La noche fue larga, son las 1:00 de la mañana y acabamos de hacer la iniciación de Luriel como protegido del primero.
Elsa le había pasado su sello, pero debíamos esperar a hacer su iniciación hasta que pasen al menos 6 meses de la muerte de su antecesora, debido a que las invocaciones y marcas pos mortem deben ser purificadas por el tiempo y el dolor.
El ritual es algo agotador, por eso me siento sobre una roca bajo el claro de la luna mientras veo como mis compañeros comienzan a marcharse, yo aún no reúno las fuerzas suficientes.
Las invocaciones para sellar la marca de Luriel me requirieron mucha energía, porque el primero es muy exigente con el uso de sus plumas. Antes de sellar a Luriel su tatuaje, debía purificarlo, quemar incienso de lavanda y bañarlo en humo, a continuación, quemar las plumas del primero y vertir las cenizas sobre el tatuaje de Luriel.
Él también terminó agotado, pero por suerte Katú y Ndusú ayudaron a llevarlo, respiro profundo, y agradezco a los 7 haberme dado la oportunidad de estar aquí.
Me recuesto en la roca, cierro los ojos y pienso que no seria una mala idea quedarme a dormir en este lugar, porque no tengo fuerza alguna para levantarme.
Hasta el señor de la noche me dejó solo aquí. Soy solo yo y el bosque.
Pongo mis brazos bajo mi cabeza y aprecio la estrellas apenas, preguntando ¿Dónde estarán mamá, papá e Irande? Los extraño demasiado y odio tanto que ya no estén aquí.
Al menos me relación con Anastasia mejoró bastante, no seria lindo que nosotros estemos peleados aún, mucho menos luego de la pelea con Carina, pero de todas maneras, tengo sed de competición y quiero hacer que Luriel sea mejor que Iracema.
Veo una estrella fugaz y solo puedo pedir una cosa. <<Quiero ser feliz>>
Suspiro, cierro los ojos de nuevo d inhalo el aroma a bosque que me encanta. Me recuerda mucho a papá y a mi tío Ñamandu ¿Dónde estará Él? Debería buscarlo ahora que puedo salir del internado, y pedirle que se refugien, mis primos y él, aunque imagino que Solei se encargó de avisar a todos los miembros de La colmena que estén en alerta.
Los últimos Ario, deberíamos estar unidos en este momento, deberíamos estar cuidándonos los unos a los otros.
El sonido de unas pisadas hacen que me incorpore con rapidez, el cansancio se minimiza y la adrenalina se dispara, pero tan pronto veo a Itae me vuelvo a echar sobre la roca y llevo mi mano a la cabeza.
—¿Qué haces aquí Itae? ¡No andes tan sigiloso que casi te arrojo un ataque!
—Lo siento, es solo que no te vi volver al internado —dice con la voz temblorosa, por lo que me siento y lo miro al rostro —. Me preocupé.
—Gracias por la preocupación, pero ya ves, estoy bien... —respondo abruptamente —. Puedes volver al internado.
—¿No vas a regresar? —pregunta casi en un susurro, lo miro bajo el reflejo de la luna y mi corazón se dispara <<No, Zunú, no>> —. ¿Puedo quedarme contigo?
—¿Qué mierda es lo que haces Itae? —pregunto enojado poniéndome de pie al verlo tan cerca de mi —. Ya hablamos de esto, se supone que no debes estar aquí.
—¡No! Tú hablaste, tú pusiste condiciones y no me escuchaste nunca Zunú.
Niego con la cabeza y con algo de enojo intento reunir mis fuerzas para retirarme, pero él me sigue y dice algo que me hiela por completo la sangre:
—Te haces del fuerte ante el mundo, pero eres un cobarde admitiendo lo que realmente te pasa Zunú.
Me volteo, y ahora quien queda congelado es él, doy dos pasos y me acerco lo suficiente como para intimidarlo.
—No me llames cobarde, que te he salvado el pellejo más de una vez frente a la muerte.
—¡Qué ironía! No le tenes a la muerte, pero le temes a lo que sientes.
—¡Tú no sabes lo que yo siento Itae! —gritó y eso causa que las lechuzas del lugar salgan volando.
—Ni tú sabes lo que sientes Zunú, pero al meno yo estoy dispuesto enfrentarte y decirte a la cara que me gustas, y no negar lo que tengo aquí —señala su pecho, y eso hace que mil voltios recorran mi cuerpo... <<No, resiste>>
—Ya te dije mil veces que tú no me gustas a mi... yo quiero a Cenit.
—¡Yo también quiero a Cenit! Es mi mejor amiga ¡Por Dios! Pero mientes, me besaste una ves, y hoy cuando íbamos caminando por el bosque, lo noté, vi como me mirabas, vi como ti cuerpo reaccionaba ante mi, no lo niegues Zunú, yo también te gusto.
—Itae, basta... no tiene relevancia alguna, para mi vida, para tu vida o para la colmena lo que estás diciendo.
Intento huir, retirarme con rapidez ante de que pierda el control, esto no puede estar pasando ¿Por qué vino junto a mi?
Me paso la mano por la cara y doy pasos apresurados, pero Itae sigue tras mio. ¿Qué es lo que estoy haciendo?
Me detengo de forma abrupta, aprieto mis puños y sin voltear planteo la pregunta:
—¿Por qué viniste hasta aquí Itae? La verdad.
—Por que quiero solucionar esto de una vez, porque en verdad ya no puedo ocultarte que te quiero, que me enamoré de ti, y que necesito saber la verdad, de ti, me quieras o no, solo quiero que seas honesto conmigo.
—No tiene sentido, Itae, estas perdiendo tu tiempo, yo no voy a dejar a Cenit... —digo entre dientes, frustrado y cansado.
—Puedo soportarlo, si es que quieres mostrar al mundo un falso tú, pero a mi, dime la verdad, por favor.
Rsspiro profundo, mis pies tiemblan, debe ser por el cansancio, sí, estoy agotado pero también agitado.
El aroma de Itae se infiltra en mi nariz, el siempre hule a cuero y madera, su perfume suele quedarse en mi luego de entrenar y siempre fantaseo con que las razones son otras. <<¿Qué estoy diciendo?>>
Él toma mi ante brazo, pero yo logro deshacer el agarre, volteo a verlo y su rostro teñido de rojo me da la pauta que acabo de herirlo.
—Lo siento... —logro decir en un hilo de voz —. No quise hacerte sentir mal... pero Itae, yo no puedo estar contigo.