Los Secretos de una Mujer

Sebastián

- Violeta -

 

 

 

(La mañana antes de la cena)

Son ya las 9:00 de la mañana y yo me dispongo a salir. Hoy es la cena con los padres de Jared, lo sé porque ayer Cristhal me mandó un mensaje confirmando la cita y enviándome la dirección. Supongo que Jared no les contó la verdad y sus padres siguen creyendo que somos novios, me alegra que así sea pues tal vez esa sea la única manera que tenga de poder hablar con él y hacerle saber mi decisión.

Desgraciadamente sigo sin saber nada de él, solo espero que no se haya suicidado por despecho o este en prisión por alguna pelea en un bar.

 

Dios ya me estoy poniendo igual de dramática que Erick.

 

- Buenos días Lila ¿Vas a salir? - me saluda Noah al verme entrar a la cocina

- Hola si, tengo algo que hacer vuelvo en un par de horas - le comento dirigiéndome de nuevo a la sala

- Oye ¿Has sabido algo de Jared? No he podido comunicarme con él - interroga siguiéndome el paso

- No, Pamela me dijo que no ha ido a la universidad y ya son tres días que no va al trabajo - respondo preocupada - veo que te inquieta bastante lo que le pase ¿Desde cuándo se llevan tan bien? -

- Es una larga historia, no voy a decir que seamos los grandes amigos pero se ha ganado mi aprecio - explica sin darle mucha importancia

- Tal vez habría que ir a verlo a su casa - pienso en voz alta

- Sería buena idea, tenemos sus datos en el archivo así que quizá pueda ir en un rato - accede tranquilo

- Me parece bien cualquier cosa me avisas - dicho eso salgo de la casa para dirigirme al auto

Me hubiera gustado acompañarlo a ver a Jared, pero esto que tengo que hacer es muy importante y no puedo darle más largas. De todos modos me alegra que uno de mis hermanos se lleve bien con él. Así tal vez no lo quiera desmembrar cuando nos vea juntos.

Al cabo de unos minutos llego a la cafetería donde me voy a encontrar con Sebastián. Lo cité aquí para poder hablar con él, obviamente no le voy a decir que lo engañé con uno de mis empleados que anteriormente era mi maestro. Solo trataré de hacerle ver qué lo nuestro no tiene futuro y que lo mejor es terminar.

 

¡Dios, estoy nerviosa!

 

Entro a la cafetería buscando a Sebastian con la mirada. Lo veo sentado en una mesa en el centro del lugar, al irme acercando a él puedo notar que esta algo nervioso, pero no veo porque. Al final de cuentas la que va a terminar con él soy yo.

- Hola muñequita ¿Cómo te va? - me saluda al verme

- Hola Sebas, bien ¿Y a ti? - me siento frente a él

- Mejor que nunca, ahora que te veo, me tienes muy abandonado - intenta besarme en los labios

Pero yo lo evado discretamente, haciendo que sus labios toquen mi mejilla.

- Lo siento, es que he estado muy ocupada - me disculpo sin mirarlo

- Esta bien, presiento que a partir de ahora ya nada podrá separarnos - comenta tomando una de mis manos

- Sobre eso, hay algo que quiero decirte - intento ir al grano

- ¿En serio? Yo también - interviene - deja que hable yo primero -

- Bueno, la verdad es que preferiría decirte de una vez a lo que he venido - insisto

- Después me dices lo que quieras, te aseguro que lo que te voy a decir te va a encantar - y sin dejarme renegar continúa hablando - desde la primera vez que te vi supe que eras la mujer indicada para mi y aunque en un principio solo fuimos amigos, mi corazón siempre te perteneció. Muchas veces pensé en rendirme y dejarte ir, pero algo me decía que nuestro destino era estar juntos. Por eso insistí e insistí hasta que todos mis esfuerzos dieron resultados -

- Sebastian... -

- No me interrumpas cariño o perderé la inspiración - me hace callar - lo que quiero decir es que ahora que por fin estamos juntos creo que no hay porque esperar más tiempo. Yo te amo, te quiero como la madre de mis hijos, mi compañera fiel y mi confidente eterna -

Guarda silencio por un momento, solo para levantarse de la silla y arrodillarse frente a mi. Todos a nuestro alrededor empiezan a centrar su atención en nosotros y yo quiero que la tierra me trague. Veo a Sebastian sacar una caja de terciopelo rojo, que al abrirla muestra un anillo dorado con un diamante en forma de perla.

 

Ay dios mío, no puedo creer que este pasando esto.

 

- Casate conmigo mi hermosa muñequita - me pide con anhelo, o querré decir, me ordena

Puedo escuchar a los demás comensales soltar suspiros, algunos chiflando y otros más aplaudiendo.

- Sebaatian yo... dios no me esperaba esto, yo - respiro con fuerza para armarme de valor - creo que debemos terminar -

Apenas digo esas palabras, se le borra la sonrisa de su rostro mientras que todos sueltan expresiones de asombro y pena. Puedo sentir como el ambiente se llena de tensión, haciendo que hasta me sea difícil respirar.

- Espera ¿Que?... no ¿Por que? - balbucea poniéndose de pie

- No puedo, perdoname, por eso te pedí que me dejaras hablar primero - trato de hacerme entender

- ¿Te hice una pregunta Violeta? - insiste

- Creeme que no era mi intención lastimarte, yo no quería... -

- ¡¡¿Por qué?!! - me grita perdiendo los estribos

- ¡Estoy enamorada de alguien más! - no era eso lo que quería decir, pero lo dije

Sebastian se queda pasmado ante mi declaración. Cuando parece reaccionar se da cuente del espectáculo que estamos montando. Lo siento tomarme del brazo con fuerza mientras me jala por toda la cafetería hasta llegar al baño de mujeres, donde me mete a empujones.

- ¿Me puedes explicar como carajos paso eso? - cuestiona dando vueltas por todo el baño - ¿En que momento ese desgraciado logró quitarme lo que era mío? -

- Las cosas no son como las imaginás - intento calmarlo - él llegó antes que tú a mi vida, intenté olvidarlo y enamorarme de ti pero no pude. Mi corazón siempre le perteneció a él, sin opción de algún día recuperarlo -




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.