Los Telepatas

Capítulo 10

Tenía pocas esperanzas de que saliéramos de está sanos y salvos, los policías empezaron acercarse a los chicos que aún no habían logrado subirse a ninguna de las camionetas, lo que más rabia me daba es que a pesar de que los chicos estaban sin ningún arma en las manos estos ya los estaban apuntando con sus pistolas, me gire para ver a mi hermana que estaba al borde de la camioneta donde me encontraba, de pronto se bajó y se descubrió las armas que tenía en la espalda, las cuales tapaba un pedazo de tela color blanco, saco su lanza y luego de extenderla la golpeo en el suelo dos veces, todos los chicos que estaban en las camionetas se bajaron y formaron un semicírculo protegiendo los vehículos y aprovechando de ayudar a sus compañeros que estaban siendo amenazados.

Todos se posicionaron con sus lanzas apuntándolas directo a los policías, quienes también los apuntaban con sus pistolas.

—Suelten las armas – grito uno de los policías – no queremos hacerles daño – su pasado los delataba, ellos jamás veían por el bien de los kinesis, para su mala suerte ninguno les hizo caso, todos seguían en sus posiciones, tal vez lo que más me preocupaba era ver a mi hermana tan expuesta, ya que estaba a la cabeza del grupo. Los policías comenzaron a acercarse lentamente, pero los chicos hicieron lo mismo, yo estaba tensa al ver como la distancia comenzaba a disminuir entre ambos grupo y hasta ya estaba preparada para saltar de la camioneta en caso de ser necesario. Mi hermana ya estaba a nada del primer policía, estaba punto de atacarlo cuando mi madre decide hablar.

—Yael no lo hagas – dijo mi madre primero mirando a mi hermana y después a mí – no dejes que ella te convierta en esto – mire a Yael, pero note que está no se había girado a ver a nuestra madre, seguía observando al policía frente a ella.

—Sara – apareció otra mujer – no lo hagas.

—Marcos – hablo está vez un padre – por favor – le suplicaba el hombre.

—Lo siento papá – habló el chico, que no se había ni girado a ver a su progenitor – está es mi decisión – era el primero que respondía a las suplicas de su familia.

Muchos otros padres aparecieron pidiéndoles a sus hijos que dejaran sus armas y que se marcharan a casa, pero ninguno se movió, todos los que respondían les decían que habían decidido llevar está vida, que era su decisión y que debían respetarla. Luego de algunos intercambio de palabras entre padre e hijos note como mi hermana se adentraba al semicírculo para hablar.

—Padres y policía – lo segundo lo dijo con odio – sé que piensan que somos muy jóvenes para tomar estas decisiones, pero deben respetarnos, hemos vivido sin su ayuda por mucho tiempo, hemos demostrado lo fuertes que somos, ya no somos niños, por lo cual respeten nuestras decisiones aunque no les guste, nosotros hemos tomado acciones para convertirnos en algo más importante y sabíamos los riesgos, sabemos que esto – apunto a los policías – podía pasar, pero incluso sabiendo eso no dimos marcha atrás y los enfrentamos – de pronto saco un pedazo de pavimento haciendo que se elevara – somos fuertes y si quieren arrestarnos, pues créanme cuando les digo que caerá sangre de ser necesario, porque lucharemos por nuestra libertad – quede sorprendida por las palabras de Yael y note como varios más quedaban igual.

—¿Nos aceptan? – pregunto una mujer que había llegado a nuestro lado – solo quiero estar con mi hijo y apoyarlo – asentí sin creer lo que estaba viendo, varios padres más se acercaron pidiendo unirse a lo que aceptamos, los distribuimos y en total eran caso unos 20 padres, volví mi vista al frente donde se encontraba mi hermana con su grupo y noté que no había cambiado nada.

—Tu hermana es fuerte – habló de pronto Zigor que estaba a mi lado – se nota porque es la líder del grupo.

—Si – dije de acuerdo con él y sin quitar la vista de ella – me recuerda a Lydia, ella también era así.

—Lydia fue increíble como líder y compañera – habló, Zigor evitaba hablar de mi prima al igual que otros, supongo para no hacerme sentir mal – ella siempre estuvo despuesta a todo por nosotros – se quedó en silencio unos segundos – ¿Qué kinesis tiene Yael? – pregunto, supongo que ya estaba sospechando algo.

—Pronto lo descubrirás – dije quitándole importancia en este momento, sabía lo que pasaría cuando se enteraran, ellos sabían de la profecía y sabrían que mi hermana era la elegida.

Vi como el grupo se comenzaban a mirar los unos a los otros, supongo que estaban desesperados por hacer algo, pero de ningún lado reaccionaba, de un momento a otro escuche el sonido de la lanza chocando con el pavimento dos veces, todos dejaron sus posiciones y volvieron a las camionetas, vi como el pedazo donde estaba mi hermana cae de golpe y a la vez hace una luz cegadora que se posaba en los policías y padres dejándolos ciegos y aturdidos, corrió ya que los autos habían comenzado a avanzar, Zigor le tendió una mano para ayudarla a subir, la vi dudar, pero al final acepto, cuando la ayudo a subir note como una mueca de dolor se formaba en el rostro de Yael, solo duro unos segundos pero fue suficiente para preocuparme.

Apenas subió se alejó acercándose a la chica que se llamaba Sara, la cual por su vestimenta supe que era una bioquinesis, ambas se miraban nerviosas y trataban de esconder algo, intentaba mirar, pero había mucha gente y además ellas estaban hasta atrás de la camioneta.

—¿Qué le sucede a tu hermana? – pregunto Zigor, yo negué.

—No lo sé – respondí volviendo la vista al frente, ya nos habíamos alejado de los policías y los padres, pasaron los minutos y ya habíamos salido de la capital para dirigirnos al puerto donde por fin nos iríamos a un lugar seguro.



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En el texto hay: poderes, profesias, conflicto

Editado: 14.03.2022

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