Capítulo XV

Beatriz desde la oscuridad de la tienda observaba el desarrollo de la lidia,imponentes luchadores enfundados en férreas armaduras de acero,chocaban lanzas a todo galope manejando con destreza las armas que se quebraban estrepitosamente  contra escudos blasonados,al caer alguno continuaba el combate a   pie y a espada.Uno a uno fueron retirándose los derrotados,hasta que sólo quedaron cuatro, entre ellos el señor Hugo,experto luchador,que batía a todos sus oponentes con el poderoso golpe de su lanza.

Tocaba el turno del próximo adversario.Un ciclope montado en un corcel tan amenazador como su dueño, que partió a todo galope  contra su contrario, partiendo en dos su lanza,y derribandolo al primer choque.El señor Hugo se levantó  trabajosamente  para continuar el duelo con la espada,pero se tambaleo' por un momento para volver a caer estrepitosamente. Beatriz, asustada,corrió en su ayuda,al tiempo que los ayudantes de campo se disponían a incorporarlo.Cuando la muchacha se acercó,un hilillo de sangre corría por el cuello del valiente señor.Rápidamente le quitó el yelmo.Su respiración era entrecortada,mientras una profunda herida le surcaba desde el bigote hasta la garganta. 

_He  perdido,,es una vergüenza para mi casa_ se lamentaba el pobre hombre con la voz entrecortada.

_No se preocupe señor,yo continuaré el combate_repuso Beatriz incorporándose decidida.Hugo abrió los ojos desmesuradamente:_¿te has vuelto loca?, has visto el tamaño y la destreza de ese caballero?, te matará al primer lance,además, qué sabes tú de armas?.

_Más de lo que se imagina,confíe en mí,no lo defraudare'_repuso la muchacha con una flema que hasta ella se sorprendió.

Un silencio expectante se apoderó del graderío, el señor Hugo fue retirado del campo,y en su lugar,Beatriz,completamente cubierta de pies a cabeza con su armadura plateada se presentó ante el estrado:_vengo a representar al señor Hugo,deseo continuar el desafío_anunció distorsionando la voz.

El graderío quedó en total silencio.El príncipe consultó con sus ministros,era una situación insólita, que se  presentaba por vez primera, causando zozobra y confusión.Beatriz aguardaba el resultado de la decisión, parada frente al pabellón real. Apoyada con ambas manos sobre el puño de su filosa espada,ofrecía una imagen impresionante  de gallardía y firmeza.En el palco,Margaret cuchicheaba nerviosa con sus cortesanas.Tanto ella como Rose, se sentían sumamente intrigadas por aquella figura pequeña y delgada que no dejaba de observar a Margaret a través de la visera levantada del yelmo con sus ojos grises y severos cargados de reproche.

_¿Dónde lo habré visto antes?, sé que es un amigo de mi padre,pero no logro distinguir cuál de ellos será, si se quitara el casco completamente  podría reconocerlo_ comentaba entre susurros Rose a una de sus compañeras del palco.

_ Pues sea quien fuere es muy valiente y parece ser un mozo muy atractivo_ respondió a su vez su interlocutora  lanzando un suspiro de admiración. 

Al cabo de unos minutos de debate,uno de los heraldos se acercó a Beatriz y le preguntó algo en voz baja,a lo que la muchacha le respondió igualmente de forma inaudible.

_ ¡El duelo se reanuda,se presenta como defensor,el protegido de Sir Hugo,el caballero Arthur,que comience el combate!_ anunció solemnemente el heraldo agitando una banderilla.

Beatriz estaba aterrada,todo su cuerpo temblaba de pavor,no podía creer lo que había hecho.Estaba a punto de enfrentarse a uno de los combatientes más temibles de la justa,pero sosteniendo su espada con firmeza,se plantó resuelta en el medio del terreno con las piernas separadas esperando el ataque de su contrario.Éste no se hizo esperar,el feroz guerrero  había reido a carcajadas minutos antes observando la insignificante silueta que lo retaba y a quien pensaba aplastar como a un insecto desde el primer choque.Agitando en el aire una mortífera y gigantesca bola de hierro erizada de pinchos,arremetió contra Beatriz, dispuesto a terminar rápidamente con aquella mosca insolente.