Una linda cara desata el infierno en Belmont.
Parte II.
BRAYDEN's POV.
Estoy empezando a preocuparme.
Intento convencer a mi madrastra de que no nos retire de Belmont High con lo sucedido últimamente. Diana acaba de caer en crisis sollozando sobre Rafa. Me suplica que le pase el número de Nova no sé para qué, pero que de todas formas le niego ganándome sus berrinches.
—Primero mamá, luego Rafa... estoy maldita —Quito el cubrecama que esconde el cuerpo de mi hermana y a duras penas me acuesto junto a ella.
—Lo de mamá no fue tu culpa —le repito y ella se aferra a mi cuerpo con su pierna encima de mi abdomen.
—Yo la mate.
—Era anémica, no resistió la cesaría. Tú fuiste un milagro. Mamá está feliz de haber sido ella y no tú —Zeus sube a la cama para pegándole en la cabeza con su pata—. Hasta Zeus opina lo mismo.
Logro que ría por momento y le ordeno a Zeus que baje.
—Gabriela te ama como suya, papá da la vida por ti, Christian te adora y siendo sincero pienso que estaría muy aburrido y solo sin ti.
—Rafa...
—Entiende que tú no tuviste nada que ver. Él tomó su decisión haya sido la que sea.
—Quiero ver a Chris —susurra.
—Es un viaje largo y sabes que me da miedo montarme en aviones.
—Quiero verlo, Brayden.
—Tengo planes con Nova.
—Llévame.
—No puedo.
—Quiero ver a Chris. No lo veo desde que llegamos. Lo extraño —rompe en llanto—. Si no veré a Rafa lo quiero ver a él.
—Me tienes a mí.
— ¡Pero también lo quiero él!
—Papá estará ocupado este mes, hablare con Gabriela para que te lleve unos días a casa de Beatrice.
Un leve movimiento hace que le bese la frente, me levanto agarrando el zorrillo que me mira con lo que creo es ilusión y ni loco pienso hacerle mimos, simplemente lo lanzo a la cama.
Para al día siguiente todo empeora, Diana se niega a venir a clase y doy gracias de que así haya sido, no creo que hubiese resistido ver lo que yo vi, lo que todos vimos.
Desde que nos inscribimos, el campus siempre estuvo inmaculadamente limpio e impecable, las gradas blancas, los balones como nuevos, la pintura que divide el césped verde ahora se encontraba bañado de sangre.
No sé qué o como ocurrió, Nayet no quiere hablar y es Dylan que entre pánico y el llantén me repite que el hueso se partió en dos atravesando la piel.
Ashton es trasladado al hospital y no es hasta que veo el cuerpo bañado en sangre de un tipo que decido no contarle nada a mi hermana y llego desconectando el internet de la casa para que no sepa de la noticia.
No lo conoce, pero tampoco quiero alterarla más de lo que ya está. Cuando decida salir de su cueva que alguien más le diga.
— ¿Iras con Nova? —me sorprende encontrarla con ropa distinta a la de ayer.
— ¿Te bañaste?
—Sí, ya no tengo ácaros.
Sonrío por la forma aniñada con la que me responde.
—Sí, no quiero que camine ni agarre bus. ¿Por qué? ¿Quieres pedirle matrimonio?
—Estúpido —acaricia a Edipo y empieza a hablarle como si la entendiera—. Si no fuese por tu tía Nova tu no estarías conmigo ¿verdad que si cosita bonita? ¿Verdad que sí?
Ruedo los ojos, dejándola con el animal que la enceguece y le impide darse cuenta que lo que tiene como mascota es una bestia rabiosa que tira pedos tóxicos.
Conduzco cantando y apago el teléfono cuando luego del décimo bocinazo responde mis mensajes con un audio «¡YA BAJO, PEDAZO DE SIMIO RETRASADO!». Me da risa, parece un chihuahua con complejo de Pitbull.
Sale de la casa y desde aquí escucho el portazo que da. La falda negra no la paso por alto, mucho menos las medias altas que llegan por las rodillas y me endurece cuando ingresa al auto y la falda se le sube aún más.
—Catorce putos mensajes de mis vecinos ¡están que ponen una queja!
—Si no respondes a la primera...
—No tienes porqué armar un escándalo —me río poniendo en marcha el carro.
Trato de ignorar el sonido que produce su teléfono cada minuto que le llega un mensaje. Le llueven y llueven y ella ni se inmuta en verlos.
— ¿No vas a responder?
—Si te da celos lo pongo en silencio y ya —lo saca de la cartera, hace lo que me dice y lo tira de vuelta.
Está claro que no está de humor, bueno, jamás lo está, pero esta vez se ve estresada.
—No era por eso...
—Sí, lo siento, no tienes la culpa, es que ha sido una semana muy dramática —me abstengo de tocar el tema que tiene a todo el colegio vuelto un lio.
—La gente dice que hacemos bonita pareja —comento intentando apaciguar el ambiente.
— ¿Qué gente?
—Yo —respondo con naturalidad—. Y todos aquellos a los que se lo he dicho
—Cállate y conduce —sonrío por el sonrojo que intenta tapar con su cabello. Enciendo la radio localizando a BTS, mientras conduzco a McDonald por unos helados.
En prácticas se porta más suelta, sonríe más y al día siguiente en Belmont deja que la abrace frente a todos.
Con la libertad que me da decidí hacerlo por segunda en el receso justo cuando toca el timbre que nos obliga a regresar a clases.
La veo en su casillero, en unos apretado jeans oscuros que le delinea el trasero cuando se alza a saca unos libros del fondo, a su lado se encuentra su amigo y parece igual de molesto porque le está reclamando algo.
Camino hacia ella en silencio, pongo mi dedo índice en los labios cuando su amigo me ve como seña de que no diga nada. Ladeo la cabeza para que se vaya y eso hace.
Antes de hacer algo admiro su silueta envuelta en un suéter, está mucho más desarrollada que cualquier otra chica en Belmont; es más delgada, pero la sensualidad que emana no la tiene ninguna.
Para mí, nadie se le compara, y por eso mismo la noche en mi cuarto me acelera el ritmo cardiaco.
Editado: 27.04.2024