Unidad Del Norte
Los oficiales corrieron a toda velocidad hacía las vías del tren, con la gran maquina a vapor corriendo también a toda velocidad sobre las vías. Sin duda era una carrera de vida o muerte. Sobre las vías del tren descansaban cinco bultos blancos amarrados con cadenas sobre las vías, cinco bultos blancos y pequeños, tan pequeños que fácilmente podría caber allí un niño pequeño...o varios niños pequeños.
Cuando por fin llegaron intentaron liberar a los niños, pero la cadena estaba tan bien sujeta contra las vías que era imposible moverlos ni un centímetro. El sonido del silbato del tren hizo que el oficial que llevaba las pinzas para cortar las cadenas se detuviera, ya era demasiado tarde, algunos oficiales seguían corriendo hacía las vías, no para salvar a los niños, sino para que sus tres compañeras femeninas se quitarán de los rieles, las tres oficiales tiraban con todas sus fuerzas de los bultos, con el sonido de la locomotora ahogando sus palabras que seguramente eran frases de aliento y esperanza para las inconscientes criaturas. Pronto todo empezó a temblar, se podía ver claramente al conductor del tren gritando y agitando su mano para que ellas se quitarán de las vías, pero por más que gritaban los oficiales y el conductor...ellas...ellas no se movieron y los trenes nunca se detienen.
Llámalo instinto maternal o bondad femenina, pero como fuera...como fuera ellas no se movieron. Cuando el tren literalmente estaba encima de ellas una de las oficiales cubrió con su cuerpo los bultos que más pudo.
Un oficial que intento llegar a ellas termino perdiendo una pierna al quedar atrapada en la vía. Ninguna de las oficiales sobrevivió.
¿Lo peor? Lo peor fue que después de que pasará el tren (casi 10 minutos después) al revisar los cuerpos aplastados notaron que algo plástico salía de los bultos y al revisar mejor notaron que eran maniquíes envueltos en trozos de tela, y rellenos con arena, dando así el peso de un niño. Las tres mujeres sacrificaron su vida por un maniquí.
Unidad Del Sur
— ¿Y qué quieres hacer?
— ¿Cómo que quieres que haga? Debemos hacernos responsables — respondió Loren, inquieta.
David rasco su rizado cabello bien cortado, chocando sus piernas una con la otra.
Cuando David pensaba en su novia (futura esposa, de seguro con el bebé Loren no tardaría mucho en exigir el anillo) siempre pensaba en sus ojos verde aguamarina, David nunca había visto ojos de aquél singular color, quizás esa fue la razón por la cual se acerco a ella en primer lugar, verla allí, en una esquina del bote humanitario, temblando, con sus mechones negros pegados a su rostro con ese par de gemas preciosas que eran sus ojos sobresaliendo de entre su cabello mirando hacía todas partes, suplicando ayuda, Loren suplicaba ayuda. Fue entonces cuando David se acerco y dejó que ella recostará su cabeza en su pecho, y envolvió su cuerpo con sus manos, una manta y soplando constantemente aire caliente en sus oídos.
Cuando volvió a encontrarse con Loren la reconoció por sus ojos, se veía muy distinta seca y sin toda esa sal marina en la cara. Nuevamente fueron sus ojos, la singularidad de su mirada lo que termino por enganchar a David.
Si David tuviera la opción de quitarle una parte del cuerpo a Loren y atesorarla eternamente en una caja de cristal definitivamente serían sus ojos, su expresividad las podía tener cualquiera, pero sus ojos...sus ojos solo Loren los podía tener...Loren y El Bombardero quien también poseía tan perfecta anomalía. A veces David pensaba que si Loren no tuviera los ojos de dicho color la habría dejado morir congelada en aquél barco humanitario. Y ahora con un bebé en plenos atentados David empezaba a sospechar que Loren lo hacía a propósito, para fastidiarlo, solo para hacer su trabajo aún más estresante y difícil.
David no se sentía listo para ser padre, no solo por los atentados, sino porque quería centrar toda su atención en El Bombardero, descubrir sus intenciones, saber el porqué de sus acciones. David realmente solo quería dedicarse a pensar en El Bombardero y solo El Bombardero, no podía dejar que un bebé le quitará la atención de su terrorista favorito.
— ¿Sabes que esta es la peor época para tener un bebé? ¡Literalmente tendrías un bebé en plenos atentados!
Loren miró confundida a David.
— ¿"Tendría"? Pero si el bebé es nuestro...— David pronto se dió cuenta de su error.
— ¡Tendríamos! ¡Tendríamos a un bebé en plena masacre! ¿Acaso quieres eso para él? — Loren se cruzo de brazos, alzando la voz al mismo tono enojado de David.
— ¿Y qué sugieres? Dame soluciones, no reproches, yo no me embarace sola, tuve que necesitar un pene para embarazarme y ¡Sorpresa! ¡Sorpresa, señor David Nadylan! ¡Dicho pene es tuyo! Y no muy grande por cierto — David sintió como sus orejas se ponían calientes de la vergüenza.
— ¿Quieres que hablemos de cosas pequeñas? — David miró los senos de Loren y ella se cubrió el pecho indignada.
— ¡Oye! ¡Eso solo esta bien cuando una mujer lo hace! — David enarco la ceja y Loren supo que esa conversación estaba perdida —. Okay, perdón, pero el punto es...¡No me embarace sola!
— ¡Lo sé! ¡Lo sé! — David se puso de pie caminando en círculos — ¿Pero qué quieres que haga? — David intento bajar el tono de voz, en un esfuerzo de verse calmado — ¿Qué quieres hacer tú?
Loren miró su estomago y lo cubrió con sus manos.
— No lo sé, necesitaría pensarlo, un embarazo puede ser muy traumático.
— ¡EXACTO! ¡Exacto! ¡Un embarazo puede ser muy traumático en una situación así! — David casi dio un salto de alegría, lo bueno es que una clínica de abortos estaba a la vuelta de la esquina, aunque en realidad estaba a cinco minutos en auto.
— Pero un aborto también puede ser traumático — pensó Loren en voz alta.
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Editado: 27.02.2022