Los sonidos del amor

Capítulo 18

Natalie se llevó la mano a la boca y acto seguido echó a correr por los pasillos desesperada mientras oraba para que Katie estuviera bien.

Entró como un torbellino en urgencias y preguntó en enfermería:

-¿Dónde está Katie?

-Me alegro de que hayas llegado -le dijo una de las enfermeras. Está preguntando por ti. Ve a la habitación uno.

-¿Cómo está?

-Tiene varias costillas rotas y moretones por todo el cuerpo. Lo peor es la pierna: fractura múltiple del fémur derecho.

Natalie se apresuró hacia la habitación y allí se encontró a Estefan y al médico de urgencias, además de varias enfermeras. Inmediatamente se acercó a acariciarle la frente a Katie al tiempo que trataba de no llorar.

-Hola, pequeña.

-Natalie, has venido... -contestó katie débilmente.

-Claro preciosa -dijo con la voz entrecortada-. No pienso apartarme de ti.

Katie se humedeció los labios con la lengua.

-Gracias. ¿Es grave? -Voy a poder nadar de nuevo?

Natalie echó una breve mirada a la masacrada pierna y sintió que le subía la bilis por la garganta. Alzó los ojos para mirar a Estefan y la angustia que vio en sus ojos se lo dijo todo.

-No tiene buen aspecto -le dijo a Katie.

-¿Dónde está el ortopedista? - preguntó Estefan al aire.

Entró otra enfermera corriendo.

-El doctor Sullivan estaba hoy de viaje. Acabo de llamar a su casa pero todavía no ha vuelto.

Estefan lanzó una maldición.

-Tenemos que amputar- sentenció el doctor Thomas, el canoso médico de urgencias.

Natalie abrió la boca.

Katie comenzo a llorar.

Estefan, impasible, miró al otro médico.

-Tenemos que hacerlo, hijo -repitió Thomas-. No podemos reparar tanto daño. el doctor

¡NOO! -gritaron al mismo tiempo Natalie y Katie.

-NO- repitió Natalie con seguridad.

Cinco pares de ojos se clavaron en ella.

-NO -dijo por tercera vez-. Que la lleven en avioneta a Denver.  Allí hay buenos cirujanos de ortopedia. Podrán hacer más allí de lo que podemos hacer nosotros.

El doctor Thomas dudó.

-Puede ser, pero...

-El doctor Pike le salvará la pierna - afirmó Natalie. Es el mejor en reconstrucción ósea.

El doctor Thomas asintió pensativamente.

-Si hay alguien que pueda hacerlo, ese es él -dijo. ¿Pero cómo vamos a conseguir que acepte operarla? Selecciona sus casos...

-Lo hará. Lo sé -replicó ella, confiada, ante el escepticismo de los demás.

En aquel instante su deseo de ayudar a Katie significaba más que su intención de mantener en secreto la identidad de su padre.

Miró a Estefan y dijo sin vacilar:

-Es mi padre.

-¿Que es qué? -corearon cuatro o cinco voces.

La mirada de Natalie no vaciló cuando tomó la mano de Katie.

-Lo que tú decidas -le dijo Katie a su hermano.

Estefan no dudó un instante.

-Llámalo.

Natalie corrió hacia el teléfono rogando que su padre estuviera en casa. Cuando Harrison contestó ella casi gritó de alivio.

-Papá, soy Natalie. Necesito que me hagas un favor muy especial. La hermana de Estefan ha tenido un accidente de coche y tiene una fractura múltiple de fémur. Aquí dicen que no podrían salvarle la pierna, nuestro cirujano de ortopedia está de viaje. ¿Podrías...?

-¿Está ahí Alexander?

Natalie le pasó el auricular a Estefan.

-Tiene un shock -le informó a través de la línea- pero, aparte de la pierna, nada grave. Se la ha roto en cinco puntos distintos y los rayos X muestran que uno de los fragmentos le presiona la arteria hizo una pausa y continuó-. Sí, podemos moverla.

Unos segundos después, Estefan colgó.

-Va a enviarnos una ambulancia aérea desde allí. Llegará en media hora.

Natalie estuvo a punto de romper a sollozar. La media hora siguiente pasó como en un sueño mientras el personal de urgencias preparaba a Katie para el vuelo. Nadie puso en duda el derecho de Natalie a permanecer junto a la paciente tomándole la mano y susurrándole palabras de ánimo.

Se mantuvo junto a katie quien ya estaba sedada hasta que la introdujeron en el helicóptero.

-Todo va a salir bien, pequena- le dijo dándole un breve beso en la mejilla-. Mi padre va a ayudarte. Y no te preocupes: estaré allí cuando te despiertes.

Katie asintió, soñolienta.

Estefan se inclinó sobre ella. ¿Estás bien, pequeñaja?

-Sí... -murmuró-. Oye, Estefan... No dejes que... me corten la pierna por favor.

-Katie -dijo él con un nudo en la garganta-, no te lo puedo prometer.

Natalie intervino.

-Te lo prometemos- dijo devolviéndole a Estefan la desafiante mirada. 

Puede que no supiera mucho de aquella especialidad, pero confiaba en su padre y su capacidad.

-Natalie... -habló una vez más Katie-.¿Puedes cuidar de Estefan por mí?

Las lágrimas aparecieron en los ojos de Natalie al mirar Estefan, que se encontraba en el mismo estado.

-Lo haré. -Te lo prometo

-Tenemos que irnos, doctor -le recordó el médico a cargo de la ambulancia aérea a Estefan.

Estefan y Natalie dejaron ir a Katie a regañadientes para ver cómo la introducían en el helicóptero.

-Lo siento, no hay espacio para ustedes. Pero no se preocupen: irá directamente al quirófano. El doctor Pike ya está listo y esperándola junto con un cirujano vascular.

La puerta se cerró y ambos vieron perderse el helicóptero en el negro cielo nocturno. Las parpadeantes luces rojas brillaban en la oscuridad.

-Tenemos que llegar allí -dijo Estefan cruzando el césped de vuelta al hospital-. Ve a casa, toma algo de ropa y yo te recogeré allí.

Natalie asintió pero, antes de que tuviera tiempo de moverse, uno de los del equipo de urgencias, Walter, se les acercó corriendo.

-Doctor, mi hermano tiene una avioneta y puede llevarles a Denver si quieren.

-Gracias -dijo Estefan con toda su alma.

-Está en el aeropuerto -dijo Walter-. Lo llamaré para avisarle de que van ustedes para allá.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.