Los secretos de La Colmena

Precavidas


 



 


—No me interesa qué precio tenga, quiero que encuentres a Mortel Gianti, es una orden.

La mujer del otro lado del celular estaba nerviosa, podía escuchar su respiración agitada a través de la bocina, pero yo, solo quería una respuesta.

—Havey Ross hablará contigo —suelta la vocesilla. 

El silencio se hizo por un largo segundo, hasta que la llamada es de nuevo atendida.

—¿Por qué un simple espía da órdenes directas a mi escuadrón? —pregunta la voz del hombre.

—Por que este espía puede encontrarte una prueba real de que Mortel Gianti está metido en el narcotrafico... pero debe ser hoy y ahora, sé que tienen interceptado a sus vehículos.

—Daniel —dice ni nombre en ese tono gringo que deja entrever que el Español no es su lengua materna —. Te pasaré  la ubicación, pero si no me traes una mísera prueba de su negocio, quiero que sepas que vas a perder el puesto de espía.

—Entendido señor, créame, le voy a dar la mejor prueba de todas.

La llamada finaliza y llevo el celular hasta ni mentón apoyándome en él, esperando al mensaje.

—¿Cómo vas a dar pruebas de algo que no es cierto? —pregunta Coral —. He intentado plantar prueba tras prueba y no ha sido suficiente, y créeme, para Harvey Ross no es un juego, de verdad le tiene hambre a los de La Colmena.

>>Danae fue su mejor arma y fíjate como resultó, salió con las manos vacías.

—Eso les pasa confiar algo tan importante a una simple mortal.

Coral enciende su cigarrillo y le da una profunda calada, la marca de su labial rojo queda bordeando en canuto blanco, por lo que cuando me ofrece lo niego.

—¿Cómo es que una desterrada de La Colmena termino en medio de un escuadrón de la DEA?

—¿Sabias que es la única agencia que tiene permitido operar en el extranjero? —Cuenta con un tono engreído —. Es la DEA...

—No nos enseñan esas cosas en la escuela de medicina —confieso mirando mi celular mientras me recuesto en el capo de mi auto.

—Bien...tiene 21 Divisiones, con 227 Oficinas de Campo y 86 oficinas en el extranjero en 62 países.

—Vaya, la estudiaste bien...

—Cuando hay sed de venganza, no se dejan cosas sueltas, se investiga a fondo sea lo que sea que ayude a concretar el plan.

—¿Por qué ahí? —mi pregunta sale mientras juego con el celular, evitando pensar en que ya necesito recibir esa dirección con urgencia.

—Porque es lo más creíble. El mundo ve con desdén a los que tienen demasiado, los juzgan de corruptos al darse cuenta que pueden ir a las islas griegas un fin de semana y volver al siguiente. Acusarlos de fraudes y de trabajar para el narcotrafico es lo más... realista.

Coral habla con odio y asco, en verdad quiere destruir a sus enemigos. Yo puedo entender el sentimiento, los mata abejas sentimos la injusticia de que La Colmena lo tenga todo, pero supongo que haber sido parte y ser desterrado debe ser mucho más doloroso.

—¿Por qué te desterraron?

Ella da una calada a su cigarrillo y suelta el humo a los aires, y cuando está por responder el celular me avisa de una llamada.

Deslizo mi dedo sobre la pantalla y escucho.

—Daniel, —la voz de Havey —. Se desplaza a su estancia en la ciudad de Villarrica. Lleva una niña, si no me das la evidencia que te pido.

—La tendrá señor Harvey —hablo en lo que bajo del capó y subo al auto en compañía a Coral —. Se lo prometo. Aguardo la ubicación en tiempo real.

Finalizó la llamada y arranco el coche dirigiéndome hacia la ciudad que está a penas a 20 minutos de mi posición.

—¿Ya lo tenemos? —pregunta Coral retocandose el labial.

—Eso parece —Conecto el celular vía Bluetooth y mando la ubicación a la pantalla. Lo veo desplazarse —. Y como lo dijo Havey... Hisa Gianti va con él.

Acelero con todo, al ritmo de la música que Coral puso en el reproductor, mientras escribía en el celular con alguien.

De vez en cuando lanza una sonrisa maliciosa, pero regresa su mirada a la carretera, y vuelve a repetir el ciclo.

—¿No deberías estar trabajando hoy? —Pregunté curioso por saber más sobre lo que ella hace.

—Tengo dos semanas de licencia —contesta —. Por lo que me va a tocar que no sepan que estoy contigo.

—¿Por qué elegiste a Mortel entre todos los de la Colmena?

—Por que por su culpa estoy fuera.

—Yo necesito saber eso...

Coral ríe, y mira a través de la ventana, 5 segundos después habla.

—Soy su hija... no reconocida.

Y ahora entiendo el odio, ¿No era que La Colmena tenía perfección? 

—¿Y te desterraron a ti por ser bastarda?

—Por supuesto que no... mi madre era demasiado estúpida, enamorada del Gianti, nunca me lo contó, nunca se lo contó a él...

—¿Entonces? Necesito la información completa, porque vamos tras tu padre y media hermana.

—Mi madre se llamaba Kiara... era compañera de El grupo de Solei, hasta donde sé, su mejor amiga era la Arikú esa, la que murió, la que casi mata a Marila.

—¡Vaya enredo el de ustedes! —confieso riendo —. Pero continúa que está interesante.

—En fin, mamá y Elsa solían ser... los cuernos de Solei en secundaria, el último día de clases... pues ya sabes, La Colmena y sus reglas de no noviazgos, en el último año desaparece.

—No lo sabía, pero prosigue.

—La última noche, la de la graduación suele ser una locura, solo estamos los de 4to en el internado, y todo lo prohibido se hace permitido por unas horas.

>>Mortel lo aprovechó, mi madre salió embarazada del encuentro. La muy estúpida enamorada no hizo ni dijo nada, se caso con un fulano, que me dio el apellido...

>>Pero, nunca me sentí identificada con mi padres... sabes, siempre me sentía más... gloriosa que ese par de perdedores. Así que una noche decidí usar mis poderes en ellos, para divertirme.

>>Vaya decepción de parte de mi supuesto padre, mi persuasión solo quitó de él su aburrimiento y confesó tonterías como que tuvo alguna que otra novia en el internado a escondidas.



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En el texto hay: amor, magia, guerra

Editado: 14.06.2021

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