Los Ojos Del Mal

Oh! Darling

Mire a mi alrededor y mis compañeros de clase me estaban mirando fijamente.

—¿Kaila estás bien? —preguntó Chris un poco preocupada.

Mire el rostro de los demás y su mirada era similar a la de Chris, era una mirada de lástima. Casi podía escuchar sus pensamientos «Pobre chica, es huérfana». Deseaba salir de ese lugar, no quería estar ahí.

Solo deseaba hablar con alguien, alguien que supiera que estaba sucediendo, pero el único en quien podía confiar llevaba días desaparecido.

Tome el articulo y salí de inmediato de allí, en la salida me encontré con Demian pero lo ignore, noté su preocupación aún así seguí mi rumbo.

No fui a casa, simplemente caminé un rato, no quería estar en el colegio ni en esa casa. Me quedé fuera y camine por el frío bosque.

Me sentía sola, pero debía hacer algo. No podía quedarme de brazos cruzados. De algún modo debía comunicarme con Jason, no le creía capaz de dejarnos, a pesar de que no aparecía por ningún lugar. No lo creía capaz de irse de ese modo de nuestras vidas. Había algo dentro de mi que me lo decía. Debía encontrar la manera de hablarle, pero ahora no podía hacer mucho.

Decidí ya dando la hora, ir a trabajar. Así que después de recoger a Tommy me fui trabajo, pensé que así lograría calmar mi mente y lograr tener nítidas mis ideas.

Antes de entrar al café, me encontré con Demian. Lo mire de reojo y decidí ignorarlo de nuevo. Intente entrar al café, pero Demian me tomó del brazo.

—Kaila no sé que te he hecho, pero estoy preocupado por ti —dijo Demian sin soltar mi brazo.

—Estoy bien Demian, podrías dejar de seguirme. No soy tu problema —respondí en tono cortante.

—No lo eres, pero quiero que lo seas —replicó Demian en tono serio.

—Demian nos conocemos hace unas cuantas semanas, no puedes creer que sabes todo sobre mi. Tú estás aquí por la noticia, me tienes lástima «Pobre Kaila». Esa de seguro es la frase que viaja por tu mente, pero estoy bien, no necesito de tu compasión.

—No vengo por eso. Te conozco hace poco lo sé, pero hay algo, una conexión, algo que me atrae a ti. Dime que tu no lo sientes y estás mintiendo, lo sentimos desde el primer día. Kaila me preocupas —dijo el muchacho tomando mis manos—. Puedes decir lo que quieras, puedes tratar de convencerme que estás bien, pero yo sé que no lo estás. Deja de fingir que puedes con todo, esta bien que seas débil de vez en cuando.

—Yo no puedo ser débil, no tengo el derecho de serlo —respondí soltando de sus manos y simplemente entre a la cafetería.

Demian se quedó un rato, luego se marchó algo decepcionado. Yo por mi parte me intenté alejar de él.

Odiaba tener que admitir que cada una de sus palabras eran ciertas. Yo también había sentido algo, no sé qué era, no tenía idea de como llamarlo, pero había un sentimiento extraño. Sentíamos una conexión casi inmediata. Por esa misma razón es que permanecía alejada. No quería ser dejada atrás de nuevo.

En el colegio muchos chicos se acercaron a hablarme e intentaron entablar una amistad, yo los rechacé. Sabía muy bien que muchos de ellos se acercaban por la nota del periódico, no quería estar cerca de esas personas.

Intenté comunicarme con Jason o Cristal, incluso Mateo pero no obtenía respuesta de ninguno. Estaba desesperada, me comenzaba a sentir frustrada. Me sentía sola. No sabía a quién más pedir ayuda. No podía de dejar de pensar en esa noticia. Mientras más avanzará el tiempo peor sería...Necesitaba encontrar a Jason lo más pronto posible.

Después de unas semanas todo se había normalizado un poco. Incluso Demian se había alejado un poco, ya no intentaba hablarme más. Lo había logrado alejar con éxito o almenos eso creía.

Ese día cuando llegué al trabajo Demian estaba con uniforme.

—¡Hola! —dijo el chico con una sonrisa.

—¿Qué rayos haces aquí? No habías dicho que no aceptaban chicos.

—No lo hacen, me tomó casi toda la semana convencer al jefe — respondió de forma orgullosa.

—Sé que eres capaz de eso, no lo dudo. Tienes el don de convencer a los demás, pero no entiendo para qué vienes a trabajar aquí.

—Ya te lo había dicho antes: uno, necesito el dinero, ya sabes para que. Dos, quiero estar cerca de ti, cuidarte de cerca aunque tu no quieras.

—No necesito que alguien me cuide.

—Eso es lo que tu crees. Kaila esa mirada en tus ojos dicen lo contrario —respondió Demian tocando mi cabello.

—Deja de hacer eso— respondí molesta.

—¿Dejar de tocar tu cabello? —preguntó Demian irónicamente—. Es la primer vez que lo hago, no sabía que te incomodaba ¡Lo siento!

—Sabes que no hablo de eso. Deja de tratarme como si fuera tu responsabilidad. Deja de preocuparte por mí. No entiendo porque insistes tanto, no he hecho nada que te haga pensar que soy tu problema.

—Kaila tu sabes la respuesta a esa pregunta, pero creo que quieres que te responda, lo quieres escuchar ¿no es así? Pues me gustas Kai, por eso no quiero dejarte sola. Hay algo que me dice que me necesitas, que necesitas a alguien. Yo quiero ser ese alguien —el muchacho hizo contacto visual directo, yo lo rompí sin previo aviso.

Demian tenía razón, yo sabía que me respondería aún así lo quería escuchar, pero me daba tanto miedo. Tenía miedo de querer a alguien y que se fuera.

—Demian ¡lo siento! No puedo corresponder a tus sentimientos. Irina está de por medio y no quiero problemas.

—No dije que debías corresponder, sólo quiero que sepas que no estás sola. Puedo ser tu amigo. No debes responder a mis sentimientos, ese es mi problema —dijo Demian con una sonrisa—. Ahora ve y ponte el uniforme.

Estaba sorprendida, por todo lo que me había dicho Demian. Al mismo tiempo estaba confundida. Habían tantos pensamientos dentro de mí cabeza que las palabras de Demian sólo unían a ellos.

Me encontraba muy distraída. Demian me había dicho que no debía corresponder a sus sentimientos, que podíamos ser solo amigos, pero como podría no pensar en ellos.




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