Los objetos en el espejo

Capítulo 21: ¿Por qué mentiría?

La habitación se sentía fría y pesada, sintió como lo abrumaban las emociones, quería gritar, llorar y reír. No estaba solo, Andrómeda sabía lo que se sentía, pero hasta cierto punto parecía que ella ya estaba bastante abajo en el espiral, ¿Qué tanto podía confiar en su palabra? Pero… ¿Por qué mentiría?

Si descubría que tenían en común el y Andy, quizá podría descifrar qué demonios era Keiden. Quizá incluso podría deshacerse de él…aunque desde aquella noche no había sabido nada del reflejo, sin contar su sueño.

Keiden apareció después del accidente, y no hace mucho había dicho que él era su ira y su miedo, Kaidan no lograba entenderlo, aunque no es como si tuviese mucho sentido, se dejó caer sobre la cama y se cubrió el rostro con la almohada, donde dejó escapar un gemido de frustración. Tiró la almohada a un lado y se llevó las manos a la cabeza, donde empezó a rascar y jalar, la frustración empezaba a apoderarse de él.

Pasados unos minutos y una vez se hubo calmado, se miró las manos. Había logrado arrancarse algunos cabellos, castaños como siempre, y entre el castaño…blanco, un par de cabellos blancos impolutos entre sus dedos, de un blanco pulcro y perfecto desde la raíz hasta la punta, brillantes, brillantes como…como el cabello de Andrómeda.

Empuñó con fuerza los cabellos y se levantó de un salto de la cama, salió por la puerta y corrió por los pasillos ganándose algunas miradas de los enfermeros, cuando pasó por el grupo que se encontraba haciendo terapia física se detuvo agitado, Jorge lo miraba fijamente, como si hubiera perdido la razón.

—Kaidan se ve algo confundido, debe ser por la sedación, lo llevaré de vuelta a su habitación— le dijo a la terapeuta que pareció asentir. Antes de que pudiera negarse, el hombre mayor lo estaba sujetando por la cadera y tenia uno de sus brazos alrededor de sus hombros, casi levantándolo, para ser viejo estaba más estable y en forma qué él.

—No, Jorge. Necesito hablar con Andrómeda, necesito…

— ¿Por eso estás así? — preguntó con cierto tono de preocupación — ¿Qué te hizo la bruja blanca? — dijo mientras se acercaban más y más a la habitación de Kaidan.

— No la llames así

— pensé que tu tipo tenía cabello negro y ojos color sol— la sonrisa era palpable en su tono

— Si vas a burlarte mejor cállate

— Calmado, chico. No soy Mario, no soy como tú. Pero mi nieto lo es, y no creo que el estaría feliz si fuera injusto contigo.

Kaidan sintió una ráfaga de alivio recorrer su cuerpo, y dejó escapar un suspiro. Jorge abrió la puerta y lo dejó sobre la cama.

— ¿Para qué la necesitabas de todas formas?

Abrió la mano y dejó que Jorge viera los cabellos blanquecinos en su palma

— … ¿Se pelearon y se los arrancaste?, si es así necesitas pedirle perdón lo más pronto posible.

— Son míos

Jorge lo miró en silencio como meditando — No entiendo—

— yo tampoco, pero estoy seguro de que ella lo hará.

El hombre mayor solo asintió y le acarició la cabeza con cariño — Estoy seguro de que estarás bien, hizo el ademán de irse, pero se detuvo en la puerta a verle. —Toma algo se sol, niño. Te has puesto pálido —

Con eso dicho, Jorge se retiró de su habitación, dejándolo solo nuevamente, fue al baño y tomó un cuadrado de papel higiénico, depositó ahí los cabellos y los envolvió, los dejó dentro del mueble junto a su cama y se tiró sobre el colchón.

Si Andy era como él, ¿terminaría él como ella, abandonado y olvidado en una institución mental por miedo a que pudiera herir a alguien o a sí mismo? Ella dijo que aquí se sentía como en casa… ¿Cuánto tiempo llevaba Andrómeda aquí adentro? Él no quería alcanzar ese punto, quería volver a casa, quería discutir con Alaric, maldita sea, quería abrazarlo, quería ver de nuevo las pinturas de su madre, quería disculparse adecuadamente con Bethany, ir a la escuela con los Kane, andar por ahí con Cassandra… ir a una cita con Julian, sujetar su mano, acariciar su mejilla, perderse en sus ojos una vez más.

No quería que este lugar fuera su casa. Fue arrancado de sus pensamientos por la sensación de ser observado, cuando dirigió la vista a la puerta corrediza, vio a Mira. Su cabello negro le enmarcaba el rostro y tenía una mirada severa en su rostro.

— Está prohibido correr por los pasillos, Kaidan— dijo recostándose contra el marco de la puerta

— lo siento— se limitó a responder, jugaron a mirarse por un rato, podía sentir como la mujer lo escaneaba con sus ojos oscuros — Mira…que tanto puedes contarme sobre otro paciente—

 —deberías saber suficiente por sus manillas y lo que estén dispuestos a decir

—Si no puedo confiar en mí mismo, ¿por qué habría de confiar en ellos o en lo que puedan decir?

— ¿De quién quieres saber?

— Andrómeda

— Solo puedo decirte algo, proviene de una familia poderosa y adinerada, no sé con exactitud que hicieron, pero no existe rastro de Andrómeda fuera de este hospital. La he buscado en bases de datos de personas desaparecidas, pero. Fuera de este hospital esa chica está muerta.



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En el texto hay: lgbt, boyslove, psicosis

Editado: 20.12.2021

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