Los secretos de un millonario

Capitulo 5

El hombre que tenía  frente a ella en esos momentos apenas se parecía al joven de la vieja fotografía. Sus hermosos rasgos se habían endurecido y sus pómulos y su mandíbula parecían  tan flexibles y duros. Sabía que sólo tenía treinta y dos años, pero parecía más viejo. No sonreía y sus ojos eran completamente inexpresivos. Llevaba  du cabello castaño bastante largo, casi hasta los hombros, y vio una sombra de barba en su mandíbula. Tenía aspecto de un hombre que no le importaba nada lo que los demás pensarán de el.

Sophie trago saliba. No tenía miedo, pero no pudo evitar sentirse algo intimidada por la impresionante masculinidad y fuerza que parecían emanar de el. No había hablado y su silencio era inquietante. Tuvo que hacer un esfuerzo para recuperar la compostura y sonreír.

_Supongo que se estara preguntando que hago en su casa _Comenzó ella.

_No, se lo que está haciendo  _replicó Nicolo con búsquedad. 

A pesar del tono, había algo tan sensual en su voz, que no pudo evitar que un escalofrío recorriera su espalda.

_Esta cometiendo  un delito, allanamiento de morada _agrego Nicolo.

_Bueno. No exactamente...

Sophie dio un paso adelante, pero bacilo cuando oyo que el perro gruñia a modo de advertencia. Miro al animal con cautela. Reconoció enseguida su raza, era un lobero irlandés y de un tamaño inmenso. No quería convertirse en su cena esa noche, así que decidió que era mejor no moverse mientras hablaba con Nicolo.

_Sera mejor que me presenté. Me llamo Sophie Ashdown y soy la secretaria personal de Christos Giatrakos. Christos  me encargo que viniera para pedirle...

_Ya se lo que quiere Christos _la interrumpió Nicolo_. Y mi respuesta es la misma que le adelante está mañana por teléfono. Me temo que ha venido para nada, señorita Ashdown.  Cierre la puerta al salir.

_¡Espere! _exclamó ella al ver que Nicolo se daba la vuelta y salía del salón con el perro_. Señor Chatsfield...

Salió detrás de Nicolo, pero el la ignoro por completo. Entró en la habitación y cerró la puerta tras el.

_No me lo puedo...  Se quedó perpleja mirando la puerta. Empezaba a perder la paciencia. Nunca la habían tratado tan mal. Sin detenerse a pensar en lo que hacia, giro el picaporte y entro.

Le quedó muy claro que era el despacho de Nicolo. Se trataba de una gran sala con altos techos. Las paredes cubiertas de estanterías y grandes archivadores. Sobre la mesa un impresionante sistema informático con ocho monitores que mostraban de manera constante columnas con cientos de cifras y gráfico que cambiaban constantemente. 

Lo miro de arriba abajo, por muy rico que fuera no parecía gastarse el dinero en ropa. Llevaba un gaban negro bastante viejo y sus botas de media caña estaban desgastadas. Le llamo la atención que sólo llevaba un guante y que cubría su mano izquierda. De no haber sabido de quien se trataba lo podría haber confundido con un cazador cualquiera. Sobre todo si se empeñaba  en ir a todas partes con su perro.

El animal siguió gruñendole y decidió no moverse. Nicolo, en cambio, estaba de pie junto a la mesa, estudiando los monitores, aunque la había oído entrar no se giró hacia ella.

 



#9338 en Joven Adulto

En el texto hay: amor, lujuria , enojo

Editado: 25.01.2020

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