POV RAVEN:
—¿Es una broma? ¿Cómo que ya lo habías?
—Rodrigo me lo contó.
—¿Y pensabas contármelo algún día? —inquiero en tono de reclamo.
—Lo que tú hagas con el italiano ese no es mi problema, Raven.
—¡Soy tu hermana! —espeto, con el rostro caliente por la rabia—. Debías decirme con qué clase de persona estaba saliendo, Aria.
—Es su secreto, Raven. Yo no decido sobre la vida de las personas, ¿ok? —Aria se levanta cabreada de su asiento y empieza a caminar por toda la habitación—. Si él no te lo dijo en un principio, habrá sido por algo.
—Sí, claramente para mentirme.
—No, Raven, para no perderte.
Sus palabras logran parar de un tirón el hilo revoltoso de mis pensamientos, me hacen callar la verborrea que estaba por lanzar, y me dejan pensando.
—¿Ves? Si solo te detuvieras un segundo a dejar de juzgar a las personas, entenderías aunque sea un poco las razones detrás de sus acciones —recrimina con el rostro serio—. Rave te quiere, él está enamorado de ti. Y también me contaste que te alejó solo para protegerte.
—¿Por qué te pones de su lado? —pregunto , a la defensiva, porque no quiero aceptar que tal vez tenga razón.
—No me pongo de su lado, solo entiendo sus razones.
—Eso ya no importa, terminó todo ayer por la noche.
—¿Te botó de nuevo?
—No, yo lo hice —digo y Aria me mira entre perpleja y acusadora—. ¿Qué? Yo no puedo estar con alguien que hace esas cosas —me defiendo.
—Me dijiste que lo amas hace tal solo unos días atrás, ¿que no era el amor el que sobrepasaba cualquier barrera y toda esa mierda cursi? —pregunta agitando su mano con desdén.
—Aria, hasta el amor más profundo tiene que tener un límite.
—¿Pero por qué lo satanizas tanto? Por Dios, son solo drogas, él te ama, el que venda drogas no le hace una mala persona —contesta.
—No, lo hace un delincuente.
—¿Y qué con eso?
—¿Cómo que y qué con eso? Está mal, podría ir preso..., debería estar preso —digo lo último en un hilo de voz, Dios, ¿en serio acabo de decir eso?
—¿Entonces qué esperas para delatarlo, uhm? ¿Qué esperas para hablar con la policía? —trago grueso—. ¿Qué esperas para traicionar la confianza que puso en ti?
—Yo-yo nunca le haría eso, Aria.
—Pues hasta hace segundos parecías muy convencida de que Rave debería estar tras las rejas, y lo correcto sería justo eso. Entonces dime, ¿a qué mierda estás esperando? ¿Por qué ya no lo hiciste, Raven?
—¡Porque lo amo! —exploto al mismo tiempo que dejo de retener las lágrimas en mis ojos—. Yo lo amo —seco con la manga de mi sudadera mis mejillas y me levanto dispuesta a encerrarme en el baño a llorar, como tantas otras veces en estos últimos dos días.
—¿Entonces por qué no estás con él? —Mi hermana me sigue hasta el baño, pero cuando noto que tiene la intención de entrar al mismo le cierro la puerta en la cara y me dejo caer al suelo frio de este, mi espalda queda apoyada contra la puerta en el proceso.
—Porque no es correcto —respondo con el rostro cubierto por mis palmas.
—¿No estás cansada de hacer lo correcto? ¿Cansada de no vivir de verdad? ¿De privarte de las cosas que realmente quieres hacer solo por pensar en los demás? —Puedo oír que susurra, y por la procedencia de su voz deduzco que ella también se ha sentado en el suelo y se ha recargado en el otro lado de la puerta.
—Te-tengo miedo de que la vieja Raven vuelva —sollozo—. Tengo miedo de que él saque mi peor parte.
—Ella no volverá, lo prometo —susurra con un tono suave que nunca le había oído—. Y con respecto a Rave y su mundo, este no tiene por qué contaminarte si tú no lo permites.
—Tengo miedo —admito, a pesar de que ya lo sabe.
—Pues el día que dejes de tenerlo comenzarás a vivir.
***
—¡El baile es mañana! —chilla Jess emocionada.
La observo con aburrimiento.
Si hace unos días no me hacía ilusión asistir al baile de graduación, hoy estoy deseando que me arrolle un coche para no tener que ir.
—¡Más animo, mujer!
—Pides demasiado. —Una sonrisa perezosa se extiende por mi rostro—. ¿Reservaste los boletos?
—Sip, reservé para tus padres, para Aria, para nosotras dos y para mi madre —enumera sonriente.
—¿Y Becka?
—Ella-ella no podrá venir —su sonrisa flaquea al decirlo—. Pero no importa, ¿sabes? Sé que ella tiene una vida propia y que la Universidad es complicada. Incluso nosotras la entenderemos cuando comencemos en la Uni.
—Jess...
—¿Sí?
—No finjas. Está bien si te sientes triste porque ella no va a estar.
—No estoy triste, es solo que quería que estuviera ahí mañana —dice cabizbaja.
—Lamento mucho que no vaya a estar. —Alargo la mano y le doy un leve apretón en el brazo.
—Olvídalo, Ri. No te sientas mal por mí. —Me da una sonrisa poco convincente.
—Eso es imposible, lo sabes. Después de todo, eres mi alma gemela —bromeo.
—Creí que Rave era tu alma gemela.
—Bien, ya arruinaste el momento —finjo indignación—. ¡Lo arruinaste!
—¡Ay, no seas tan dramática! Ven aquí. —Acorta la distancia que nos separa y comienza a dejar besos por todo mi rostro mientras intento zafarme y ella ríe como loca.
Pasamos toda la tarde hablando sobre los preparativos de mañana, los vestidos, nuestros peinados, el maquillaje.
Estuvimos junto a mi madre organizando hasta el último detalle mientras Aria engullía una papa tras otra y solo paraba para soltar un chiste burlón el cual solo le hacía gracia a mi mejor amiga.
Cuando se hizo la noche le pedí a Jess que se quedara a dormir en mi casa. No quería estar sola y tener que hundirme en mi misería justo un día antes del gran día. Ojos hinchados y pronunciadas ojeras no quedan bien con ningún maquillaje.
Eran las 2am cuando todavía seguía dando vueltas en mi cama, acompañada por los ronquidos de Jess a mi lado y una que otra patada accidental.