Hasta que te alcanzan tus fantasmas…
…y se despiertan los míos
***
Te me sumerges en pausas cada vez más extensas, donde te me pierdes aunque te tenga cerca.
Yo le temo a lo que sea que encierre tu silencio y me uno a él disfrazando mis miedos con fingidas muecas de desprecio:
— Te me antojas gran pensador… de esos a los que le cruzan pensamientos a mil revoluciones por segundos…—comento reforzando mi coraza de “a quien no le importa” cuando sé que es otro mi secreto…
Tú intentas despegar una sonrisa que se te estrella sin remedio en una mueca triste
Y respondes:
— Sí, lo soy… uno pesimista que trata en serio no serlo…
Allí, a las puertas del verano, mi estómago sintió un frío intenso; el que preside al ruido ensordecedor de tus fantasmas despertando los míos…
No sé qué te cuentan los tuyos, pero los míos… oh los míos… se levantan al ritmo de una sinuosa canción bañada de susurros, sepultureros de sueños, quienes anuncian que, quizá, me sea mortal tu cielo.
***
… ¿Y si extiendo mis alas? ¿y si me lanzo?
¿ y si me atrevo aunque no se me ha permitido hacerlo?
—¿Acaso vale el riesgo?
¿Y si me escondo? ¿Si cierro los ojos?¿ Si no me atrevo?
—¿No estaré perdiendo?!!
Y aquí estoy… sin ser capaz de soñar; pero tampoco de aceptar que no puedo…
***
Me adviertes pero yo me niego…
Me niego a desengañarme por esperar demasiado
Porque escojo no esperar nada, aunque lo quiera todo.