Cap.1

—¿A donde se dirigen? —pregunta una pequeña Morana mientras ve a sus hermanos salir de sus habitaciones en silencio y con grandes ropas negras. La pequeña, tratando de decifrar lo que sucedía, salió de su habitación con sumo cuidado, creyendo que con eso lograría entender un poco la oscuridad que emanaban sus hermanos, los cuales apenas le dirigían la mirada o una simple y corta palabra.

La pequeña de seis simples años estaba aterrada por salir y desobedecer a sus padres, pero su curiosidad era tanta que solo quería averiguar el porqué de muchas cosas. Sus dos hermanos mayores no se dieron cuenta de que una pequeña en su camisón blanco con su larga cabellera rubia casi plateada los seguía.

Aquellos hermanos que daban miedo por sus ojos tan negros y sus pieles tan blancas como la nieve, guardaban un gran secreto de todas sus salidas nocturnas. Muchos rumores sobre la familia y, más que todo, sobre los hermanos, se extendieron cuando una gran polémica cobró sobre la familia. Luego de ese problema, a los hermanos ya no se les veía seguido, sino de vez en cuando fuera de su casa en las noches.

El miedo que tenía el Señor Mallory era muy evidente por el hecho de esconderse detrás de sus hijos y más que nada detrás de su esposa. La señora Mallory era una mujer bella y muy simpática; la veías sonriendo durante la mayor parte del tiempo, pero la servidumbre del hogar decía todo lo contrario, que según ellos, la señora Mallory no veía a su hija más pequeña, que apenas tenía seis simples años.

¿Por celos? Y era lo más probable; era lo que todos decían sobre la señora Mallory. Era bastante celosa con su esposo y al tener después de dos niños varones llegó una bella niña que le robó toda la atención de su esposo...

La pequeña Morana sintió todo el frío llegar a ella, más que a nada a sus brazos descubiertos y sus pies descalzos. Sus grandes hermanos iban mucho más rápido que ella, estaban apurados y estaban discutiendo de algo que obviamente no llegaba a escuchar.

A medida que la pequeña intentaba mantener el ritmo, le costaba muchísimo. Se llegaron a alejar muchísimo de la casa, tanto que la pequeña había olvidado cómo volver por sí sola; el miedo se caló en sus entrañas tanto que la hacía temblar, tanto que le costaba caminar.

—Eres un idiota —dice su hermano mayor Emrys al detenerse abruptamente, cosa que a la pequeña la tomaba de sorpresa, haciendo que se ocultara todavía con el corazón latiendo a gran velocidad.

—¿Siempre debes tener un problema conmigo? —dice su segundo hermano Ruel, a quien se le notaba bastante cansado y agotado por la larga caminata. Estos se miraron muy atentamente.

Emrys era mucho más serio que Ruel; eso Morana lo descubrió cuando, por primera vez desde que ella recordaba, Ruel jugó con ella en secreto, contándole algunas historias y siendo un poco simpático; pero no duró mucho, ya que este se alejó lo más que pudo de la pequeña.

Como si tuviera miedo.

—Debemos tener cuidado; ni siquiera te diste cuenta de la hora que era y dejaste que todo saliera muchísimo peor de lo que ya estaba; eres un tonto que te dejas llevar por tus sentimientos en momento que no debes hacerlo. —Emrys estaba tan enojado, que la pequeña sentía como si la estuviera regañando a ella.

Ruel solo se quedó callado mirándolo silenciosamente; era como si con la mirada dijera todo lo que puede. Estos solo se quedaron mirando durante lo que Morana sintió que eran horas y horas eternas.

Emrys, bastante cansado de la situación, solo siguió caminando, dejando un poco atrás a Ruel, quien miró sobre su hombro al sentir que alguien los estaba mirando.

Ruel se quedó mirando durante un largo rato, tanto que Emrys se giró al notar que su hermano no estaba con él.

—¿Qué haces, idiota?

—Alguien nos está siguiendo —dijo Ruel mientras caminaba hacia donde la pequeña Morana estaba. Se quedó callada y aguantando lo más que podía la respiración.

Ruel miraba a los árboles muy atentamente, esperando notar ciertos movimientos; para ellos era normal notar que alguien del otro bando los estaba espiando, pero ellos siempre lograban mantener todo bajo control. Emrys, al notar que su hermano estaba muy tenso, sacó su arma.

¿Un cuchillo? No, una daga bastante filosa y peligrosa en manos equivocadas. Morana, al sentir como sus hermanos se acercaban cada vez más a ella, tomó una roca y con mucho cuidado lanzó la roca lo suficientemente lejos de ella, haciendo que sus hermanos dirigieran sus peligrosos pasos hacia ese lugar. Apenas ellos se movieron, la pequeña todavía con el cuerpo entumecido por el miedo, corrió lo más que pudo lejos de sus hermanos y tomó un nuevo escondite.

Luego de un largo rato, sus hermanos volvieron a retomar su camino, pero ahora muchísimo más atentos a su alrededor y con sus dagas en mano.

Luego de veinte minutos de larga caminata, Morana sin ser descubierta los siguió. Esta no sabía qué hora debía de ser, pero suponía que mucho no faltaba para las cinco de la mañana.

Todo eso quedó sin importancia, ya que llegaron a su destino.

Un lugar desolado en el medio del campo. Los pies de Morana estaban rojos y sangrantes, por clavarse piedras y pequeños vidrios sueltos por el lugar, cosa que la pequeña no entendía porque estaba tan lleno de cristales.

La pequeña estaba muerta, no solo del miedo sino del cansancio; ya no daba más y se había dado cuenta de lo mala idea que fue, ella y su estupida curiosidad.

—Dame las llaves, acabaré con lo que deberías haber acabado hace rato —dice Emrys mientras Ruel de mala gana le entrega las llaves del pequeño galpon.

Emrys se adentro de manera silenciosa en el lugar, la pequeña no pudo notar que estaban ocultando a sus hermanos, pero necesitaba saber lo que era antes de que su hermano cerrara la gran puerta.

Ruel suspiró que se notaba por el frío que hacía en la zona. Agarró un cigarro y comenzó a fumar. Bastante cansado, Ruel pensaba por qué tendría que ir él si de igual manera no iba a hacer nada.