Los objetos en el espejo

Capítulo 12: Alaric Smith

Quizá mandar a Bethany no había sido la mejor de las ideas. En su defensa ella fue la que insistió, no pudo hacer más que seguir su plan y mover la pierna nerviosamente mientas escuchaba los gritos salir de la habitación donde estaba su hijo, se cubrió el rostro con las manos y sintió las lágrimas acumularse en sus ojos para escapar cuando parpadeaba... ¿Exactamente cuándo todo se fue al diablo?, vio a un enfermero entrar corriendo a la sala y a la mujer rubia salir pocos segundos después llorando, se puso de pie y la abrazó.

— Él...no está bien— habló Bethany contra su pecho, le costaba entenderle por las lágrimas más asintió, lo sabía. De hecho, lo ha sabido durante meses, algo no estaba bien con su hijo, todo esto ocurrió frente a sus ojos y él no hizo nada por evitarlo — Pero se ve algo mejor, más despierto. Casi que del todo consciente— Bethany terminó de hablar y Alaric suspiró aliviado de que al menos algo bueno estuviera pasando.

Sus dedos recorrían la melena rubia de la mujer en lo que se supone era un gesto tranquilizador, pero era más para calmarse a sí mismo. Necesitaba una cerveza, apartó rápidamente ese pensamiento, no era momento de huir. Se alejó del semi abrazo que había sostenido con la mujer hasta que vio algo moverse por el rabillo del ojo, la pequeña pelirroja y al chico de ojos ambarinos, un sentimiento extraño se alojó en su interior al verlos caminar pacíficamente hacia la habitación de su hijo, habitación de la cual él estaba vetado, ¿envidia?, ¿duda? Probablemente ambas, cómo era que esos extraños se habían ganado el camino al corazón de su hijo cuando él ni siquiera lograba que cenaran juntos, el chico pareció sentir su mirada, lo observó por un segundo y le dedicó una sonrisa y un saludo con la mano antes de volver a la conversación con su hermana, abrir la puerta y adentrarse a la sala para ya no ser vistos.

Estaba iracundo, nunca debió de haberlos llamado. Bethany se disculpó diciendo que iba al baño dejándolo solo. Pateó el muro tras de él y se ganó una mirada de reproche por parte del personal médico. Decidió ir también al baño, caminó iracundo por los pasillos y al llegar cerró la puerta desde adentro y golpeó con todas sus fuerzas una pared, y después dejó que el agua corriera sobre su mano para "calmar el dolor", se miró en el espejo y sintió asco, su cabello castaño se elevaba en todas direcciones, sus ojos marrones estaban inyectados de sangre y tenía el rostro pálido. Se enjuagó la cara como si con eso pudiera lavar todos los problemas que tenía y con sus temblorosos dedos intentó peinar su cabello. Salió del baño y volvió a caminar hasta la habitación de Kaid, como deseaba entrar, pero el psiquiatra de planta insistió en que esperar sería lo mejor, para su sorpresa sintió alguien tocar su hombro, se volteó para encontrarse con una enfermera que traía algunos papeles consigo.

— Señor, Smith. Lo estaba buscando, soy la enfermera en jefe...me gustaría hablar con usted por un segundo— la mujer tenía rasgos asiáticos y una sonrisa amable, así que asintió y dejó que esta lo guiara hacia unos asientos.

— Si es sobre los daños que ocasionó Kaidan durante su...episodio ya aclaré que lo pagaré — dijo un poco agobiado, la escena que ocasionó su hijo le iba a costar algunos cientos de dólares en el mejor de los casos.

— Oh, no. Ese asunto oficialmente le corresponde al departamento financiero, alguno de ellos debería venir a hablar con usted dentro de poco— La mujer hablaba y él se acariciaba las sienes para ahuyentar la jaqueca que sabía que se avecinaba. — Vengo a hablar de lo mejor para su hijo—

Con eso la enfermera recobró su atención...Lo mejor para Kaidan hubiera sido que muriera él y no Nathalie, pero la vida nunca es tan justa, asintió para indicarle a la mujer que la escuchaba, quizá está era su momento de redención, la oportunidad de finalmente hacer algo bien por su hijo.

— Los médicos lo han meditado por un tiempo y a recomendación del psiquiatra encargado del área, creemos que lo mejor será que Kaidan vaya a un hogar de reposo mental—

— No — fue su respuesta instantánea — Kaid no está loco y no dejaré que lo envíen a un psiquiátrico, el...sólo está teniendo un mal momento, necesita ir a casa a descansar, no encerrarlo junto a un montón de enfermos mentales—

La enfermera apoyó una de sus manos en su hombro y Alaric se encogió al tacto — Señor Smith, no es un psiquiátrico, es un lugar donde va la gente que sufre...quebrantos mentales o bajones emocionales, ahí estará monitoreado y medicado, no podrá esconder sus pastillas y no podrá desvelarse. ¿Puede usted protegerlo así en casa? — por supuesto que no, no podía protegerlo de ninguna forma, la mujer le acarició el hombro y él se apartó al instante poniéndose de pie, pero ella continuó. — Tengo entendido que durante su episodio Kaidan rompió un espejo y lo atacó con los fragmentos, ¿Qué haría usted si en otro episodio no lo atacara a usted, sino que se atacara a sí mismo? ¿Está capacitado para enfrentarlo? —

No, no lo estaba, y nunca lo estaría. Nunca será el padre que Kaidan necesita, quizá por eso prefiere a un par de desconocidos. Él sólo quería a su familia devuelta, al niño sonríete que bajaba corriendo las escaleras, al hogar cálido, el hogar que nunca volvería.

— Es lo mejor para su hijo— aseguró la mujer ofreciéndole un bolígrafo y un papel de consentimiento, lo meditó, lo pensó como nunca había pensado algo en su vida. Es lo mejor para Kaidan. Pensó mientras firmaba la línea al final del papel.

La mujer sonrió satisfecha y se retiró tan rápido como apareció al estar solo nuevamente Alaric se desmoronó en el suelo y finalmente cedió ante él llanto, por Kaidan, por Nathalie y por él mismo.



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En el texto hay: lgbt, boyslove, psicosis

Editado: 20.12.2021

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