Los Testigos

Capítulo: 8

Morgan observó a Darcy, la pequeña se aferraba al Señor Miel y se negaba a soltarlo mientras comía con una lentitud extraordinaria su plato de cereales. 

—Se enfriaran— bromeó la pelirroja. Su hermanita solo asintió —¿Ocurre algo?—

–¿Cuando crezca seré bonita como tú o mamá?— la mayor frunció el ceño. 

—Ya eres bonita— señaló Morgan al sentarse al lado de Darcy. 

—Las otras niñas no piensan lo mismo— insistió —Y dicen que las pelirrojas damos mala suerte—

—Esa ridiculez también me la decían a mi a tu edad—

—Pero a ti no te pegaban— Darcy había bajado demasiado su voz, pero a pesar de ello, Morgan logró escuchar a su hermanita.

—¿Te pegaron?— la niña apenas y asintió —¿Vas a decirme quien fue?—

—Evelyn Bellemore—

—¿No es la hija del señor Peyton Bellemore?—

—No lo sé— admitió —Su mamá se llama Daphne y cocina pasteles—

Morgan asintió. 

—¿Qué te parece si yo te llevo a la escuela?—

—¿De verdad?—

—Claro que si— Morgan le sonrió ampliamente —Le diré a mamá y tu termina tu cereal—

—Aguarda— la niña se puso de pie y llevó una cucharada repleta de cereales a su boca —Tengo que ir por un cambio de ropa para el Señor Miel—

*

Morgan acompañó a la pequeña Darcy hasta su salón y una vez que la niña se sentó, ella fingió que se iba. Pero, lo que realmente hizo fue permanecer en aquel pasillo, hasta que divisó a la pequeña cabecita castaña perfectamente peinada.

—Eres Evelyn, ¿Cierto?— cómo pudo recurrió a todo su autocontrol para no gritarle a la niña. No quería asustarla. 

Aún.

Le sonrió de una manera tan amplia que provocó que sus mejillas dolieran. 

—Sí— contestó la niña con desconfianza.

—De acuerdo, soy la hermana de Darcy. Escucha— pidió la pelirroja —Me enteré de lo que le hiciste a Darcy—

—¿Y?—

—Y no está bien—

—Tu no eres mi mamá para decirme que sí y que no está bien—

Morgan quedó estupefacta ante la actitud de la pequeña malcriada. 

—Soy mayor que tu, por lo cual puedo hacerlo— Morgan estaba a punto de ponerse a discutir con una niña de tres o cuatro años —No estuvo bien lo que le hiciste—

—Ella se lo merece. Es muy rara— soltó —Y su cabello es feo, al igual que el tuyo—

—Escucha pequeña lagartija malcriada— bajo su tono de voz y apretó sus dientes al decir aquello. —Si te atreves a volver a ponerle uno de tus asquerosos dedos de salchicha de nuevo a mi hermana, juro que regresaré por ti ¡Y te arrastraré conmigo al infierno de donde vengo!—

Evelyn salió corriendo de ahí, gritando y agitando sus pequeñas manitas. Al cabo de unos segundos, Morgan se atrevió a preguntarse si quizás aquello no había sido un exceso. Disponía a irse cuando llegó de nuevo la niña, pero a diferencia de la otra vez iba a acompañada por su madre.

—¿Te atreviste a gritarle a mi hija?— la madre de Evelyn estaba realmente furiosa, 

—Señora, mejor deje que Evelyn vaya a su salón, se disculpé con Darcy y lo dejamos como un pequeño incidente—

—¿Estás loca?—

—Ella golpeó a mi hermana—

—¡Y tu le gritaste a alguien que ni siquiera había nacido cuando tú ya estabas en secundaria!—

—¿No es lo mismo que usted está haciendo?—

Morgan estaba volviendo a enojarse. Rascó un poco su ceja antes de agregar:

—Deje que la niña se retire así podemos hablar—

—No eres más que una mocosa mimada— señaló Daphne, —¿No eres la hija de Florence y Ezra? ¿Tú que vas a saber de algo si toda tu vida la has pasado en una burbuja de oro?—

—Exactamente, soy una mocosa— la señora Bellemore frunció su entrecejo sin comprender a dónde se dirigía la pelirroja con aquello. —Probablemente tenga la edad que usted tenía cuando se fue a revolcar con el señor Tyler ¿No? Cuando le quitó el esposo a Rohana—

—¿Como te atreves a decir eso frente de mi hija?— preguntó indignada.

—Le dije que dejara ir a la niña a su clase— soltó —Así está la cosa, si Evelyn vuelve a tocar a Darcy o a molestarla, yo volveré. Y probablemente no hable con usted, sí no con el señor Bellemore. Por si no le ha quedado claro, soy una Tremblay y no tengo miedo en absoluto de mostrarle a usted y a su pequeña bestia quien soy. Así que si no quiere que le haga una visita más que "social" a su esposo, que esto no se repita—

Daphne la miró incrédula y quizás la hubiese reprendido, o inclusive gritado, pero Morgan se fue de ahí dejándola sin aquella posibilidad.

*

Morgan miraba con el ceño fruncido a Giles. 

Aquel chico estaba quemando una hoja de su libreta con un encendedor bajo su escritorio. Creía que nadie lo notaba. Pero a tan solo unos lugares de distancia, la pelirroja mantenía su mirada fija en las manos del muchacho. 

¿Qué tan idiota debía ser para hacer aquello en un salón lleno de personas?

El nivel de idiotez que fuese necesario, Giles, al parecer lo era. 

—Necesitamos hablar— estableció Logan haciendo que la chica tuviese que dirigir su mirada a él. 

—Si vamos a...—

—No voy a terminar contigo— la pelirroja asintió levemente con su cabeza —¿Mañana en mi casa?—

—Asumo que no puedo decir que no—

Logan sonrió con suficiencia y Morgan regresó su mirada a Giles. 

Pero para su sorpresa él la estaba mirando. Y apartó su mirada de golpe cuando sus miradas se cruzaron. 

Entonces supo qué tenía que hablar con él castaño.

Por lo que el resto de sus clases la paso jugando con una de sus plumas, oprimiendo una y otra vez de su pulsador, haciendo aquel ruido mecánico que ocasionaba cada vez que guardaba o sacaba la punta de la plumilla. 

Algunas de las chicas del salón la miraban molestas y al cabo de un rato incluso los chicos, pero por supuesto nadie se atrevió a decirle nada. 

En el momento en que la maestra que impartía la última clase señaló que podían salir, Morgan tomó sus cosas y salió siguiendo al castaño. 




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