Capítulo 8

Capítulo 8: El trabajo de un sicario es "pan comido".

Los disparos no se hacen esperar por nuestra parte y en un santiamén hemos acabado con todos los guardias de la entrada del cerramiento, alertando a los que se encuentran en la puerta principal del palacio.

—¡Ya! —grita papá y entonces los gemelos derriban la enorme puerta, siendo los primeros en ingresar al patio delantero, papá y yo vamos detrás de ellos mientras Alhena nos cubre la espalda.

De inmediato hay un intercambio de disparos entre los guardias y nosotros, mientras nos vamos acercando a la puerta principal. Varios de ellos caen inertes en el suelo, pues nuestros disparos son más certeros, Deneb se descuida intentando recargar su arma y entonces tomo su posición, escucho como papá me reprende pero no me importa, siento que sus vidas son mi responsabilidad.

Cuando estamos los suficientemente cerca, los tres guardias que quedan, se despojan de sus armas y se ven dispuestos a combatir cuerpo a cuerpo.

Los gemelos no dudan en tomar postura de ataque y se ubican espalda contra espalda, uno de los guardias intenta golpear a Deneb en el rostro y este atrapa su brazo en el aire, dándole un rodillazo en el estómago que lo deja fuera de juego durante unos segundos, saca un cuchillo y lo entierra en uno de sus ojos, provocándole un alarido de dolor. Deimos esquiva un puñetazo que va directo hacia su rostro y barre el piso con su pierna izquierda, haciendo caer al guardia de espaldas.

El tercero ni siquiera lo intenta y sale corriendo hacia el lado derecho, no llega muy lejos pues el balazo que Alhena le propina en la cabeza irrumpe su huida.

—No tardaremos —les dice papá tomándome del brazo, abre la puerta del palacio y nos encierra en este.

Quedo un tanto anonadada con la estructura que se cierne ante nosotros, las paredes son una combinación de colores cálidos y casi todas las columnas tienen filos de oro, el cielorraso se adorna con unos enormes candelabros que dan la sensación de que caerán por lo enormes que son. De las paredes cuelgan cuadros de personajes que han sido importantes para la historia del Reino Unido y algunas obras de arte reconocidas.

—¡Tras ellos! —gritan un grupo de guardias que vienen hacia nosotros, papá me hala de brazo para empezar a correr hacia la derecha. Nuestro único objetivo es llegar al ascensor.

Alistamos nuestras armas y giramos en nuestro propio eje, empezamos a repartir balazos sin piedad alguna mientras vamos caminando de espaldas, ellos no tardan en sacar sus armas y ser un tanto recíprocos pero somos más veloces, en lo que tardan en alistar sus armas ya hemos acabado con tres de ellos.

Llegamos al ascensor y aprieto el botón de subida repetidas veces, Darcy sigue disparando hasta que este se abre e ingresamos de inmediato. Nos pegamos a los costados del ascensor para evitar las balas y presiono el botón del último piso, que es donde se encuentra Nikolay. Puedo respirar con normalidad cuando las puertas se cierran por completo y el aparato comienza a subir, de pronto empiezo a sentir un dolor extenderse por mi brazo y encuentro a papá observando fijamente la zona.

—Aly... —musita y cuando veo de qué se trata, no me altero, simplemente hago presión en la herida con la otra mano.

Una bala me ha rozado el brazo y la adrenalina era tanta, que ni me había dado cuenta.

—No pasa nada —aseguro, el dolor es soportable. Puedo ver la preocupación en el rostro de papá porque está saliendo mucha sangre, pero estoy segura que no es algo por lo que alarmarse.

—Bien, de seguro habrán un montón de guardias esperándonos —dice mientras saca una de las bombas—, esto nos servirá.

Asiento y cuando estamos a punto de llegar al último piso, me pide que me coloque detrás de él. El ascensor se detiene, la puerta se abre apenas y papá le quita el seguro al explosivo, lanzándolo hacia el pasillo frente a nosotros. Nos recibe una lluvia de balas pero segundos después podemos apreciar la gran bola de fuego que se carga la vida de algunos guardias.

Salimos del ascensor con las armas en alto y no dudamos en disparar a todo lo que se mueva, el dolor en mi brazo ha quedado en segundo plano. Puedo sentir la euforia recorrerme entera, nada me puede hacer feliz tanto como esto, es para lo que nací y por lo que voy a morir.

Conforme vamos avanzando, acabamos con todo aquel que se cruza en nuestro camino y entonces visualizo la habitación del ruso.

—¡Cúbreme! —le grito a papá en medio de la balacera para que me escuche y asiente hacia mí mientras no deja de disparar a los guardias que parecen reproducirse como cucarachas.

Derribo la puerta de una sola patada y me encuentro con uno de sus guardaespaldas, el tipo levanta su arma dispuesto a dispararme pero soy más rápida y apunto a su pecho dando un tiro certero, que lo hace caer a un costado.

Ingreso por completo a la suite y me encuentro a Nikolay, de pie, junto a su cama mientras niega frenéticamente con la cabeza. Las luces están apagadas, pero el brillo de la luna que se filtra por la ventana me permite ver su rostro y vaya que el tipo está llorando.

—Por favor no, no me mate —suplica en medio de una sollozo y el solo escucharlo me hace sonreír con malicia.

—Dame una buena razón para no hacerlo —juego un poco mientras me voy acercando y él retrocede.

—Tengo familia... —se calla en cuanto suelto una carcajada seca.

—Yo también —apunto hacia su pierna izquierda y disparo, suelta un alarido de dolor mientras se apoya en su pierna sana.

A paso rápido me coloco detrás de él, saco una de mis navajas y abro su cuello de un corte rápido y limpio. Lo suelto haciendo que caiga hacia adelante y el trabajo está hecho.

—¡Necesito ayuda! —escucho a papá gritar y corro fuera de la habitación para empezar a soltar una tanda de disparos hacia los guardias, hay más que antes y noto que están llegando por la escalera de emergencia.