Los misterios del Tzolkin

II

Se llevó la pequeña nota hasta su habitación, la colocó con cuidado en una pequeña caja de madera y después se acostó en su cama. Observó su mochila de la escuela, decidió observar el cómic que le había causado tantos problemas,    el cómic parecía estar muy completo, hojeo la portada que era ese misma paisaje, luego llegó hasta la parte de en medio donde todas las hojas eran blancas, noto algunas páginas a color casi al final y justo cuando retrocedía vio como un personaje atravesaba la ciudad en su bicicleta, después llegaba a una casa derrumbada, llegaba a lo que parecía una habitación con luces navideñas en todo el techo y luego observaba cómo sacaba una caja de madera, la abrió y decía “te ama, con todo el corazón tu madre”. Abigail arrojó el cómic, creía que el cansancio le hacía ver cosas, este cayó justo donde la página continuaba, la mitad tenía estaba en blanco.

Abigaíl se desvistió, arrojó su ropa sucia a un cesto de ropa, se dirigió a la ducha y dejó abierta la llave caliente. La tinta comenzó a aparecer en el cómic, justo donde las páginas se encontraban en blanco. El personaje tomaba un baño y justo cuando Abigaíl susurró “que bien se siente”, apareció el diálogo en los paneles donde se bañaba, la silueta de la chica se podía observar.

A la mañana siguiente Neo comenzaba a apagar la alarma de su teléfono, el ruido le era insoportable y justo cuando lo iba arrojar vio la hora, 6:55 de la mañana. Salió de la cama, se vistió en un tiempo récord y justo a las 6:58 salía de su casa. Cogió su bicicleta y comenzó a patalear lo más rápido que pudo, tenía solo quince minutos. Después de algunos minutos y varios accidentes viales las letras gigantes de la Escuela Secundaria Luis Martínez de Castro aparecieron en el fondo minimizando a Neo.

Justo al girar hacia la derecha Neo se topa con un hombre y choca contra él, el hombre parece no inmutarse, Neo sale disparado por los cielos y su bicicleta la sostiene el hombre con una sola mano.

—Señor Neo —dijo el hombre mientras acomodaba las mancuernillas de su traje—, veo que las advertencias de sus retrasos no han tomado el efecto positivo que esperaba, lo espero en detención hoy después de clases. Yo le haré llegar el citatorio a su clase correspondiente.

En cuanto Neo volvió a integrarse observó al hombre a la cara, sus ojos estaban detrás de unos lentes cuadrados.

—Entendido perfecto Carlos —dijo Neo con toda la amabilidad del mundo. Entre mordiéndose la lengua para no decir una ocurrencia.

El día siguió sin otro contratiempo hasta la llegada del recreo justo al medio día. Neo se apresuró a ir al lugar secreto entre sus amigos y él, justamente detrás de la biblioteca donde solía haber un pequeño almacén del conserje que ahora sirve como bodega para el mobiliario roto y muy viejo. En cuanto dio la última vuelta pudo ver a sus amigos reunidos, solían estar solamente algunos minutos para platicar lo más importante.

—Adivine ¿quién se quedará en detención hasta más tarde?

—No puede ser —dijo Silvia—ya van como tres veces este semestre que te quedas perdiendo el tiempo en detención.

—Lo sé, pero la verdad no me importa —respondió Neo antes de que pudiera seguir hablando Silvia.

—Entonces —dijo Erik rápidamente para cambiar la conversación— ¿cuándo iremos al bosque?, hace mucho tiempo que no voy a visitar a mis bebés.

Desde un extremo del pasillo, muy oculto entre las ramas de algunos árboles, una mirada curiosa se observaba, sin decir una sola palabra ni presentarse, solamente se reservó a respirar lento para poder escuchar a sus compañeros.

—Creo que el viernes de esta semana estaré libre —dijo Neo rápidamente.

—Yo también, antes de que empiecen los exámenes bimestrales por favor, cada vez que voy con ustedes se pierde todo el día… —dijo Silvia mientras bebía su jugo.

—Decidido, podemos ir a La Cueva del Juego antes de ir —dijo Erik.

Silvia movió los ojos en señal de desaprobación.

—¿Cuál es su problema con ese lugar? —dijo Silvia.

—Ninguno —respondió Erick—, el encargado puede conseguir muchas cosas a buen precio. Le encargué toda una caja para poder trabajar en paz.

—¿Por dios Erick, cuánto tiempo piensas trabajar en ese proyecto? —dijo Silvia.

—Hasta que termine el año, será mi última gran creación, quisiera ver la cara de todos en algunos años cuando llegue y la vean, quedará para toda la eternidad —dijo Erick.

—Será la última —afirmó melancólico Neo—, creo que valdría la pena trabajar para verlo terminado.

—Silvia afirmó con la cabeza —. Dejó su bebida y juntó ambas manos.

Los tres chicos se veían cabizbajos en el momento de decir esas palabras. Al escuchar el timbre de la campana los tres se levantaron, la extraña figura entre los arbustos se movió rápidamente y se marchó con el movimiento producido por el viento. Las horas pasaron demasiado rápido, Neo se dirigió a la detención mientras veía las pequeñas figuras de sus compañeros moverse de un lado para el otro, se dio cuenta que parecía estar inmovil entre tal cantidad de estudiantes.

 



#15632 en Novela romántica
#3520 en Thriller
#1815 en Misterio

En el texto hay: mayas, mayas y aztecas, criaturasmagicas

Editado: 29.09.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.