Los secretos de La Colmena

Descontrol


 

 

—¿A dónde vas con esa bandeja de comida? —La voz de Anastasia invadió mis adentros, me detengo cuando ella se pone delante de mi y lleva las manos a los bolsillos.

—¿Qué quieres Anastasia?

—Dejame entrar contigo... quiero ver a Thalia.

—¿Lo dices en serio? —pregunto enojado y levantando una ceja.

—No, solo quería medir tus celos. ¿Quieres a la conejita para ti solito? No seas egoísta Cariem.

Anastasia sonríe, lo que dice, lo dice en serio, no hay bromas ni términos medios, yo me relamo el labio, y ella suspira.

—Sé que eres mi maestro Cariem, pero no voy a mentirte, ni a disimular, me gustaría un día, solo una vez, caer en tus manos. He escuchado rumores, y soy curiosa, pero para ser honesta, si es con Thalia mejor.

—Lo que quieres es manifestar un deseo así  ¿verdad? —acuso —. La magia sexual no es un juego Anastasia.

—Lo sé, y justo por eso, quiero, sabes que me gusta experimentar el poder al máximo. Eres descendiente de hechiceros de Kambakuá, Cariem, por eso sé que en tus manos no habría peligro.

—Todo depende de lo que desees, y hay una gran diferencia entre las invocaciones, la magia y la hechicería, por algo la evitamos, mucho más, si no están entrenados para ello, y que yo recuerde Ario, tú no recibiste ese entrenamiento...

—Aprendo rápido.

—No lo dudo, pero no seré yo quien te enseñe, al menos, no ahora.

—Lo harás en algún momento... salúdame a Thalia, y hazme el favor de disfrutarla, porque si cae en mis manos... ufff ya no tendrás chance.

Anastasia se retira, no sin antes darme una palmada en el hombro.

Voy caminando por el pasillo que me lleva a las habitaciones de los docentes, dirigiéndome a mi cuarto, preguntándome que es lo que desea como para hablarme así, por lo que percibo, debe ser algo muy importante.

Ingreso a la habitación con dificultad entre pasar mi tarjeta y sostener la bandeja.

Por suerte, este lugar ya reconoce mi aura, y elimina de forma inmediata las impurezas.

La razón por la que otros no pueden entrar a este sitio es que hay no reconocerlos, energéticamente se contamina, dejando ingresar impurezas.

Luego de haber hecho una limpieza como la de ayer, este lugar debe permanecer inmutable al menos 48 horas, para que realmente el individuo esté completamente limpio.

Miro a todas las direcciones, porque no encuentro a Thalia. La preocupación me llegó al estómago, bajé con premura la bandeja y la comencé a buscar.

—¡Thalia!

—En la ducha... —grita y yo me tranquilizo.

—Pensé que te fuiste...

—Lo iba a hacer, pero me sentía muy cansada —habla desde el baño, yo me recuesto contra la pared y la imagino, pero eso hace que en mi el deseo crezca. <<Mierda>>

—Cambio de planes, no puedes salir de la habitación... resulta que nos espian, hay sospecha de que en el internado haya algún Objeto transferente de información... y ahora nos debemos resguardar hasta el lunes, porque pueden usar ese objeto para reactivar tu possessionem.

La puerta se abre y ella sale con un cambio de baño y su cabello húmedo. <<Basta, concéntrate Cariem>>

—Asi que ¿Vas a sufrir conmigo hasta el lunes?

—Me temo que estoy condenado...

—Suenas decepcionado...

—Más bien, adolorido.

Ella sonríe, sabe a qué me refiero,  camina al centro de la habitación, lleva sus manos a los bolsillos de la bata de toalla... si tan solo deslizara esa cinta.

—¿Qué más hablaron en la reunión? —pregunta jugando con el tono de su voz, quiere que caiga, ¡Mierda! Ya se dió cuenta de que estoy tentado.

—Pues... —me aclaro la garganta y apoyo mi cabeza contra la pared —. Tus tíos vendrán a enseñar dos materias nuevas para este trimestre, tu padre contó en plena reunión que tu madre está embarazada y el lunes nos vamos al castillo del cerro con los protegidos del primero y el séptimo...

—O sea que no tendré descanso.

—No, pero hoy y mañana puedes aprovechar a despejarte, y descansar.

—¿Descansar? No creo que pueda.

—¿A qué te refieres? —pregunto deseoso a que haya un doble mensaje.

—¿De verdad debo darte más pistas?

Vuelvo a aclararme la garganta, me despego de la pared, y la duda se instala en mi pecho.

—La comida se te enfría... mejor come algo, voy a ducharme.

Ella va hasta la bandeja y va hasta la mesa que está en medio de mi sala, se sienta y la bata se le desliza un poco dejando ver sus muslos.

Voy por mis cosas, sin volver a pasar la vista por allí, y me meto al baño. Cierro la puerta con fuerza, me desvisto sin preámbulo, voy hasta la ducha y abro la llave para que el agua salga helada, sin embargo mi cabeza solo tiene la imagen de Thalia, esa imagen de anoche en dónde su cuerpo experimentaba el placer finalmente.

<<Cariem, tú no puedes perder el control, tú no puedes actuar como un animal, respira, respira>>

El agua corre en mi cuerpo, hace mucho que no me sentía así, siempre tuve auto control, nunca me dejé llevar por el calor o lo visual. Mi corazón palpita con fuerza cuando las oleadas de recuerdos sobre Thalia regresan.

<<No tienes 15 años Cariem>>

Salgo de la ducha, seco mi piel a medias y me visto con rapidez mientras pienso que debería salir, ir la bosque, dejar alguna invocación de protección y alejarme de Thalia.

Me cepillo los dientes, y creo que aún no debi hacerlo porque ahora quiero beber té... o café. Arrojo la ropa sucia al cesto y salgo del baño, para encontrarme a Thalia frente a la puerta con cepillo de dientes en mano.

—Deberias ponerte ya algo de ropa —Digo a la chica —. Te busco algo que ponerte.

—Ok —responde indiferente.

Mientras ella va a lo suyo, camino hasta el placar, aparto una remera que imagino le quedará enorme y unos shorts que también le quedarán gigantes, pero es lo que tengo.

Mis ojos dan con mi caja de corbatas y mi cabeza explota imaginando a la chica atada con ellas.



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En el texto hay: amor, magia, guerra

Editado: 14.06.2021

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