Pero aquí estoy, sin nada de ti después de haberlo perdido todo,
y perdiendo lo poco luego de tratar retenerlo.
***
Cierro mis ojos y corro, vuelo, me libero… dejando atrás todo de ti, tus recuerdos…
—Solo un poco más, otro paso, un poco más lejos y lo lograrás, mira, no lo ves, ya no está —me repito una y mil veces para mis adentros…
Hasta que me duermo y los deseos de mi alma se cuelan como polizones en mis sueños. Sueño en silencio que vuelves, que me quieres; sueño que te descubres y que es bello lo que escondes. Y me despierto con tu nombre como inevitable destino hacia donde se me escapan sin permiso una y otra vez todos mis favores… arrastrándome de regreso a las ruinas de mis muros caídos, gritando con obviedad que solo a ti te pertenecen…
Allí, de vuelta a las puertas del mundo de mis sueños, descubro que el sueño fue creer que logré desprenderme pues ando dando vueltas bajo tu cielo con techo, soñando con encontrar las migajas de tu tiempo.
***
No importa cuánto quiera negarlo, cuantas cosas diga que no haré, que no aceptaré…
aquí estoy como la mendiga, con la esperanza a flor de piel,
con el “quizá hoy…” que ata mi presente con el pasado.
Esperando ansiosa la más mínima oportunidad para agarrarla con fuerza,
para no pensar siquiera otra vez en soltarlo…