Adam se dirigío primero a la cabaña, trató de abrir la puerta del frente sin éxito.
La cabaña tenía una ventana, Adam se acercó observando el interior, aunque, no pudo ver nada ya que las ventanas estaban completamente oscuras.
- ¿Es seguro?-
Susurraba Steven a pocos metros de la cabaña.
Anaís: Ni siquiera está abierto ¿Cierto?
Violeta: ¡Shhh! ¡No hables tan fuerte Anaís!
Adam: ¿Podrían dejar de hablar, porfavor? Iré a ver si encuentro otra manera de entrar.
Steven: Pero no tardes mucho, nos estamos muriendo de hambre.
Adam no escuchó la petición de su hermano. Se fue directamente a la parte trasera de la casa encontrando así otra puerta.
Dió vuelta al picaporte de ésta, pero también estaba cerrada.
- Que extraño, una cabaña en medio del bosque bien asegurada...¿quién querría vivir aquí estando ya vieja la casa? -
- No lo sé....pero mira, hay una ventana arriba....y está abierta -
Adam se asustó al escuchar esa segunda voz.
Volteó lentamente a su costado de donde provenía la voz, sintiendo un gran escalofrío por su piel.
- ¡Anaís! ¡Me asustaste!...no hagas eso niña -
- Venía detrás tuyo, ¿acaso no te diste cuenta?-
- Noo...-
- Bueno, entonces no te quedes ahí.... ayúdame a subir a la ventana -
-Oh, si , si-
Adam junto sus manos en forma de cuna para después agacharse a la altura de los pies de Anaís.
- Sube -
Respondío Adam.
Anaís asintió, apoyando su pie en las manos de Adam. Este la subió sin problemas, ya que no pesaba mucho.
Anaís tan pronto llegó a la orilla de la ventana, se sujetó de ésta, quedando colgada, pues Adam había dejado de ser su soporte.
- Adam tonto, no soy muy buena soportando mi propio peso -
- Perdón, es que se me cansó el brazo, deja te agarro de los pies...tan pronto te impulse te metes dentro de la casa....-
- Está bien...¡Y que ni se te ocurra ver debajo de mi vestido! -
-¡Pero que tontería Anaís, eres mi hermana, te respeto mucho! -
Exclamó furioso
¿Como se atrevía a decir semejante tontería Anaís?
Y para antes de que tomara los pies de su hermana, ésta dió un grito ahogado.
- ¡Anaís! -
Algo la había sujetado de sus brazos y la había estirado dentro de la casa.
Adam alcanzó a ver unos brazos blancos estirar de ella.
- ¡Anaís! ¿¡Anaís estas bien!? -
- Si...mi amigo me ayudó a entrar -
- ¿Qué? ¿¡Quien!?-
- Nadie Adam....-
Odiaba que nadie pudiera ver a su amigo mas que ella, si insistía sobre ese tema, terminaría arrancandose el cabello.
-Bueno....¿Al menos caíste en algo suave? -
Le gritaba Adam desde afuera de la casa.
- No...caí en una mesa muy dura...Me duele la espalda...¿Intento abrirles la puerta por dentro Adam?-
- No, no se puede, estan cerradas con llave...solo investiga que hay dentro, busca comida....-
- Está bien -
Dijo mientras escuchaba silbar a Adam una canción. Eso le reconfortaba
Anaís bajo de la mesa, trato de hacerlo lo mas suave posible, pero un extraño líquido en la hizo resabalar repentinamente.
- ¡Auch!....¿Qué es esto?-
Trato de ver el líquido con la poca luz que entraba de la luna.
- ¡Sangre! -
Gritó asustada. Sus manos y su vestido color crema se había manchado por aquel líquido rojo.
- Huelo horrible....aun está fresca -
Anaís trato de calmarse un poco, tratando de buscar algún interruptor en medio de la oscuridad.
Duró varios minutos hasta que dio con él, haciendo este un leve "Click" al encender el foco. Grave error hacer luz en ese lugar.
- ¡Aaaaahhh! -
Gritó fuertemente al ver la horripilante escena de un crimen.
Eran dos cuerpos, uno de ellos era el de una mujer que se encontraba amarrada de manos, pies y boca.
Se encontraba acostada en forma de ovillo encima de un colchón viejo.
El segundo cuerpo era el de un hombre al que le faltaba una pierna, ya que donde debería de estar el miembro se encontraba goteando de sangre. El hombre se encontraba en medio, amarrado a una silla, su boca también estaba obstruida por una prenda vieja.
Anaís, con temblor en pies y boca, se llevo sus manos a sus labios, viendo en donde se habia caído, habia un gran charco de sangre fresca encima de la mesa que caía por la orilla.
Gritaba el nombre de Adam asustada, pero éste no la escuchó, no escuchaba nada afuera, dejó de oirle silbar.
- ¡Adam! ¡Adam! -
Dejó de gritar en cuánto vio a uno de los cuerpos moverse.
Era la mujer encima de la cama vieja.
Sus ropas y cabello estaban sucios, tenía moretonesy su cuerpo tenía vista que no había comido nada en días.
La chica al ver a la niña, soltó unas lágrimas, trató de moverse de su poscisión, haciendo ruidos con su boca.
- ¿Q-q-ee? -
Preguntaba asustada mientras se acercaba a la mujer.
-Aa...m..dm...e-
Decía la mujer en su intento. La mordaza en su boca le impedía hablar.
- ¿Ayudarte? ¿Cómo? -
Anaís estaba a punto de tocar las sogas que ataban a la mujer cuando escuchó un ruido de afuera. Era Adam alarmado.
- ¡Anaís! ¡Anaís! -
Gritaba en pequeños susurros.
Anaís rapidamente se acercó donde había caído y con el corazón latiendo a más no poder, gritó a su hermano.
- ¡Sacame de aquí!...¡Por favor!-
Las lágrimas comenzaron a resbalar por su pequeño rostro.
-No puedo....viene alguien, todos nos escondimos....¡trata de buscar un lugar donde esconderte Anaís! -
- ¿¡Que!? -
- ¡Solo búscalo! -
Insistió alarmado.
Comenzaba a escuchar pasos hacia su posición, haciéndole correr al bosque, en dirreción al escondite con sus hermanos.
Anaís solo lloraba, la mujer aún trataba de moverse en su intento de pedirle ayuda, pero ambas dejaron incluso de respirar cuando se escuchaba la puerta abrir....