(Julio 24, 2013, Venecia, Italia.)
(Steve Rogers/capitán América)
Estoy esperando a que salga de su habitación, ya que Mauritzio la envió a cambiarse de ropa, cuando sale, solo puedo verla asombrado, parece una antigua reina egipcia, creo que Mauritzio lo hizo por su nombre, además de por su gusto por esa cultura.
La llevo del brazo al salón de baile y veo venir a Mauritzio directamente, para tomar su mano y llevarla a la sala en donde hay una especie de trono, en donde la hace sentar, Anubis se coloca rápidamente a su lado, creo que sabe que debe vigilar. Veo acercarse al hijo mayor de Mauritzio y le escucho decir:
-A pesar de que tu cumpleaños fue hace meses y que por cuestiones fuera de tu control no se celebró en su momento, hoy celebramos tu nacimiento y te llenamos de obsequios, este es el nuestro.– veo a Josefine la hija mayor de Marco acercarse y darle una caja elegantemente adornada. María que ha aparecido a su lado, la toma de sus manos y la coloca en una mesa.
-Grazie Marco, tú y tu familia son muy amables, espero que se diviertan en el baile. – la escucho agradecer
Después veo pasar a Piero con su esposa y sus dos hijos y la escena se repite, siguiéndolo Fabritzio con su esposa y su hijo, después comenzaron a pasar algunos de los invitados, ya que no a todos se les pasarían pero aquellos que llevaron obsequio pasarían, los demás solo saludarían.
Sigo observando la escena cuando tocó el turno al Príncipe Giovanni Sforza, la sorpresa de todos fue mayúscula, pues su obsequio era muy especial.
-una dama como tú Ahmanet, merece un obsequio muy especial y dado tú nombre y tú gusto por el Antiguo Egipto, me parece que una noble dama cuyo guardia es un perro entrenado, bien puede tener un par de ligres entrenados. – le dijo y en ese momento un mozo aparece llevando un par de enormes y hermosos ligres de unas correas rojas.
-valla, ligres, había escuchado de ellos pero nunca los había visto Príncipe Sforza. – le dice ella asombrada
-son dos animales dignos de una princesa como usted, se llaman Cleopatra y Ramsés. – me dice el príncipe.
-creo Alteza que se ha equivocado, ella se llama Sejmeth y el sí es Ramsés.– la escucho decir con una sonrisa y veo como hace un ademan con las manos y ambos ligres avanzan hacia ella, y se recuestan a su lado.
-valla, los ha dominado sin siquiera la instrucción apropiada, usted es especial. – dice el príncipe Sforza.
-grazie por el obsequio, si ha sido algo increíble. – le agradece ella.
-creo que mi obsequio no es tan impresionante pero espero que sea de su agrado.– dice Federicco Spada, haciendo un ademan llamando a un mozo que lleva de unas correas doradas a un par de panteras negras.
-cielos, son hermosas esas panteras. Grazie signore Spada.
-están entrenados y sus nombres son Basteth y Bek.- Me informa
-dignos nombres, gracias por ellos. – le dice y nuevamente la veo hacer un ademan con la mano y ambas panteras se colocan a sus pies y se recuestan.
-con esta guardia personal, solo un tonto se atrevería a atacarla signorina Ahmanet, pero aun así creo que mi obsequio le agradara.– le dice Enzo Auditore, y un mozo presenta un hermoso estuche alargado. Veo al propio Enzo dejar ver el contenido del estuche que lleva, son dos bellas espadas.
La escucho agradecer el obsequio, no presto mucha atención, los regalos son exóticos y ostentosos, veo pasar a más personas, por lo que solo la observo, sin escuchar lo que dicen. La veo tensa, me doy cuenta que no está a gusto, pero soporta todo lo organizado por su amigo.
Cuando termina la procesión de obsequios, por fin dan comienzo al baile, la veo bailar con varios hombres empezando con Mauritzio y sus hijos, en un momento ella se acerca a nosotros diciendo:
-señores, por favor diviértanse, Tony saca a bailar a Pepper, y que sea más de dos piezas seguidas, solo abrazarla no dejara claro a todos estos hombres de que son pareja.
-Que quieres decir? – pregunta Bruce
-simplemente que, esta gente se mueve según costumbres, es normal que los hombres solteros saquen a las mujeres casadas a bailar, pero difícilmente lo harán con una soltera, y mucho menos por más de una pieza musical, eso iniciaría a las lenguas ociosas a moverse, hablando de algún posible romance o sobre las pretensiones de un caballero, sobre una dama, sobre todo si es soltera.- le responde
-entonces por eso, ningún hombre baila con las mujeres por más de una pieza, pero bailaste dos con Mauritzio? – le pregunta Nat.
-él está reconocido por todos como algo parecido a mi tutor, por eso no cuenta, y por el mismo motivo no acepto bailar por más de una pieza con nadie, no quiero que me comprometan o se hable mal de mi reputación, por eso he sido llamada la doncella más deseada de Venecia, por darme a desear y no permitir avances en sus galanteos.