Continuación capitulo 14

Me fui a mi habitación quería estar sola, no sentía miedo más bien sentía furia, enojo y molestia, aunque en cualquier momento podía tener miedo de nuevo. Me acosté en mi cama, y me puse a pensar en todo lo del día, ¿Por qué veo visiones de personas morirse? No lo entendía. Estaba tan cansada que quede dormida. Sentí que alguien estaba a mi lado, me gire en vista de quien podría ser, y era Stefan.

--Lo siento, no quería despertarte, pero es que estaba preocupado— y lo entiendo pues si que se le notaba, sonreí y apoye mi cabeza en su pecho.

--Tranquilo, no pasa nada gracias por venir, quédate a dormir conmigo— podía escuchar sus latidos, y un suspiro.

--Si, acá me quedo—me abrazo, algo dentro de mi me decía que le contara lo que me estaba pasando, pero otra me decía que debía averiguar primero muy bien antes de decirle. Y así nos quedamos hasta que quede dormida de nuevo.

STEFAN

*hermano ¿Cómo esta Aranza?*- alexter preguntándome por nuestro link.

*-Esta más calmada, me quedare a dormir con ella, me lo pidió-*. Le respondí.

*Mmm, eso te dijo, está bien que descanses*- por su respuesta, estaba celoso, la conexión con mi hermana lo puso más posesivo, aunque no lo entiendo porque encontró a su luna. Y por lo visto Lorena se quedara a dormir en la mansión, escucho el latido de ella en la habitación de alexter.

Decidí a dormir, pues ya después me encargaría de averiguar todo lo extraño que pasa con alexter y Aranza. La curiosidad me mata, aunque tenía que probar la actitud de alexter hacia Aranza, ya me indico que sentía celos, aunque no lo dijera su respuesta lo expresa. ¿Será que pueden existir mates de la misma sangre? De pensarlo suena muy loco. ¡Si definitivamente loco!

¡Ay Caray! Esa alarma me iba a romper el tímpano del oído.

--¡uy! Hermanito lo siento, verdad que ustedes son sensibles al ruido—se levanto una Aranza muy chistosita. Apago la alarma.

--Gracias por ser tan considerada de apagarla después de un minuto— rio, pues había corrido por toda la habitación con la alarma encendida y fue por fin que la apago, senti la eternidad del ruido