La semana siguiente a la llegada de Ellys Manderly, los Stark celebraban con jolgorio el Día Del Nombre de Bran. El niño había pedido que todos sus conocidos estuvieran ahí, incluso Hodor, el enorme mozo de cuadra de Winterferll bailaba al compás de los cantos norteños.
El pequeño Bran buscaba con la vista ansiosamente a su hermano Jon, pues su petición de invitar "a todos" era un pedido implícito de también tenerlo a él, pues pese a que su lazo sanguíneo no era completo, él lo quería mucho.
Pero lady Catelyn no había permitido la asistencia del muchacho.
—Algunos Umber, Karkstark y Glover estarán aquí, no sería apropiado que vean a... A ese muchacho —le había dicho a su esposo.
Lord Stark había aceptado, pese a sentirse incómodo por la ausencia de Jon.
Incómoda se sentía también lady Ellys, que sin Jon y con Sansa comportándose como una anfitriona excelente, no tenía con quién conversar.
—¿Verdad que es aburrido? —Ellys volteó para ver quien le hablaba y se encontró con los brillantes ojos azules de Robb Stark.
En estos días, ella no había hablado mucho con él, pues pese a la calidez que el joven emanaba, su presencia la intimidaba.
Robb tenía la misma edad que su medio hermano Jon y que Ellys Manderly, era el hijo mayor de lord y lady Stark, había sido criado para ser el próximo Lord Protector Del Norte, a pesar de su corta edad, era querido y respetado por todos los norteños, se había ganado eso con su gran sentido del honor y la justicia, aspectos muy comparados con los de su padre. Físicamente en cambio, era tan Tully como su madre: corpulento, piel clara, ojos azules y cabello café-rojizo.
—¿Tú también te sientes aburrida? —volvió a preguntar.
—Eh... Sí, pero por favor no se lo diga a lady Catelyn.
—No le diré nada —sonrió— Al final mi madre hizo de la fiesta de Bran, una de reunión viejos lores.
—Invitaron a todos menos a Jon. ¡Es injusto! —renegó la muchacha.
—Lo sé. También quisiera que mi hermano estuviera aquí, pero esas decisiones las toma mi madre. Algún día Jon será mi mano derecha, él se merece El Norte tanto como yo —dijo el joven con una profundidad poco común en alguien de su edad. —Pero bueno, por el bien de mi padre espero que aún falte mucho para eso —intentó relajar la situación.
Ellys empezó a reír por lo bajo, y Robb no entendió porqué lo hacía sino hasta que ella le señaló a Hodor bailando con la vieja Tata al ritmo de una sonata alegre, la pobre anciana a penas y lograba mantener se en pie.
Robb también empezó a reír por el hilarante espectáculo.
—¿Sabías que ella es su bisabuela? —preguntó Stark.
—¿Su bisabuela? —respondió sorprendida — ¡Pero él es enorme y ella...!
—¡Lo sé, lo sé!, todos nos preguntamos lo mismo, pero aunque parezca mentira, ellos son familia.
Los jóvenes siguieron conversando por largo rato, cada vez que la situación empezaba a tornarse algo incómoda, Robb se las arreglaba para solucionar el problema.
Él había tenido mucha curiosidad por la recién llegada, pero cada vez que intentaba hablar con ella, también se sentía intimidado.
Theon Greyjoy quiso unirse a ellos, pues desde su llegada a Winterferll se había convertido en el mejor amigo de Robb y lo quería tanto o más que a un hermano.
—¡Robb, finalmente te encuentro! —dijo con una irritante sonrisa.
—Estoy seguro que ni siquiera me buscaste —respondió el pelirrojo, que hace mucho rato había visto a su amigo conversando con las sobrinas del Gran Jon Umber.
—Bueno, lo importante es que ahora te encontré... ¡Y con lady Ellys! —sonrió en dirección a ella, pero la joven seguía tan seria como un témpano de hielo.
El chico Stark se dio cuenta de la densidad del asunto e intentó disuadir a su amigo de alejarse.
—Theon... Hace rato Rewen Glover me preguntó por ti, tal vez deberías ir a hablar con ella.
—¿Rewen Glover? Nunca he oído de ella —se cuestionó el hijo de hierro, tratando de recordar si ya había hablado con la mencionada durante la velada.
—Es... una... pariente de Lord Glover. Es muy bonita.
—¿Y tiene grandes... Ya sabes?
—¡Sí! Enormes, deberías buscarla —persuadió el lobo.
Greyjoy se perdió entre la multitud intentando dar con la inexistente lady Rewen.
—¿Él siempre es así de idiota? —preguntó Ellys, que había oído en silencio toda la patraña de Robb.