Los sonidos del amor

Capítulo 12

Así que están sufriendo problemas intestinales -les dijo Natalie a las dos señoras que la esperaban en la sala anexa al laboratorio a la mañana siguiente.

Había pedido que la informasen si aparecían pacientes con síntomas similares esperando que le dieran alguna pista.

-¡No aguanto mas! -anunció la señora Davidson con una mueca en su cara-. Llevo diez días tomando todo tipo de antidiarréico que encuentro y no ha servido de nada.

-Mis niños, que tienen cuatro y seis años, tienen el mismo problema -comentó la señora Vincent asintiendo con su morena cabeza-. Esta fiebre está afectando a mucha gente.

-¿Cuánto tiempo llevan enfermos sus hijos preguntó Natalie.

Susan su ayudante a tiempo parcial había llamado aquella misma mañana diciendo que se encontraba enferma y Natalie rezó para que la enfermedad no le durase mucho. Le hacía mucha falta.

Unos cinco días -dijo la señora Vincent-. Espero que estas pruebas les ayuden a descubrir algo. Esto se está extendiendo rápido.

-Ya veo. ¿Han comido algo poco usual últimamente? ¿Han probado alguna receta o ingredientes nuevos?

Ambas mujeres negaron con la cabeza. Natalie les entregó los frascos para muestras junto con unas instrucciones de recogida y manejo impresas.

-Tráiganme las muestras tan pronto como les sea posible.

 

Volvió al laboratorio y una agobiada Karen levantó la mano con el auricular del teléfono en ella.

-Para ti -anunció.

Amanda Evans, una de las enfermeras de la seguridad social del condado estaba al aparato.

-Nos ha llegado información sobre algún tipo de epidemia gastrointestinal en esa localidad. ¿Puede darme algún detalle más sobre el tema?

-Sólo que estamos estudiando una grande cantidad de muestras tanto de gente joven como anciana.

-¿Y no han encontrado nada que les llame la atención?

-No, me temo que no - admitió Natalie-. Si lo hago se lo comunicaré enseguida.

-Gracias -replicó Amanda.

Natalie pasó el resto de la mañana dándole vueltas a la epidemia surgida. ¿Se le habría pasado algo por alto?

Finalmente llegó a la conclusión de que no. Había hecho comprobaciones de todo tipo dos veces y ninguno de los cultivos había mostrado bacteria alguna que pudiera ser la causante de la enfermedad. Sin embargo, algo la causaba y unas horas más tarde comunicó su preocupación en la reunión mensual de Control de Infecciones.

La semana pasada me ha llegado un gran número de exámenes y el número no disminuye. ¿Se les ocurre algo?- le preguntó Natalie al grupo reunido.

Estefan jugueteó con un lápiz.

Esta mañana me han llegado dos pacientes del asilo Bom Ancião que sufrían el mismo problema, además de una grave deshidratación. Podría tratarse de cualquier cosa, desde un parásito a un virus.

-No creo que todos hayan salido del país, o sea que podemos eliminar los parásitos de la lista -comentó el doctor Haston-. Y si nuestros cultivos bacterianos dan negativo lo único que nos queda considerar es un virus.

-Es demasiado pronto para la gripe, especialmente para que estuviese tan extendida -Estefan se dirigió a Natalie- ¿No crees que quizá debiéramos solicitar unos cultivos víricos?

Ella asintió.

-Me encargaré de que se envíen algunas de las muestras al laboratorio externo.

- Bien.

-¿Y una intoxicación? -preguntó una de las enfermeras.

-Lo dudo, ya que hay internos del asilo y gente de fuera afectados por igual -intervino Estefan.

Una vez disuelta la reunión, él siguió a Natalie al salir de la sala.

-Pediré los cultivos de mis dos pacientes que vienen del asilo, Lucy Costa y Vincent Car. La verdad es que me tienen muy preocupado: ambos tienen más de noventa años y sus sistemas inmunitarios no están en las mejores condiciones. No podrían resistir una infección grave.

- Ya, lo entiendo -dijo Natalie.

¿Qué tal va tu otro proyecto? - le preguntó él cambiando de tema.. 

Natalie hizo una mueca.

-He hablado con prácticamente todo el mundo de la lista pero no me han dado ninguna respuesta muy esperanzadora. Llamaré al último que me queda en cuanto tenga un minuto.

-He estado pensando... -empezó a decir él-, ¿Podrías prestarme el informe en que justificas la necesidad de esa compra? Puede que se me ocurriese algo.

-Por supuesto. Te lo haré llegar en cualquier momento.

¿Tienes tiempo para una taza de café?

-Me encantaría, pero tengo muchísimo trabajo pendiente. Pero acepto la invitación para otra ocasión.

- Estupendo me avisas cuando estes desocupada.

 

Natalie desarrolló en la hora siguiente la mayoría del trabajo. Cuando la marea de muestras fue disminuyendo se tomó un momento para llamar por teléfono al último nombre de la lista de posibles benefactores que Estefan le había dado.

Por desgracia, Doug Magnus le dio tan pocas esperanzas como el resto. Su organización se dedicaba a recaudar fondos para la lucha contra la leucemia y lo único que pudo sugerirle fue que lo llamase en primavera.

Estaba repasando mentalmente lo que le quedaba por hacer antes de terminar el día de trabajo cuando el altavoz del hospital irrumpió en sus pensamientos.

Código Azul. Habitación 412.

Natalie trató de recordar por qué ese número de habitación le resultaba conocido. Lo consultó en el registro y allí estaba: la ocupante de la habitación 412 era lucy Costa. La paciente de Estefan.

Natalie esperó varios minutos, ansiosa por correr escaleras arriba hasta el cuarto piso y enterarse de primera mano de lo que ocurría.

Al mismo tiempo sabía que el personal de ese piso lo último que necesitaba era curiosos paseándose por el pasillo.

Durante la hora siguiente se obligó a concentrarse en comprobar una vez más el inventario. Entonces, incapaz de esperar más, Natalie entró en el laboratorio de química para ver si alguien tenía más información que ella.

-No ha sobrevivido -le dijo Phil Davis, el supervisor de turnos-. ¿La conocías?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.