– Mi nombre es Miranda – me respondió desviando la mirada – ahora déjame –hablo con brusquedad.
– No te dejare – apenas dije eso me miro con su ceño fruncido – no hasta que me digas como hiciste que lloviera porqué supongo que fuiste tú quien lo hizo.
– No te responderé – hablo mientras que el sol volvía a salir pero apenas el sol volvió unas personas irrumpieron en el lugar logrando que la poca gente que quedaba se terminaran de ir gritando a todas partes que los monstruos los estaban atacando, yo solo vi a personas con capuchas y con fuego en las manos, yo me levante asustada del suelo pero Miranda hablo – No te harán nada porque fuiste la única que me ayudo pero no me sigas ya que no cumpliré con seguir manteniéndote a salvo – eso fue lo último que dijo ya que después salió corriendo junto a las otras personas mientras yo seguía paralizada en mi lugar sin saber qué hacer.