Los Siete

CAPÍTULO III

⇝ ¿Enemigos o Aliados? ⇜

"Todo lo que te molesta de otros seres, es solo una proyección de lo que no has resuelto de ti mismo"

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Un rayo de sol penetro esa parte profunda del bosque y nos dejo vernos mas claramente los unos a los otros.

Ese demonio y su piel de porcelana, sus labios aun manchados de mi sangre, la sangre emanando de las heridas de su cuerpo, malhumorado y de cabello oscuro. Los ojos rojos volviendo a ser grises, mirada fría, confundida, tal vez por lo que tenia frente a él... Una joven, con ropas harapientas, sorprendida por el descubrimiento que acababa de hacer sobre el demonio que tenia frente a ella, un exiliado.

Temblaba de rabia ante mi presencia, de solo ver mi cabello color carmesí, de solo saber que la  joven que tenia frente a el era mitad vampiro, mitad humano, y aun así vivía escondida en un mandato en el que eso era un pecado.

Cerca de nosotros... Una joven castaña cruzada de brazos. Mirada firme y nada contenta con la escena. Un joven que miraba divertido, de cabellos largos color plata. La cara de la bestia, allí también presente y por ultimo, aquel vampiro que sostenía a la chica para que no empeorara la escena.

*** ' *** ' ***

Nos encontrábamos los presentes en un circulo, cada uno igual de tensos que los otros y siempre mas alertas.

No entendía a que temían, si a mi o a él.

-¿Espero una respuesta Velkar? - Reclamo la chica.

 

¿Velkar? asi que ese era el nombre de este monstruo. ~

 

Velkar me tomo por el brazo fuertemente y me posiciono detrás de él.

- Aqui no pasa nada Danae. No hagas una escena.

La chica imprudentemente se abalanzo contra mi, pero uno de los presentes la detuvo, ese que llevaba un azul increíblemente extraño en sus ojos, y con desdén observaba todo.

- ¡Poe! - Exclamo Velkar. - Sácala de aquí. - Este asintió, me tomo en sus hombros como un saco de papas y en un instante desaparecimos del lugar.

En cuestión de instantes nos encontrábamos en medio de la nada, solos, apartados de los demás, era tal su rapidez que apenas y pude percatarme de la situación. 

- ¡Bájame! - Gritaba desesperada.

Este me bajo sin cuidado alguno, y de un empujón lo aparte de mi.

- No sabes con quien te has metido. - Le amenace señalandole.

- ¡Ja! ¿Hablas enserio? Creo que la que no sabe con quien se a metido eres tu cosita. - Intento agarrar un mechón de mi cabello.

Aparte su mano de un golpe, lo mire fijamente y antes de que pudiera hablar escuche ruidos de personas claramente; estaba a un paso de volver al pueblo. Di un paso atrás cuando lo vi acercarse con cierta sonrisa a mi, se detuvo y agrego:

- Ya te puedes ir cosita, si no quieres ser la presa de este depredador.

Me gire sin pensarlo dos veces y eche a correr de aquel extraño lugar al que nunca debí haber entrado.

 

Trate de atravesar el pueblo lo mas rápido que pude, pero no ser detectada con la fachada que llevaba, la sangre derramada en mi vestimenta y el notorio color de mi cabello no me ayudaban mucho. Los presentes comenzaron a alarmarse a mi paso, incluso algunos intentaron detener a la misteriosa chica que veían en mi pero yo solo podía acelerar el paso y esconderme antes de que esas bestias o alguien mas viniera por mi.

Al llegar a casa Lilibeth trato de detenerme pero me encerre en mi habitacion...

Me senté en la cama y comencé a gritar desesperadamente, me arranque la ropa cubierta de sangre del cuerpo, golpee la mesa hasta partirla en dos, la rabia se apoderaba de mi cuerpo y no sabia como detenerme; pronto me percate que estaba ocurriendo de nuevo esta furia implacable que me hacia perder el control cuando mi reflejo se hizo presente en algunos cristales rotos; una bestia hacia presencia.

Me habia convertido en un monstruo de ojos rojos, mirada desorbitada y colmillos aterradores.

Caí de rodillas y comencé a pensar en el asco que me daba, ahora que por primera vez había dejado que alguien tocara mi piel y bebiera de mi, fui completamente en contra de mi dignidad humana. Contuve la respiración y me deje caer por completo al piso.

 

Un rato después de tomar un baño, hablar con Lilibeth al respecto y alejar toda esa situacion reciente de mi cabeza, recibi un mensaje del principe, quien solicitaba mi presencia en el palacio la mañana siguiente.

- ¿No te parece extraño la calma con que solicita tu presencia aun después de haber descuidado tus obligaciones en el palacio?

- No las descuide Lili...

- Lo se, pero el no. - Seguía cepillando mi cabello. - Has pasado por tanto desde niña y para agregarle algo mas, te encuentras mas enemigos aun fuera del reino...

- Ellos son enemigos de todo aquel diferente a ellos, de todo aquel que viva en este maldito lugar. - Le mire a través del espejo.

- Solo espero que Kaled no sea tan severo contigo.




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