El bondadoso corazón de Beatriz no soportaba la idea de ver a su hermana siendo ejecutada. A pesar de descubrir toda la maldad que albergaba su alma retorcida, a pesar de los crímenes cometidos, a pesar del sufrimiento causado,al final era sangre de su sangre.
El torneo había terminado sin la alegría acostumbrada. Todos maldecian a la perversa Margaret y aguardaban ansiosos la hora en que su cabeza ensangrentada rodara a los pies del patíbulo cercenada por el hacha del verdugo.La superficial Rose estaba en shock,ni en sus más delirantes pesadillas hubiera imaginado que aquella insignificante y humilde muchacha a la que había maltratado y humillado,fuese nada más y nada menos que el ídolo a quien tan desesperadamente quería parecerse.Avergonzada y asustada por las represalias que tanto Beatriz como el príncipe pudiesen tomar en su contra,se apresuró en dirigirse a la tienda donde reposaba su padre herido para pedirle que intercediera a su favor.
Pero sin dudas,el más afectado con los recientes acontecimientos era el príncipe. Su alma normalmente justa y ecuánime, se había tornado rencorosa y vengativa.Sus sentimientos estaban encontrados:por un lado se sentía el hombre más dichoso del mundo por haber recuperado al amor de su vida,con quien al final podría casarse y llevar juntos una vida plena de amor y felicidad. Pero por otra parte,su corazón se había llenado de odio y resentimiento.No podía aceptar que había sido cruelmente engañado y manipulado por una psicópata con la cual casi se desposa a pesar del instintivo rechazo que le provocó desde su regreso al reino.
Beatriz fue instalada con todos los honores y respetos que se le debian en su antigua habitación del palacio.Luego de tomar un merecido descanso y baño reparador, se sentó a la orilla de su antiguo lecho envuelta en los más tristes pensamientos. Recordaba su infancia feliz correteando por los prados riendo a carcajadas perseguida por su gemela,sus padres contemplandolas sonrientes y orgullosos,su vieja mansión llena de armonía familiar...
Absorta en sus pensamientos, Beatriz no reparó en unos golpes suaves en su puerta.Al no obtener respuesta, lentamente la cerradura se abrió dando paso a Su Alteza.Beatriz se encontraba de pie junto a la ventana observando con melancolía el paisaje nocturno.Parecía un ángel con su abundante cabellera recogida y sus manos tras la espalda.El príncipe posó una de sus manos en su hombro,sacandola de su abstracción_¿cómo te sientes amor?_preguntó dulcemente a la joven que se volteó a mirarlo con sus enormes ojos empañados por gruesas lágrimas.Beatriz no pudo resistir y se echó en sus brazos llorando.
_¡Ay,por qué mi hermana tuvo que arruinarlo todo,yo nunca la hubiera abandonado,aún cuando me convirtiera en reina ella iba a ser tan poderosa y respetada como yo,ahora tengo miedo y me siento culpable por lo que pueda sucederle!_sollozo' la generosa muchacha.El príncipe acarició sus cabellos estampando un beso en su frente:
_Hiciste lo correcto mi amada,por desgracia,tu hermana es una criminal y debe pagar por ello,sólo no quiero imaginar si me hubiese casado con ella,de qué no sería capaz una vez que se hubiera convertido en reina_respondió el joven con el rostro endurecido.
_Lo sé, Margaret rebasó los límites sólo por envidia y ansias de poder,pero aún así es mi hermana,y pienso en mis padres que deben estar revolcandose en su tumba,por favor,te pido que revoques la sentencia,ya bastante está sufriendo al ver que todo lo que planeó se ha convertido en humo_suplicó la dulce Beatriz.
_Mi tierna y hermosa prometida,tan valiente y frágil a la vez,siento contrariarte pero no te puedo complacer, no sólo por mí, es el pueblo que exige justicia por la muerte de su rey,lamentablemente tu hermana cometió el más repudiable acto de traición al reino y eso es imperdonable_concluyó el joven con voz dulce pero a la vez firme.
_Trata de dormir amor mio,mañana nos esperan sucesos importantes y decisivos para el país, y como mi futura esposa debes estar a mi lado.