Los secretos de Fos

Ceres XLIX

Seguimos caminando por el bosque evitando la mayoría de los monstruos. En general no encontramos cosas más allá de algunas serpientes grandes, más de esas que exudaban veneno e incluso otra de esas con dos cabezas aunque este era más bien un lagarto.

Según Hades, es otro tipo de monstruo pero yo no tenía ni idea.

No tenía tiempo para clases sobre monstruos, debíamos apurarnos a llegar al corazón del bosque y salvar a las chicas. De hecho parte de mi aun pensaba que podría no tratarse de un secuestro, quizá ellas estaban en la ciudad, comiendo helado, yo que se…

A quien engañaba ¡Eran ellas lo que más apreciábamos!

—Estamos cerca de la zona más céntrica. No sabemos en qué zona podrían estar por lo que hay que ser cuidadosos a partir de aquí con los monstruos— Nos dijo Egan mientras Lubu se volvía su jabalina— Y manténganse atrás de mí.

Dafne se puso seria pero note que estaba temblando por lo que yo tome su mano.

La gente requería valor para hacer algunas cosas y no podía negar que Dafne estaba siendo muy valiente pese a todo. Venir a un bosque infestado de monstruos sin siquiera tener su arma era admirar.

Si no tuviera a Hades conmigo, yo ni habría venido.

Hades también se transformó en mi bidente.

Avanzamos en silencio, tratando de no llamar la atención, pisando con cuidado, evitando las ramas o las hojas secas. De hecho, yo no estaba pisando, lo que seguro disminuía el ruido que hacía… ¿No? Flotar un poco no hace ruido.

Por otro lado el centro del bosque era de verdad terrorífico, no solo tenía que ver con las pocas luces que ya se veían, sino porque los arboles eran altos, sonaban de forma horrible mientras el viento movía sus copas. Los troncos eran grandes y parecían formar rostros y las plantas bajo nuestros pies parecían tan peligrosas como puercoespines enojados.

Un escalofrió me recorrió todo el cuerpo. La temperatura pareció bajar mucho.

Comenzaba a extrañar mi saco.

Entonces un par de serpientes por poco muerden a Dafne de no ser por que logre atraparlas con la punta abierta de mi vidente, girando alrededor de ella y con un movimiento de manos, logre cortarlas.

—“Finalmente llegaron”— Dijo una voz cavernosa y muy peligrosa, seguro— “Aunque son más de los que pensé”

Esa voz era como el siseo de una serpiente o de muchas.

Egan y yo rodeamos a Dafne mientras mirábamos a todos lados. ¿De dónde venía?

—No viene de un solo lado— Hades hablo en mi cabeza— Los está rodeando.

— ¿Cuantos?

—Solo uno— Hades pareció divertido.

Eso solo me hizo estremecerme.

—“Un perrito cobarde con pocas aptitudes mágicas, una princesa que exuda habilidades mágicas nunca antes vistas y el cachorro marcado por la muerte”­— Dijo la voz siseando, mientras parecía hablar a nuestras espaldas.

Egan se estremeció, pude verlo.

— ¡¿Quién eres?! ¡¿Qué diablos sabes?!— Preguntó Egan haciendo una mueca.

—“Ah, lo sé con solo verte, tienes dos colores, uno es el color de tu arma, y el otro ¿De quién puede ser? Claro, de otro ser mágico ¿No?”— Preguntó la voz cavernosa con un tono burlón.

Me hubiese gustado entender de qué hablaban, pero Egan parecía consternado.

Me sentí mejor cuando note que Dafne tampoco parecía entenderlo.

—“Seguramente el otro ser mágico tuvo que sacrificarse porque eras muy patético”— La voz cavernosa se rio y la expresión de Egan se endureció en una mueca de dolor— “¿Es así? No puedo creer que diera en el clavo a la primera. ¡Tengo una idea, te dejare vivir! Ahora volverás a perderlo todo y no solo será a tu ser mágico, será la vida de esas dos ¡Que divertida será ver tu desesperación!

Eso me molesto. Sentía que estaba escuchando a mi hermano molestarme.

Estaba aterrada pero sea quien sea, no era mi hermano ni mi padre y Hades parecía dispuesto a atacar en cualquier momento.

— “¿Qué pasa? ¿No quieres?”— Insistió la voz con una risa fría y maliciosa— “Atácame, te mostrare tu peor pesadilla de nuevo ¡La hare mil veces peor para ti ahora!”

Apreté el mango de mi bidente y con un giro hacia mi espalda la lance hacia la voz.

Un impacto destrozo algunos árboles, lo que hizo a los otros girar hacia mí con cierta sorpresa.

— “¿Así que siempre pudiste verme? Definitivamente eres especial”— Dijo el ser que se estaba levantando del suelo y que ahora tenía en su mano a Hades— “Te consumiré junto a tu ser mágico”

Levante la mano y Hades giro lastimando la mano de la mujer hasta regresar a mí— No lo creo.

Mierda, era una locura ¿Los monstruos podían hablar? No lo sabía pero ese monstruo no era normal.

De cintura para arriba era una mujer de tez morena, con los pechos al aire y con un rostro cubierto de escamas. Sus ojos eran dorados y tenían el iris en línea horizontal, sus cabellos castaños terminaban en serpientes blancas, negras, azules, de todo tipo que se movían independiente uno de otro.




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