Los secretos de la esclava

14. Armoniosa charla

La charla poco a poco se fue amenorando en lo que el sueño comenzaba a invadirlos a todos. Las luces de la habitación se fueron apagando, quedando sólo la chimenea encendida para brindar calor; Noah, Eleanor y Mare terminaron por quedarse dormidos unos al lado del otro, quedando despierto únicamente Cédric. El pelirrojo había perdido completamente el sueño, y terminó ordenando uno de sus vinos favoritos para ver si así lograba dormir; se quedó viendo el fuego de la chimenea a la vez en que pensaba en todo lo que había ocurrido, con esos acontecimientos era claro que ahora tenían un enemigo desconocido al que no debían tomar a la ligera. Cédric seguía pensando en lo que debían hacer a partir de ahora, qué cuidados deberían tener en cuenta, era claro que la seguridad debe mejorarse.

Cuando dio un ligero sorbo a su copa, una pequeña tos llamó su atención, por lo que volteó de inmediato sólo para encontrarse con la mirada de Mare. Ella se quedó quieta al verse descubierta, y luego simplemente saludó con la mano, cosa que hizo sonreír a Cédric.

—Ven aquí, está haciendo frío —dijo mientras le indicaba que se sentara a su lado—. No creo haber hecho mucho ruido, pero disculpa si te desperté.

Mare ya tenía su pluma en mano, por lo que no tardó en responder que se había despertado sola, y que él no debía disculparse. Ella se movió casi por instinto para sentarse a su lado cuando él se lo dijo, tal vez debiéndose a que por años seguía órdenes al instante. Por varios minutos hubo silencio, Noah y Eleanor dormían, y Cédric y Mare veían la chimenea, todo hasta que el pelirrojo habló.

—... ¿aún me tienes miedo, Mare? —preguntó con una tranquila sonrisa, riendo en bajo al verla negar rápidamente—. Eso me da gusto, la primera vez que llegaste podía saber lo que pensabas... creías que abusaría de ti, ¿o me equivoco?

—... e-eso... y-ya no... —se detuvo a media frase porque sintió dolor en su garganta.

Frustrada con su condición, al final terminó usando la pluma, confesando que ahora le era imposible sentir temor hacia Cédric, todos en la mansión le habían demostrado sus buenas intenciones, mencionando especialmente a Noah; ella pensaba que él la odiaba ya que la evitaba todo el tiempo, pero le ha llegado a sorprender que fuera tan buen chico. Todo esto lo dijo mientras volteaba a verlo, este dormía tan plácidamente, hasta que segundos después se movió para acurrucarse junto a Eleanor, acto que alertó a Mare, y terminó por voltear a ver a Cédric. «¿Él está sonriendo mientras los ve? ¿Acaso no le molesta? La señora Eleanor es su esposa», pensaba confundida, algo que no pasó desapercibido por el pelirrojo.

—... ah jajaja eres un libro abierto, Mare —dijo mientras reía, pasando a explicarle las cosas—. Seguramente sabes que este tipo de comportamientos se vería muy mal ante los nobles, pero dentro de los muros de esta mansión eso es lo que menos nos importa; aqui abunda la confianza, es lo más valioso.

—... —Mare cuestionó con su pluma que si la vista que tenían en ese momento de Noah y Eleanor tenía algo que ver con esa confianza.

—Bueno...me gustaría que tampoco malinterpretaras esto; cuando tomé el ducado, sólo éramos Noah y yo contra la sociedad, nos esforzamos mucho en conseguir personas que nos fueran leales, en el proceso Eleanor llegó a nuestras vidas y... ahh agradezco enormemente que haya sido la mejor de las influencias para Noah.

Mare parece comprender de alguna manera a lo que se refiere Cédric, pero de todas manera siente la curiosidad de preguntar sobre cómo era Noah antes de la llegada de la señora Eleanor. Cédric soltó una risa de sólo recordar esos tiempo y el trauma que les provocó los nuevos guardias de la familia.

—Dicho por los empleados y los guardias en sus inicios de servicio a la familia, Noah fue catalogado como un verdadero demonio, dirigiendo su campo con mano dura, muchos quedaron psicológicamente afectados por su complicada personalidad —dijo mientras levantaba el dedo índice en modo de explicación, aunque luego de decir eso, la sonrisa burlona desapareció, mostrando ahora una expresión de melancolía—. Noah sufrió mucho desde niño cuando era un esclavo, todavía lo era cuando lo encontré en el mercado negro, y aunque admito que sacarlo de ahí fue por estrategia, yo... simplemente llegué al punto en el que me fue imposible no desear que ese niño fuera feliz; por eso me alegro de que Eleanor llegara a nuestras vidas.

Hace un tiempo, Eleanor le comentaba que no debía preocuparse por la actitud de Noah porque ella paso exactamente por lo mismo cuando recién había llegado a la mansión. Entre todos, Noah era el más joven, y puede que aún le falte madurar un poco, pero era un muchacho de buen corazón que siempre estaba dispuesto a ayudar, por eso Eleanor le aseguraba que él la aceptaría poco a poco; mientras miraba a aquellos que dormían, Mare escribió con su pluma que, a sus ojos, Eleanor parecía una madre reconfortando a su pequeño hijo, en este caso sería Noah. Cédric sonrió ante tal comparación.

—Puede que así sea como ellos se perciben sin notarlo. Fue difícil, pero Eleanor derritió un poco el corazón de Noah, ahora él es más expresivo, por ella descubrió que se le da mal tratar con mujeres —confesó entre leves risas, y aún era capaz de apreciar esas reacciones tan divertidas.

Mare estaba con cierta duda, y entonces se atrevió a preguntar de qué forma conoció a la señora Eleanor. Cédric se la quedó mirando con sorpresa antes de sonreír y negar con el dedo.

—A su debido tiempo conocerás esa historia, querida Mare~ —respondió sonriente y con un poco de picardía, pero que sólo terminó por darle más intriga a la chica, luego simplemente ambos se quedaron mirando hacia la chimenea, pero con un silencia que estaba muy lejos de ser incómodo, era la primera vez que la compañía de alguien le resultaba reconfortante.




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