Los Ojos Del Mal

Oneill

Luego de dejar la carta espere ansiosa una respuesta pero nunca llegó.

Cada día por la mañana salía en busca de algún pequeño sobre. Al abrir la casetilla solo me encontraba un lugar vació, de vez en cuando comunicados para mi tío.

Así pasaron varias semanas, hasta que me cansé de esperar su respuesta. Creo que comprendía que sucedía y en realidad no me podía molestar, entendía que a pesar de que Jason fue bueno con nosotros, no hacía más que su trabajo. ese trabajo ya había terminado.

Yo no podía esperar que alguien se desprendiera de sus problemas para atender los míos. Mateo había estado enviando dinero, aunque mis tíos me quitaban una parte de él, por la manutención, no me quejaba. Además ya todo se estaba normalizando.

Después de estar unos meses en casa de mis tíos, tanto ellos como yo nos habíamos acostumbrado a los comentarios sarcásticos y las miradas amenazadoras. Pero eso no evitaba que deseara pasar fuera el mayor tiempo posible.

Estaba pensando en buscar algún empleo. No porque necesitara dinero, solo quería estar fuera de ese ambiente. Lo único que me lo impedía era Tommy, no lo pensaba dejar a solas con esas personas.

Por la mañana tomé prestado el periódico de mi tío, para ver si en la sección de empleos había alguna respuesta para mi; pero no había nada cerca del pueblo. Aun así decidí buscar alguna vacante. Habían varias cafeterías y panaderías, como otros locales pequeños, alguno de ellos de seguro estaba necesitando algún empleado de medio tiempo. No le había comentado nada a mis tíos, pero la verdad ya no me importaban tantos sus amenazas.

Cuando llegué al salón, estaba una pequeña chica mirándome con unos grandes ojos Azules.

En el colegio aún no tenía muchos amigos, solo esa chica rubia llamada Christina, era un poco callada pero agradable. De vez en cuando charlabamos. No le llegue a contar nada de mi pasado y no dejaba que entrara demasiado profundo. Tenemos una amistad superficial.

—Hola Chris ¿Como te fue el fin de semana?—pregunté

—Pues todo estuvo como siempre, aunque me enteré de que mi prima se viene a vivir al pueblo —Chris puso su mochila en su escritorio y se sentó— Mi tía había comprado la casa que se encuentra cerca de la cafetería, decidió venirse para acá por negocios o algo así me dijeron mis padres. De seguro estará llegando el próximo mes.

—¡Genial! —respondí sentándome cerca de ella.

—¿Como te ha ido a ti con tu familia? —pregunto curiosa mientras se acercaba a mi, para que los demás no escucharan su pregunta. Aunque siempre la hacía.

—Lo mismo de siempre —respondí en modo irónico.—Por cierto no conoces algún vacante para un empleado de medio tiempo.

—¿Vas a trabajar? ¿No se van a molestar tus tíos? —preguntó Chris un poco sorprendida.

—Posiblemente lo harán pero la verdad no me importa mucho—respondí imaginado a Magdalena con su repugnante voz, diciendo groserías.

—Estás buscando empleo —escuche detrás una voz conocida y me voltee a verle.

—Así es ¿Conoces Alguno?

—Si, hace poco pregunte por una vacante en una cafetería, cerca de la tienda; pero me rechazaron porque solo quieren chicas. Es la primera vez que me rechazan por algo así, tal vez aún esté la vacante disponible para ti. Puedes ir a preguntar.

—¡Que bien! Espero que aún no hayan contratado a nadie ¿Cerca de la tienda? Creo haberla visto la última vez que pase por ahí.

—Queda en la siguiente cuadra en una esquina, es muy bonita y el horario calza con la escuela.

—Me daré una vuelta después de clases—respondí.

—Te puedo acompañar si lo deseas —dijo Demian mientras se recostaba en mi escritorio.

—No lo sé, Irina podría molestarse —respondí tratando de rechazarlo de manera amable.

—¡Claro que no! No tiene porque molestarse —respondió Demian con una mirada juguetona. Pues sabía que así sería, pero le encantaba sacar de sus casillas a Irina.

—Si tu lo dices, esta bien puedes acompañarme.

Demian se había vuelto un poco cercano. Era un buen amigo,y me había percatado que la percepción que tuve el primer día, había sido muy distinta de como era en realidad.

Al dar la tarde pase por Tommy y junto con Demian, nos dirigimos a la cafetería. Tommy iba con nosotros. Irina me miro de mala cara en la salida, sospecho que Demian le dijo que saldría conmigo.

—¿Por qué buscas empleo? —Preguntó Demian curioso.

—Creo que lo sabes, pero no me agrada estar en esa casa tanto tiempo.

—¿Con tus tíos? —pregunto de nuevo.

—Sí, me sofoca estar en ese lugar. Me gustaría distraerme en un empleo —dije posando mi mirada al piso—. Me gustaría solo llegar a descansar a ese lugar.

—Por cierto ¿Qué tú hacías buscando trabajo? Acaso no trabajas ya con tu abuelo.

—Quería independizarme un poco. No me gusta depender del dinero de mi abuelo, ¿Sabes? , me gustaría ser más libre, poder tomar mis propias decisiones.

—Te entiendo. A pesar de que tengo dinero no me siento bien usandolo—respondí—. No sabía que vivías con tu abuelo.

—Sí, por ahora ya que mis padres están de viaje. Ahora estamos solo nosotros, en realidad vivimos juntos pero el dinero y la empresa es de mi abuelo.

Demian se detuvo, pues ya habíamos llegado al la cafetería.

—Aquí es—dijo el ojiverde abriendo la puerta. Pasamos mi hermano y yo.

La cafetería se llama Oneill. Al menos eso dejaba ver un rótulo con pequeñas luces, que se encontraba en la entrada. Al pasar, noté que contaba con un estilo vintage, unas mesas café claro con sillas negras. Había sofás esquineros negros también, con margaritas estampadas. Un segundo piso pequeño, donde habían unas pocas mesas al exterior, con sombrillas. Fuera había unas plantas muy lindas. En la entrada, dos ventanales bastante grandes que daban vista hacia dentro. El lugar estaba repleto de un olor distintivo. Olía a flores, un olor suave pero exquisito mezclado con un olor amargo a café. Ambos se encontraban en perfecta armonía, junto con una bella melodía de jazz.




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