Los Ricci

37. No me jodas

POV RAVEN

—¡Oh, hola, Becka! ¿Qué tal la vida universitaria? —Me acerco a saludar a la hermana de Jess una vez mi mejor amiga baja de su auto.

—Bien, salúdala a ella antes que a tu mejor amiga —reclama Jess.

Las dos la ignoramos riendo.

La verdad es que su hermana es una chica genial, la conozco desde que tengo 5 años y siempre ha sido muy buena conmigo.

—Muy demandante, siendo sincera —resopla la rubia—. Pero lo llevo bien, los profesores son muy dedicados a su trabajo así que no es difícil aprender los contenidos.

—Que bueno, me alegra saberlo —admito, con una suave sonrisa.

Jess se acerca hasta a mí y me abraza por detrás, yo mantengo mis antebrazos apoyados en la ventanilla del coche.

—Si quieren las paso a buscar en la tarde y vamos al centro a por unos helados. —Jess y yo la miramos divertidas—. ¡Bien! A por unas cervezas, no me miren así.

Las dos soltamos una risita.

—¡Nos vemos, Becka! —Me despido con la mano, mientras me alejo para entrar al Instituto.

En el camino me cruzo con Rave y Jess se adelanta al salón para darnos privacidad.

Abro mi casillero con tal de estar ocupada en algo y no mirarlo, aunque solo estoy moviendo los libros de aquí allá sin objetivo alguno. Claro, hasta que Rave cierra la puertecilla de este, haciendo que quite mis manos con rapidez para que no sean aplastadas.

—¡Pudiste haberme encerrado una muñeca! —reprocho, exaltada y nerviosa en partes iguales—. O un dedo —agrego, mirándolo.

Él solo enarca una ceja, incrédulo.

—¿Por qué estás evitándome?

—No estoy evitándote. —Sí estaba evitándolo.

—¿Ah no?

—¿Ahora ya no es "¿ah sí?"? —inquiero, burlona, intentando desviar el tema.

—Desde hace dos días, luego de prácticamente haberme echado de tu habitación y hacerme caer por la ventana. —Desvío la mirada, sintiéndome culpable por el golpe que se dio al caer por mi ventana—, me has estado evitando. ¿Por qué?

—He estado ocupada con los familiares que vinieron de visita —miento. Él alza ambas.

Hoy lleva su habitual chaqueta de cuero junto a una bufanda de lana color gris, para protegerse del frío que trae el cambio de estación.

Suelto un suspiro pesarozo mientras afianzo las tiras de mi mochila y me volteo para dirigirme a mi salón.

¿Cómo le explico que no he querido verlo solo para que la perra de mi prima no le conozca, y así no me lo quite?

¿Cómo voy a admitir un comportamiento tan infantil?

—¿Es en serio? —Rave sigue mis pasos de cerca—. ¡Ah, ya sé lo que haces!

Freno mi caminar para observarlo con los ojos entrecerrados.

»Es una venganza por lo de Nastia, ¿no?

Enarco una ceja, reprimiendo la risa.

—Me ofende que creas que puedo llegar a hacer algo tan inmaduro como eso —contesto con el ceño fruncido.

—Pues no le encuentro otra explicación a tu comportamiento. —Extiende sus brazos a los lados.

Qué dramático, pienso.

Mira quien habla.

Y tú cállate.

—No puedo decirte, Rave —murmuro.

Nunca aprenderás a cerrar la boca, ¿cierto?

—Bien —bufa, y se vuelve por el pasillo en dirección contraria a la mía.

Yo solo me quedo observando como desaparece por la puerta de entrada.

En vez de irme al aula me adentro en el baño de mujeres, me echo algo de agua en el rostro para espabilar y me quedo mirando mi reflejo en este una vez me lo seco.

Mierda, tengo que decirle la verdad sobre Jenna. Sino lo perderé de igual manera y no por culpa de un tercero.

Salgo del baño a paso apresurado y me choco con Nastia que justo estaba entrando.

—¿Por qué diablos no te fijas por donde caminas? —Me toma del brazo cuando quiero seguir mi trayecto.

—No me jodas, no estoy de humor. —Me zafo de su agarre con brusquedad y le echo una mirada furibunda antes de seguir mi camino.

Llego afuera y lo busco por todos los sitios que conforman el lugar, pero no lo encuentro.

¡Mierda!

Decido que luego le llamaré, ya estoy llegando 20' tarde a mi clase.

Entro al aula sin tocar y me siento en el asiento libre que me dejó Jessica a su lado, esta me mira con el entrecejo levemente fruncido, en busca de una explicación.

Nunca llego tarde a clases.

—Solo por ser la primera vez, no la mandaré a detención, señorita Fox. —Me reprende duramente el profesor.

Yo asiento, seria. 


 

...




 


—Tres vasos de cerveza artesanal, por favor. —El mesero asiente con una sonrisa y apunta en su libreta—. ¡Oh! Y maní cervecero también.

Becka sigue haciendo nuestro pedido mientras yo saco mi celular para chequear si Rave a respondido alguna de mis llamadas, pero... No lo ha hecho.

—¿No le dijiste el motivo? —Me susurra Jess, acercando su silla a la mía.

—No. —Tuerzo el gesto.

—Eres una idiota, Ri —reprende.

—Lo sé —acepto.

—¿Por qué es una idiota? Cuenten, cuenten. —Becka une sus manos por sobre la mesa y se inclina en nuestra dirección.

Lo dudo un momento pero al final dejo que Jess le cuente toda la situación.

—Mhm, no recuerdo conocer a tu prima de ningún lado —sopesa la hermana de Jess, con aire pensativo.

—Es que casi no nos visita luego de lo que pasó. —Me refiero al asunto de Iván, claramente obvié la otra parte de la historia que incluye a Aria, eso es algo más privado.

—Entiendo —responde ella, asintiendo—. Y también entiendo que es una maldita traidora, ¿cómo va a hacer eso?

—Es una larga historia —murmuro, echándole una mirada rápida a mi mejor amiga—. Mi prima me culpa por algo que le ocurrió a la que era su mejor amiga y desde ahí no ha parado de hacerme la vida imposible cada vez que tiene oportunidad.

Becka asiente, comprensiva.

—Y bien... ¿Qué harás con tu galán?  —pregunta con interés.

Suspiro.

—Yo... No sé, supongo que tendré que contarle todo. Y darle alguna explicación del porqué lo he estado evitando —medito.




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