Ariadna.
No sabía que me dolía más, la cabeza, las mentiras o el hecho de que no paraba de escuchar risas que provenían de abajo. Me puse de pie pero casi vuelvo a caer, el dolor de cabeza era insoportable, por otro lado fui a buscar mis pastillas para dormir pero no estaban en mi cajón.
- ¡Óscar! - grité y tire el cajón al piso porque sabía que había sido quien las tomó.
Escuche los pasos por las escaleras viniendo a mi cuarto y luego vi a Óscar parado en la puerta, burlándose de mi con el frasco de las pastillas en su mano.
- ti odio così tanto - le dije y le arroje una almohada que el esquivo sin esfuerzo.
- No te daré este frasco pero si te daré una aspirina - me estiro la pastilla y yo la tomé sin necesidad de agua, también sin dejar de verlo — Insieme fino alla fine.
Se sentó frente a mi en el piso de mi cuarto y me rompí frente a él, incluso sentí como el aire me faltaba, las extremidades me temblaban y mi corazón corría como loco.
Me abrazo por detrás y aplico mucha presión para poder calmarme, no era la primera vez que tenía un ataque de ansiedad y Óscar sabía que hacer para que no me pusiera tan mal como la primera vez. Lo bueno es que solo con él me había puesto así porque era vergonzoso y no quería que nadie más me viera de ese modo.
Después de poder calmarme antes de que subiera a mayor escala, me puse a pensar en todo lo que había pasado ayer.
— Aún no me creo que mi papá no sea mi papá — dije y Óscar se cambio de posición para volver estar al frente mío pero esta vez me recosté en sus piernas.
— El abuelo fue cruel al decirte la verdad de esa manera — comentó mientras frotaba mis sienes y eso iba ayudando.
— Quería creer que era mentira y que solo quería lastimarme pero el tío Ben me lo confirmo.
— Hay que buscarlo y saber la verdad de primera mano, padre podría ayudarnos.
— Mi papá es Rinaldi y sabes que nos protegemos, padre lo protegerá, donde quiera que este.
- Ni modo, lo haremos por nuestra cuenta, tenemos contactos que pueden ayudarnos.
Entonces me volví a sentar y lo pensé, el porque Óscar me estaba proponiendo eso — ¿Y la Universidad? debes volver.
Me esquivo la mirada y arrugo la nariz, significaba que me estaba ocultando algo — Dime que vas a volver — seguía esquivándome la mirada y se puso de pie muy rápido tratando de cambiarme de tema.
Le golpe el hombro para llamarle la atención — ¿Cómo se te ocurre? ¿Estas loco? debes volver.
— Ya es tarde, la deje en cuanto me llamaron.
- Vez como si estas loco, viniste sin ninguna razón importante y que ya paso.
Se cruzo de brazos y me señalo a mi y luego a él — Soulmates y no lo somos por nada, sabemos cuando el otro nos necesita de verdad y siento que esto a penas es el principio, me vas a necesitar porque si quieres morir, lo haré contigo porque no es lo mismo un mundo sin ti
Agache mi cabeza para pegarme a su pecho y me dio unas palmadas para hacerme sentir mejor.
— No me mires así — agarró mis mejillas entre sus manos y las apretó pero no con fuerza — No importa que o cuando, estaremos cuando el otro lo necesite, fue nuestro juramento y es mi elección.
Trate de verle el lado positivo, Óscar y yo iríamos a la universidad juntos y realmente lo necesitaba, no quería admitirlo pero lo necesitaba mucho.
— Y a todo esto... ¿Por qué había tantas risas? - pregunté.
— Estaba conociendo a tu nueva amiga Kleer, es muy bonita y... - lo empuje antes de que terminara.
— Ni se te ocurra, ella me cae muy bien como para que la espantes.
— Bien pero debo admitir que el que me gusto más fue el apuesto, las fotos no le hacen justicia.
¿Adrián?
- ¿Adrián esta aquí? ¿Por qué no me lo dijiste? - enseguida se me levantó el ánimo pero también recordé que mi tío estaba abajo y se me borro la sonrisa.
- Deberás hablar con él, no tiene la culpa - Óscar se dio cuenta enseguida.
- Vive con él por dos años y nunca pudo decirme que...
— Tu padre no era tu padre ¿Hubiera sido diferente antes? — se cruzó de brazos y tensó la mandíbula — Hubiera sido peor, es probable que escaparas a Noruega o algún lugar lejano pero agradezco de que tengas más sensatez para quedarte dentro del país.
Me sentí regañada por mi padre y accedí a bajar, de escuchar risas se paso al silencio total.
- ¿Estas bien? - preguntó mi tío, yo solo asentí y salude a Kleer y Adrián. Mi tío se puso de pie y me abrazo, mientras lo hacia me pidió disculpas al oído, yo también me disculpe por haber desaparecido de esa manera.
Me senté con los demás alrededor de la mesa de la cocina y me sirvieron una taza con café. Sentí las miradas sobre mi y les conté todo lo que el general me había dicho anoche, ha Adrián se lo debía por ayudarme y con Kleer habíamos desarrollado confianza muy rápido.
- Mientras iba de camino al bosque me pare a buscar a Henry MCarney y... definitivamente me parezco mucho a él, es como verme en un espejo masculino y siento que lo he visto antes pero no se donde - regrese a ver para ver sus reacciones y mi tío parecía que tenia algo que decirme.
- No te pareces en nada a él, tu eres diferente y te pareces más a James.
- Pero James no es mi padre.
- Él te amo como tal y te educo sin importar que no fueras biológicamente su hija - dijo mi tío y me mostró una foto con mi papá cuando recién nací.
Él se veía muy feliz cargándome — James siempre supo que no eras su hija pero te amo sin importarle porque siempre quiso ser padre y tu cumpliste ese sueño — sentí como mi mente comenzaba aclararse al ver esa foto porque la alegría y orgullo en sus ojos, es algo que no se puede fingir.
— Lo voy a buscar y lo voy a encontrar, debo saberlo todo — dije y tanto como Kleer y Adrián me ofrecieron su ayuda para encontrarlo.
Después de un rato, le pedí a Adrián que me acompañara a mi cuarto para poder hablar en privado.
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Editado: 31.10.2024