¿Fueron tus labios rosa pastel
los que me hechizaron?
No... Creo que fue algo
más profundo que eso, la
droga consumida fue
gracias a los portales
dimensionales que brillaban
bajos tus cejas negras.
Ahora entiendo el porque
estaba tan enredada, fuiste
el explorador que dedujo
las razones de mi apagada existencia.
Aun así no dejo de debatirme
en aquellos ventanales,
pienso todo el tiempo en la
zona «X» entre el tabique
de tu nariz y pestañas.
¿Por qué fuiste creado de
esa forma? Profundo como
el mar, negro y confunso
como letra de doctor. Sí,
cuando veo la luna entiendo
que eres tan lejano como ella.
Cuando la observo desde
abajo y la veo brillar sé
que esa luz jamás la podré
igualar. Así fuiste, así eres y serás...
La cartera de piel por la
que todas pelean. Y sí,
admito que fuiste «la atlantis»
que todos buscaban en
mi corazón.
Hoy, bajo esta lluvia infernal
te confieso que en efecto,
tu boca, tus ojos, tus manos,
y más allá de tu piel suave,
ese universo que se crea en
ti me convenció de darte mi
corazón, mis pulmones, mis
lágrimas e incluso mis más
íntimos pensamientos.
Por eso regreso al asiento
del bus, para arrebatarte lo
que me robaste semanas atrás,
para llevarte lejos en el vagón
de mi tren y extasiarme una
vez más de tu sonrisa.
—Para el chico del bus.