POV RAVEN
Al día siguiente despierto con el traqueteo en mis tímpanos —y en mi cerebro—, a causa de la música ruidosa de Aria. Frustrada, me tapo las orejas con mi almohada, intentando conciliar el sueño nuevamente. Pero me es imposible. Y todavía más cuando comienzo a oír a mi hermana cantar a todo pulmón, imitando la voz rasgada del cantante.
—¡¿Puedes bajarle el volumen? Intento dormir!
La única respuesta que recibo es Aria subiendo todavía más el volumen.
Perra.
No me queda de otra que levantarme. Me incorporo sobre la cama, quedando sentada, froto mis ojos con pereza y destapo mi cuerpo para levantarme e ir al baño. Hago mis necesidades y luego me meto a la ducha.
Mientras permanezco bajo el chorro del agua el recuerdo de sus feroces ojos viene a mí. El momento justo cuando —hace dos noches—, se quitó la sudadera, dándome una vista privilegiada de todo su torso desnudo. Sus brazos y parte de su pectoral izquierdo tatuados. La forma seductora al hablarme cuando estamos a solas, su colonia embriagante y varonil que me trae loca.
Dios. Ese chico va a matarme.
El deseo que que siento por Rave va a terminar consumiéndome por completo.
Casi por inercia llevo mi mano a mi vientre, y de allí bajo hasta que mis dedos fríos hacen contacto con mi núcleo. Un pequeño jadeo se me escapa cuando presiono el punto palpitante.
Mi mente sigue trayéndome escenarios que incluyen a Rave desnudo, fantasías sobre como sería tenerlo en mi cama. Encima de mí.
—Ah. —Ahogo un gemido mientras sigo con mi labor.
Como se sentiría su piel cálida sobre la mía... sus manos callosas recorriendo cada centímetro de mi cuerpo... lo bien que sabría volver a probar sus labios con aliento a cigarrillo y menta.
Tengo que sostenerme de los azulejos del baño cuando los fuertes espasmos me sacuden, una vez llego al clímax.
¿Qué mierda acabo de hacer? ¿En serio acabo de masturbarme pensando en él?
Carajo, ¿cómo le voy a ver a la cara ahora?
Termino de bañarme, todavía abochornada, y salgo envuelta en una toalla de ahí. Busco una playera holgada, unos leggins estilo Moon, y me visto.
La música de Aria sigue retumbando en las paredes, señal de que mis padres están en sus trabajos.
Tomo mi celular cuando este suena anunciando un nuevo mensaje y lo desbloqueo:
Es de Ryan.
"Buenos días, preciosa. ¿Estás libre ahora? Necesito un favor y es bastante urgente".
Frunzo el ceño, preguntándome que será, pero no dudo en contestar.
"Buen día Ryan. Sí, estoy libre. Todavía falta para entrar al Instituto así que dime, ¿qué necesitas?"
Y presiono enviar mientras salgo de mi habitación y me dirijo a la de Aria, para ponerle fín a la tortura de mis pobres oídos.
Entro sin tocar y me arrepiento en el instante en el que veo a mi hermana frente a su escritorio, tocándose ahí, mientras mira porno.
¿Qué mierda?
Ella minimiza la ventana del vídeo mientras retira la mano de su entrepierna y se gira hacia mí sin ningún ápice de vergüenza.
Quién pudiera tener tanto descaro.
Que envidia.
—¿No te alcanza con Rodrigo? —Ladeo la cabeza, curiosa.
Aria encoge un hombro con desinterés.
—¿No te enseñaron que se toca la puerta antes de entrar?
—Tu maldita música me ha despertado, Aria —reprocho en respuesta.
Mi hermana sonríe de medio lado y presiona el control de su equipo de música, pausando por fín, esa música horrenda.
—No te hará mal levantarte más temprano.
Vuelco los ojos y voy hacia la ventana para abrirla, el olor a marihuana y cigarro ya se hace insoportable. Oígo como Aria se levanta y entra a su baño.
Luego de eso bajamos a desayunar. Aria está sentada en su lugar habitual de todas las mañanas, con la vista pegada a su teléfono, mientras yo nos preparo el desayuno.
Estoy haciendo los waffles cuando noto por el rabillo del ojo como Aria se me queda mirando fijo. Giro mi cabeza y hago lo mismo, no entendiendo nada. Mi hermana repiquetea un dedo sobre la barra americana, algo que hace cuando está nerviosa, esperen... ¿Por qué está nerviosa?
—Raven... —llama, cuando yo me devuelvo hacia la wafflera.
—¿Sí? —cuestiono, concentrada en mi labor.
—Yo... —Detengo lo que estaba haciendo para mirarla de lleno. Aria titubeando es algo que pocas veces se ve—. Yo lamento lo de ese día. En serio lo lamento.
Frunzo el ceño.
¿Qué día?
—¿Qué día, Zoe? —Hace una mueca cuando la llamo por su primer nombre, pero no dice nada.
—El día que te drogaron. Lamento no haberte cuidado del idiota que lo hizo. Yo... también lamento haberte dejado con Rave luego de eso. —Me quedo helada ante la perspectiva de ella disculpándose.
—No importa. Te disculpo. —Me giro nuevamente hacia la wafflera.
—No, sí importa. Tú volviste a buscarme y por mi culpa te llevaron a la comisaría. —Vuelvo a mirarla pero ella ahora mantiene la vista en su regazo.
—Eres mi hermanita, Aria. Siempre lo serás, no importa que pase —admito y ella levanta la cabeza para clavar sus ojos avellanas en mí. Estos están aguados.
—Gracias. Yo-yo en serio lo lamento, Raven.
El corazón se me hace chiquito dentro del pecho al verla llorar. Dejo a un lado el desayuno y me adelanto para abrazarla.
—Sé que lo sientes. Ya no importa, en verdad.
—Lamento ser una perra contigo. Perdóname. —No evito reír por como se llamó.
La separo y tomo su rostro entre mis manos.
—Te perdono. —Seco con mis pulgares sus lágrimas y ella me da una sonrisa sincera.
—Gracias, mojigata. —Vuelve a abrazarme y le correspondo el gesto.
(***)
Estoy esperando mi turno en la sala de espera de la administración del hospital, mientras Shawn Mendes suena en los cascos de mis auriculares. Al final, el favor que Ryan necesitaba era que busque unos documentos que su madre olvidó al hacer unos trámites del seguro social. Todos los demás estaban ocupados como para hacerlo y sus padres estaban trabajando. Carla tampoco podía así que solo le quedó la opción de pedírmelo a mí.