Sin importar quien estuviera ahi me levante bruscamente de la mesa y con una mano me baje un poco la falda de cuero negra.
- Eres una dama, compórtate como una- dijo mi abuelo al ver mi negativa reacción ante su propuesta, aunque trate de ocultarlo sé que está sorprendido siempre he hecho lo que me ha pedido sin rechistar todo para que se sienta orgulloso de mi pero esto sobrepasa los límites.
- No voy a casarme con el- dije señalando con la cabeza hacia el lugar en el cual se encontraba el chico desconocido, aunque claro muy guapo, alto, simplemente perfecto a primera vista pero no es lo que busco, sencillamente necesito algo más que una cara bonita.
- Compórtate Gabriella- dijo mi madre intentando no explotar y armar un show, aunque no seria raro si es su especialidad, la de mi abuelo es controlarlo todo y borrar todo lo que arruine su nombre o se interponga en su camino y por último mi padre que se deja manipular por ese par con tal de seguir teniendo una vida de lujos y vivir como un holgazán sin importar las humillaciones.
- Abuelo- lo mire retadoramente- Soy una dama y lo sabes perfectamente, entonces tu y todos los demás que están aquí presentes deberían tratarme como tal- mi mirada se dirigió a la mujer que me dio la vida, la cual estaba sentada al lado del abuelo- Mama no me hagas enojar si no quieres que sea tu más grande dolor de cabeza y hablo enserio, ahora señoras y señores Buon Appetito.
Era el centro de atención en ese momento lo sabía muy bien pero sin importar que debía salir de ahí por mi bien antes de cometer alguna tontería, digamos que bajo presión no pienso bien. Primero actúo y luego lo pienso dos veces.
- Regresa en este preciso momento o voy a desheredarte- escuche los gritos de mi abuelo. ¿Desheredarme? ¿A mi?
- Quiero que lo intentes, abuelo- dije burlonamente, sus amenazas conmigo a estas alturas son en vano después de perderle el miedo lo único que tengo por él es respeto, solo es como un niño incomprendido y mimado; si le das lo que quiere te deja en paz. Salí de la habitación VIP en el 5° piso del Restaurante "L'angolo delle delizie" que a pesar de no tener mucha clientela o las Cinco estrellas es de los favoritos del abuelo y más cuando quiere hacer cosas ilegales y pasar desapercibido.
Al subir al elevador lo hizo conmigo Antonietta, la dueña de este lugar; una viejita de alrededor de 85 años, con su cabello blanco recogido en dos trenzas que le caen por los hombros, sus manos, brazos y cara llenos de arrugas, párpados algo caídos, y no ha dormido bien estos días tiene ojeras.
- ¿Que te mantiene despierta?- le pregunté cálidamente pues siempre me ha tratado muy bien, quizás porque le nace o porque somos clientes habituales.
No lo se pero venir aquí me hace sentir como si fuera mi hogar de todas formas es mejor el trato aquí que en la mansión del abuelo donde solo se escucha de negocios, inversiones y pérdidas, peleas, etc pero nunca un ¿Qué tal todo? de manera sincera o interesada por saber realmente que pasa o muestras de cariño como un simple "Te Quiero"
- El restaurante señorita, está teniendo problemas- soltó un bostezo y luego un largo suspiro- Está pasando por una crisis, ya estoy muy vieja y no puedo con toda la carga, el personal es muy poco al igual que la clientela, quizás deba cerrarlo o pedir un préstamo.
En ese instante las puertas del elevador se abrieron en el primer piso y Antonietta salió, presione el número del Estacionamiento Subterráneo y al llegar me dirigí al lugar donde había dejado mi auto, un Lamborghini Negro el último regalo que me hicieron mis abuelos paternos con los ahorros de toda su vejez por lo que lo convierte en mi favorito.
Me subí en el auto buscando mi teléfono personal para llamar o escribirle a Stefan mi mejor amigo y asistente personal pues así es hasta más fácil pasar tiempo con el, además de no guardarle ningún secreto. Presionó su número y luego llamar; al segundo vibrato contesta.
Sttefan: Hola Gabby
Yo: Ocupado?
Sttefan: Voy para tu casa a recoger unos papeles que necesito urgente mañana a primera hora para cerrar un negocio importante.
La verdad deje de escuchar bien lo que decía cuando dijo la palabra "mañana".
Yo: Te veo en el bar
Sttefan: Tengo que..
Yo: Y yo necesito a mi amigo hoy
Sttefan: Bien, nos vemos ahí
Antes de poder encender el auto me fijo el la figura que ahí frente a mi.... El chico con el que mi abuelo quiere que me case esta parado frente a mi auto impidiendo que pueda seguir avanzando con su traje negro, perfectamente planchado... Alessandro Giordano, sería como el príncipe de cuento de hadas para cualquier muchachita ingenua, el chico ideal pero no para mi, o al menos no por ahora cuando no tengo pensado conseguir uno, ni mantener una relacion estable tengo metas fijas que planeo cumplir.
- ¿Porque no aceptaste casarte conmigo?- preguntó mientras metia sus manos a los bolsillos de su pantalón, para él esto parece significar algo más que solo un matrimonio por conveniencia el nerviosismo era evidente o lo suficiente para que yo no lo pasase desapercibido.
Y yo quería seguir derecho y llegar al bar pero no el niñato este tenia que interrumpir mis planes, bajo de mi auto y planto muy cerca de el.
- No me gustas- susurre cerca de su boca, retrocedió dos veces hasta quedar alejado dándome una vista de todo su cuerpo lo escanie de arriba a abajo una y otra vez, y note que eso no le gustaba tal vez solo aumentaba su nerviosismo- Nada en ti me gusta, solo eres un buen niño nacido en la familia equivocada- me encogí de hombros.
- El matrimonio te conviene tanto a mi como a ti- lo mire fijamente esperando que continuara con su absurdo pensamiento- Tu abuelo y mis padres quieren que nos casemos y si lo hacemos tendremos el control de todo, no es lo que quiero pero tu si.
#23872 en Novela romántica
#4033 en Chick lit
#4829 en Joven Adulto
amor unilateral, mafia italiana empresarios familia, rivalidad entre familias
Editado: 26.08.2021