Érase una vez tres cerditos que eran hermanos, vivían en el bosque, siempre habían vivido felices, hasta que un día un lobo feroz se comió a sus padres. Desde aquel día, los tres cerditos, para vengarse, se volvieron malos, les destruían las casas a las ardillas, se comían la comida de las cabras,no dejaban invernar a los tejones... Eran el terror del bosque.
Ellos mismos se coronaron como reyes del bosque. Pero aún que no lo pareciera si tenían una debilidad, los lobos. ¡Los cerditos les aterrorizaban los lobos!
Un día, un lobo llamado Pulgarcito, estaba paseando, y se encontró con dos lobos malos que querían hacerle daño.
-¡No me hagáis nada, yo soy bueno! Por favor dejadme ir- Gritaba el lobo asustado.
-Bueno, solo te dejaremos si cumples lo que te pediremos... - Respondió uno
-¡Lo que sea, tengo que ir a casa de mi abuela a llevarle unos medicamentos!-Aclaró preocupado Pulgarcito
-Ja ja, ya pareces la caperucita roja!!- Se burlaron
Los tres lobos se pusieron a pensar, que le podían obligar a hacer. Uno de ellos se fijó en tres sombras que parecían estar regañándo y pegándo a una pobre ardilla.
-Ya lo tengo, mirad a esas sombras.-Murmuró el más alto.
-Ya lo tenemos, tendrás que revelar-te a esos hombres! - Replicó riéndose por debajo de la nariz.
-Pero... Es que parecen muy fuertes y peligrosos- Respondió el lobito asustadísimo.
- Si no lo haces ya sabrás que te espera...
Se fue hacia las sombras preocupado.
Cuando vio perfectamente a las tres sombras.
Ya no les tenía nada de miedo.
Eran lo tres cerditos malos.
Se acercó decidido, sin miedo.
Cuando llegó justo a dos metros de ellos, gritó:
-¡Eh, no le podéis hacer esto a esta pobre ardilla! Parad.- Gritó
-¡¡¡A nosotros nadie nos manda!!!- Replicó uno de ellos justo antes de girarse.
En seguida, el cerdito se arrepintió de haber hablado. Los tres se giraron y vieron al lobito. Estaban muy asustados y no sabían que hacer. En seguida uno de ellos habló y dijo:
-Por favor déjanos vivir, no lo volveremos a hacer nunca jamás.
El lobito hizo que si con la cabeza y se fue otra vez con los dos lobos que solo pudieron observar el espectáculo viendo las sombras.
-Cuando el lobito llegó con los lobos, vio que hacían cara de asustados y se apartaron.
-No me volváis a molestar o terminaréis como los tres cerditos. -Aclaró