Los pensamientos de una joven

Una eternidad extrañándote

Todo el día pensándote;

Luego te duermes o desapareces,

y mis ánimos se vuelven burjubas

que explotan con el aire.

 

Quizá sea mi destino.

Llorarte con cada ida,

extrañarte incluso en mis sueños.

Y verte en el reflejo de cada espejo.

 

Escribir tu nombre

cada vez que me pierdo

en el recuerdo de tu voz.

Mirar hacia a la luna

para luego sentirme celosa,

porque tal vez la

veas a ella y a mi no.

 

Tirarme en la cama, fingir

estar inerte esperando

que las agujas del reloj

marquen la hora de tu aparición.

Querido amor, no te

vayas sin decir nada,

porque me desvelo la vida en ti.

 

Vuelve, vuelve cada mañana,

cuéntame mil historias hasta

quedar dormida, escribe

mil cartas para leerte.

Pero apacigua mi alma herida.

 

Te lo imploro, no me

dejes aquí de rodillas.

Vuelve...

Porque la dama de hielo

se transforma en

vapor con tu partida.

 

—Para el chico de los dibujos.

 




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