Filadelfia

Esta ciudad fue fundada alrededor del 140 a.C. por el rey Eumenes II en honor a su hermano Atalo II Filadelfo de Pérgamo, del cual tomo nombre la ciudad, razón por la cual el nombre de la ciudad significa amor fraternal y fidelidad. Al principio se edificó para que ser una colonia en el corazón de Anatolia para extender la cultura griega, pero luego de la muerte de su último rey, se convirtió en una provincia romana en el Asia Menor (Turquía). La ciudad sufrió una gran cantidad de calamidades en las cuales se incluye un terremoto que termino siendo el que la destruiría en el año 17 d.C. aunque más adelante con la ayuda económica de Roma se reconstruyo la ciudad por el emperador Tiberio y adopto el nombre de Neocaesarea (Nueva Cesárea), más tarde adopto el nombre imperial de Flavia bajo el gobierno de Vespasiano. En la actualidad el lugar está ocupado por la ciudad de Alasehir.  
Filadelfia está situada a unos 45 Km al sureste de Sardis, a 80 Km al noroeste de Laodicea y a 169 Km de Esmirna. La ciudad es muy conocida por tener una gran cantidad de templos religiosos inclinados al helenismo proveniente de la cultura griega en la cual se destaca el templo dedicado al dios Dionisos o Dionisio (dios del vino) al cual se le rendía culto por medio de fiestas envueltas en pleitos, borracheras y perversiones. En las fiestas que se realizaban en la ciudad, la mayoría portaba una corona de laurel en honor al dios Dionisio. En la cuidad había una poderosa comunidad judía muy respetada por el vino que producían para la satisfacción de los pobladores de Filadelfia específicamente para las fiestas paganas, este grupo en particular se caracterizaba por el excesivo odio hacia los cristianos de aquella región.  
Los creyentes de la ciudad conformaron una iglesia menospreciada por todas y muy humilde, aunque en el ámbito espiritual la situación era muy distinta ya que esta iglesia nunca confió en sus propias fuerzas y mucho menos en sus recursos materiales, dándole el control total al Espíritu Santo. Los cristianos de la ciudad de Filadelfia gozaban de una excelente reputación al mantener su integridad tanto profesar la verdad, ser firmes en las escrituras y sobre todo ser solidarios con sus líderes y hermanos. Fue una iglesia muy pequeña que mantuvo su fe y fidelidad hacia Dios a pesar de que vivían en una ciudad llena de extravagancias y desvaríos. 
En el siglo XVI el conquistador musulmán destruyo todas las iglesias en la región exceptuando a la de Filadelfia, motivo por el cual los musulmanes la llamaron Alashin (Shin-Ciudad, Ala-Dios) 
Todas las iglesias mencionadas en el Apocalipsis sufrieron persecuciones y conflictos a excepción de la iglesia en Filadelfia, y es la única a la cual el Señor no le reprocha nada en el mensaje sé que le envió, es por esta razón que también se le conoce como “La iglesia ejemplar” en los estudios escatológicos. Dicha característica resalta en el mensaje que el Señor le envía a los creyentes en Filadelfia; 
Y escribe al ángel de la iglesia en FILADELFIA: El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre, dice estas cosas: Yo conozco tus obras: he aquí, he dado una puerta abierta delante de ti, la cual ninguno puede cerrar; porque aún tienes un poco de fuerza, y has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y adoren delante de tus pies, y que reconozcan que yo te he amado. Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre todo el mundo, para probar a los que moran sobre la tierra. He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.  
Apocalipsis 3:7-13 NTV