Los Ricci

15. Egoísta y violenta

POV RAVEN

Me aplico un poco de máscara en las pestañas y ya estoy lista para ir al Instituto. Me costó mucho hacer que mis ojos se deshincharan luego de haber llorado prácticamente toda la mañana a causa del altercado en el desayuno.

Después de que cerré la puerta de mi habitación mi madre vino junto a Aria y la obligó a disculparse. Aunque se le notó en el rostro que no lo sentía en lo absoluto.

—¡Cariño, ya nos vamos! —Me avisa mi madre desde la primera planta.

La moto está en el taller por chequeos rutinarios así que mi madre nos llevará a Aria y a mí al colegio. Mi Instituto está más cerca que el de mi hermana, razón por la cual me debe dejar un poco más temprano allí para llegar a tiempo al de Aria.

Bajo a la primera planta y ahí se encuentran. Mi hermana ni siquiera me mira y eso escuece dentro de mí. No me gusta estar peleada con ella.

Salimos afuera y me acerco a la camioneta de mamá aparcada en la calle. Me trepo en los asientos traseros mientras Aria ocupa el del copiloto. El motor ruge cuando es encendido y así arranca el recorrido hasta el Instituto Rosemary.

Luego de quince minutos mi madre aparca fuera del Instituto, bastante cerca de la entrada de este.

—Adiós mamá, adiós Aria —saludo a pesar de que sé que Aria no va a responderme.

—Ve cariño, ten un buen día. Yo me quedaré para cerciorarme de que entres sana y salva —bromea mi madre, pero sé que es verdad.

Es muy sobreprotectora cuando quiere.

Yo le dedico una sonrisa de labios cerrados y me bajo.

Camino a paso tranquilo hacia la entrada que se encuentra a unos cinco metros de donde estoy. Me concentro en la acción de desenredar mis auriculares para escuchar música durante los minutos libres antes de que llegue el profesor de economía, cuando una chica se cruza en mi camino. Detrás de ella hay dos más que solo he visto alguna que otra vez por los pasillos del colegio.

—¿Necesitan algo? —Les pregunto.

Parecen amables.

La bonita chica rubia que me saca media cabeza se acerca a mí unos cuantos pasos y me repasa despectivamente de pies a cabeza.

Luego sonríe de lado y mira fugazmente a sus dos amigas a sus espaldas.

—Así que, ¿tú eres la zorra de Rave? Nada impresionante. Me esperaba algo más... —suelta en tono burlón.

Yo la miro sorprendida por su repentino ataque.

Su amiga morena detrás de ella bufa sonoramente: —Se cansará pronto de alguien tan insípida como ella. Tranquila, Megan. Esta no te llega ni a los talones.

Yo frunzo el ceño algo confundida y molesta.

—N-no soy la zorra de nadie. Y-y no pretendo parecerme a nadie. —Intento defenderme pero ante los nervios mi tartamudeo se hace presente.

—¿N-no eres la zorra de nadie? —imita mi tartamudeo y yo me siento estúpida por no poder defenderme como debería.

La rubia que ahora sé se llama Megan, da un paso más hacia mí y toma los auriculares que estaban todavía en mis manos, los lanza con fuerza al suelo para luego pisarlos.

Yo retrocedo un paso.

—¡Te conviene alejarte de Rave, zorra! No querrás vertelas conmigo —amenaza muy cerca de mi rostro. Yo permanezco muda debido al gran nudo en la boca del estómago.

Retrocedo otro paso dispuesta a marcharme pero alguien no parece tener los mismos planes...

—¡Zorra tu madre! —grita alguien a mis espaldas y en solo segundos la rubia frente a mí es empujada bruscamente lejos de mí. Sus zapatos altos le fallan y cae estrepitosamente al suelo.

Yo miro con los ojos muy abiertos a Aria a mi lado. Está hecha una furia.

Las dos amigas de la chica la levantan rápidamente del piso y se acercan hacia nosotras con el semblante contorsionado por la rabia. Yo me encojo sobre mi lugar.

—¡Escúchame maldita perra, no sé quien rayos eres y tampoco me importa, pero no vuelvas a tocarme en tu put...

El ruido del cachetazo que le propina Aria en la mejilla resuena por todo el lugar. Algunos voltean sin disimulo para mirar la escena que se desarrolla aquí.

Yo tengo la boca muy abierta. No sé que carajos hacer, no puedo reaccionar.

—Vuelves a acercarte a mi hermana y te irá peor. Créeme, no quieres conocerme, hija de puta —espeta Aria en un tono mortal que me hizo estremecer hasta a mí.

La mejilla de la rubia está colorada y tiene la mano de Aria marcada justo donde la golpeó. Yo quedo todavía más estupefacta al ver la marca escandalosa en su rostro.

Esta vez sí se van. Se van tan rápido como sus tacones se lo permiten. Yo miro a mi hermana, todavía atónita.

Ella deja de lanzar dagas con la mirada en dirección a las tres chicas que se marchan y me mira, su semblante pasa del enojo al fastidio y entorna los ojos.

—Además de egoísta, soy violenta. Anótalo en tu diario íntimo, hermanita —ironiza dramáticamente.

Yo le sonrío y ella me mira confundida.

No tardo en acortar la distancia entre nosotras y abrazarla.

—Gracias —musito tímida.

Ella es la primera en separarse cuando oímos a mamá acercarse hasta donde nos encontramos.

La regaña por haber golpeado a esa chica y asegura que luego de dejarla en su Instituto volverá al mío para hablar con el director sobre esas chicas que me molestaron.

Emprendo mi camino nuevamente con una sonrisa en el rostro y oígo a mis espaldas como mamá sigue regañando a Aria por su comportamiento "inapropiado".

Volteo a ver mis auriculares hechos trizas en el suelo unos cuantos metros más allá y hago una mueca. Bueno, al menos no fue mi celular el que pisoteó.

¿Qué le habrá picado a esa chica?

Ya me quedé sin mi grupo de amigos por juntarme con los hermanos Ricci, ¿y ahora esto? ¿Qué más me toca después? ¿Qué mis padres me echen de la casa?

No seas dramática, Raven.

Casi que puedo oír a Aria regañándome en mi mente.

Las clases se me hacen más eternas sin la compañía de Jess. Ella no ha venido hoy al Instituto debido a un fuerte resfriado. No quise molestarla contándole por mensaje lo ocurrido hoy antes de entrar al Instituto así que lo haré al final de la jornada escolar de hoy, cuando mamá me lleve a su casa para la pijamada que habíamos programado.




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