Los Siete

CAPÍTULO II

⇝ EN EL BOSQUE ⇜

"De ves en cuando vale la pena salirse del camino, sumergirse en lo profundo. Encontraremos cosas que nunca habíamos visto"

----------------------------------------------------------------------------------------

Abrir los ojos lo mas que pude y me encontré con un ser extraño encima de mi, su rostro estaba totalmente cubierto, dejando solo a la vista sus oscuros ojos, los cuales emanaban un aire de peligro.

- Mas carne para comer... - Me atrapo entre sus manos. - Incluso si no me satisfaces completamente.

- ¡Que!... - Escapo de mis labios.

Bajo una de sus manos hasta uno de mis muslos que deliberadamente quedo al descubierto y lo apretó con fuerza. Deje escapar un quejido de dolor.

- ¡Para! - Intente empujarlo.

Detuvo una de mis manos y se arranco la prenda que cubría la parte baja de su rostro, dejándose al descubierto ante mi.

- Tienes buen olor cosita... - Agrego mienta acercaba mi muñeca a su nariz sádicamente.

- ¡No puedes! - Intente detenerle. Descubriría mi verdadero ser.

- ¿Así que eres sensible? - Me jalo hacia él, nuestros rostros quedaron muy cerca el uno del otro. - Agradece que sea yo quien quiera beber de tu sangre, pues de esta manera no te daré una muerte lenta ni agonizante, sera solo un pequeño dolor. - Sonrió.

Le mordí la mano con la cual acariciaba mi rostro para intentar zafarme de su agarre. Él se quedo inmobil y me miro fijamente.

- Eres una perra valiente. - Sus ojos profundamente oscuros cambiaron rápidamente de tonalidad a una carmesí, que reconocía perfectamente. - ¡Tuviste éxito en enfadarme! - Me jalo fuertemente logrando ponerme de pie. - ¡Ven!

Este ser me empujo contra un árbol, golpeando mi espalda en el, se detuvo a pocos metros de mi y rasgo el hombro derecho de mi vestido, dejando libremente parte del cuello y el hombro. De pronto otra presencia se apareció justo detrás de este, llamando totalmente su atención. Sus ojos eran brillante ante la oscuridad que nos cubría.

- ¿Aun juegas con tu comida? ¡Apresúrate!

- Ni te imaginas lo que encontré... - Le responde este.

Se hizo a un lado y me dejo a la vista de nuestro nuevo acompañante, el cual se quedo perplejo al verme. 

- ¿Que diablos crees que haces? Es humana. - Replico. 

- Es un regalo de la naturaleza. - Comenzó a reír.

- ¡Para! Eh dicho. - Agrego firmemente.

- Ok, ok. Solo quería una probadita y ver como su dulce rostro se llenaba de miedo.

- ¿Como llego aquí? - Se acerco.

- No lo se. Pregúntale a Poe; estaba yo en busca de mi almuerzo y la conseguí vagando por allí.

Esta nueva presencia se acerco a mi, quien paralizada temblaba en el tronco del árbol, aferrada a el hasta con las uñas. Al tenerlo frente a mi, unas lagrimas abandonaron mis ojos.

- ¿Eres una carnada? O solo querías morir entrando aquí...

No entendía a lo que se refería.

- ¡Responde! - Grito firme en mi rostro.

Negué. Observando sus grises ojos.

- Esto es tu culpa... - Se giro a encarar a la otra bestia, lo tomo por el cuello y prosiguió. - No debiste descuidar tu puesto.

-  ¡Cálmate! - Tiro de sus manos y acomodo el cuello de su chaqueta. - Ellos no serán capaces de emboscarnos, nos temen. Saben en lo que nos hemos convertido.

- No me interesa, debiste vigilar. Tenemos que cuidarnos en todo momento.

Comprendí que esa pequeña riña entre ambos era mi oportunidad para escapar, así que gire y con todas mis fuerzas me eche a correr, me adentre mas al bosque, provocando así que finalmente la misonia penetrara todo mi sistema.

 

*** Caminaba por un nublado valle de rosas rojas que se iban marchitando a mi paso,a mi tacto. Mientras mas caminaba, aparecían mas y mas miradas que me juzgaban por ser lo que era, mitad vampiro, mitad humana, una aberración para ambas razas.

Apresure el paso intentando escapar de allí, de sus ojos, de sus burlas, de sus humillaciones...

Corría por aquel interminable lugar sin salida; cuervos me perseguían, al igual que las sádicas risas de los presentes.

- ¡No, no! Aléjense...

Y allí, en el fondo de aquel precipicio una mirada del pasado apareció frente a mi, perdí el control y caí. ***

 

Una mano fuerte me agarro en el aire, deteniéndome de caer a la nada. Al abrir los ojos me percate de él, el ser que detuvo a la bestia que quería tragarme viva; allí el aquel precipicio, sostenido solo con uno de sus brazos a una rama, que nos aguantaba a los dos, este luchaba por no dejarnos caer a ambos al fondo, de pronto una fuerte brisa soplo y dejo a mi vista un rostro que no había visto antes, seguidamente escuchamos el crujir de la rama y caímos juntos al vació.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.