Los Milicianos Del Miedo

CAPITULO 6: ADIOS NIPI

Dentro de la habitacion del viejo en la casona, el joven Andrew habia conseguido entrar por la pequeña puerta que no sabia a donde conducia. Una vez puesto todo en su lugar, se dio vueltas sin levantarse del piso y cogio la pequeña vela que quedaba, subio su brazo lo mas alto que pudo para constatar y visualizar que altura mas o menos tenia el espacio donde se encontraba y saber si podria ponerse de pie. Vio con asombro que era una especie de tunel de unos 2 metros de largo y con la anchura suficiente para poderse mover, sorprendentemente una luz se escapa por debajo de una puerta o lo que parecia ser una puerta al final de aquel pasillo, la vela termino de consumirse y se apago; saco el yesquero, tras varios intentos logro encenderlo, la luz era muy debil, pero lo suficiente para que rapidamente llegara hasta donde se apreciaba aquella luz; su corazon palpitaba a mil por segundo, sudaba frio, nunca antes habia sido tan valiente, en su mente se decia a si mismo ¡ yo soy un hombre vale! y alumbro, pudo ver que era algo parecido a una puerta, mas bien era una entrada tapiada desde adentro con una especie de lamina de zin, dio un brinco de repente y expiro un ligero gruñido ¡su madre vale!, una inmensa rata se habia colado entre sus pies, la sacudio fuertemente, la rata chillo y se desaparecio detras de aquel zinc que servia de tapadera. Andrew cuidadosamente corrio aquella lamina hacia la derecha, ya no necesito mas el yesquero y lo devolvio a su bolsillo, habia una tenue luz que le permitia ver bien, sigilosamente lo primero que hiso fue mirar hacia arriba, en busca de la procedencia de la luz que ligeramente iluminaba aquel sitio. Observo lo alto del techo, probablemente daba con la terraza de la vieja casona, vio una pequeña claraboya por donde se colaba la luz, recordo que habia una muy pequeña hacia el jardin que el viejo tenia en la terraza, que ilogico, nunca se habia propuesto pensar en aquello, nunca se peocupo por saber que si habia una claraboya en el piso de la terraza, era porque evidentemente habia algo debajo de ella, pues en fin, el muy poco se preocupaba de las cosas.

Dejo atras el tema de la claraboya y se dedico a observar todo el lugar, paredes sucias, eran estrechas y siguio el camino, seguia mientras observaba y de repente volvio a escuchar ruidos, ahora eran con si chocaran contra algo, una y otra vez, pero el olor cada vez mas fuerte lo distrajo por un segundo, era nauseabundo, sintio el ruido de una mosca volando cerca de su cara, a medida que caminaba la luz de la claraboya se desbanecia, no sabia ni que hora era, ni cuanto tiempo llevaba alli, sintio un ruido y lo hiso voltear la cabeza rapidamente, provenia del saloncito previo donde estaba la claraboya, su corazon casi se detuvo, lentamente se devolvio y miro hacia arriba, era el viejo Sir, estaba justo sobre la claraboya, es decir en la terraza, no sabia que podia estar haciendo alli, pero era un viejo necio, no se quedaba quieto, aguardo hasta que ya no lo vio mas y decidio seguir adelante; la mosca volvio y este la aparto con rudeza, hasta que penso ¿Como llego una mosca alli?, algo debia haberla atraido y fue cuando cayo en cuenta de que habian sido atraidas por el putrefacto olor que emanaba el sitio. Siguio caminando, era increible que tal construccion se erigiera sin antes haber sido descubierta, luego de recorrido unos tres metros encontro unas escaleras de piedras que bajaban, decidio encender el yesquero nuevamente y con mucho sigilo bajo uno a uno los peldaños; el zumbido de la mosca lo aturdia, el olor lo mareaba pero no cesaba de caminar; llego al final de las escalera y se abria otro pasillo mas ancho y oscuro, las paredes tenian portavelas enclavadas en ellas, Andrew tomo una de las velas y la encendio con el yesquero, asi pudo caminar mejor, hasta llegar a un espacio mas abierto, alli los golpes ya eran mas claros, pero se quedo paralizado al ver aquello, un meson mas o menos largo con muchos frascos de cristales llenos de liquidos acuosos y rojizos, encerraban los restos de diferentes animales, en su mayoria ratas, ratas de todos tamaños, demembradas, el sitio estaba salpicado de sangre proveniente de las muchas ratas que alli habian sido sacrificada, ¿que era aquello? penso, ¿que locura invadia a su abuelo?, de que cuento de terror habia sacado aquellas ideas, de repende escucho un quejido seguido de un intento por ladrar, volteo rapidamente en direccion al ruido y en una esquina en una cesta estaba Nipi, se acerco rapidamente y se puso de rodillas ante la cesta:

- Nipi, chiquito, ¿que te paso?

El perro lo reconocio, estaba sin fuerzas, sumido en un charco de sangre; Andrew intento levantarlo cuando se dio cuenta de algo horrible, Nipi no podria caminar, su cuerpo esta leno de huecos propios de las mordeduras de las ratas, su estomago estaba herido por un mordisco que se veia habia sido propinado por unos dientes filosos, y brotaba de el un liquido verdoso propio de una infeccion muy avanzada, sus orejas estaban tambien mordisqueadas, en eso volvio a sentir la rata corriendo rapidamente y metiendose a la cesca de Nipi como reclamando lo que era suyo; ese horrible animal se estaba comiendo a Nipi lentamente, era increible como aun podia emitir sonido alguno aquel pobre animalito, Andrew sacudio a la rata y la alejo, Nipi alzo la cabeza, ya no tenia cola y le faltaba parcialmente una pata, Nipi era mas pequeño que la rata, o por lo menos la rata poseia mas fuerza que el pobre cachorro.

De repende volvio a escuchar ruidos y esta vez murmullos, se levanto y volteo buscando su origen, vio la mesa que portaba los frascos con las ratas destrozadas, lo movio, y pudo ver la pequeña puerta.

Del otro lado Salomon se detuvo:



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En el texto hay: misterio, humor, fantasmas

Editado: 25.10.2018

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