Ambas jóvenes se permanecen estáticas de lo que podría hacerles, el miedo la dominaron, aunque la mano de cierto ser celestial intervino.
-Deténganse, yo me encargo. -su mirada desafía aquel demonio frente a él-, por lo que veo no has cambiado.
-Igual tú. -aparece una sonrisa irónica.
-Seguramente tu gran fidelidad con Lucifer es eterno. -Miguel da el mismo gesto con tono de burla. - ¿Qué tanto deseas de Odette Laerty? -interrogó el arcángel fulminado con la mirada.
Samuel lame con la ojeada hacia aquella muchacha con cinismo, haciendo que cierta bermeja sobresalte del terror en la mirada del otro Ángel Caído.
-Nada que deba importarte a ti, hermano. -susurra con una sonrisa burlona.
Miguel da un pequeño suspiro y ya se esperaba esa respuesta de uno de sus hermanos que había traicionado a su Padre.
- ¿Qué hacemos, Odette? -murmura Lida aterrada mirando a su amiga.
- ¡Yo que sé! Tal vez el arcángel Miguel se encargará, supongo. -susurró con irritación. -sin embargo...Presiento que conozco a ese demonio. -expresa insegura de sus palabras.
-Me entregarás a la chica-amenazó poniéndose directo su mirada nuevamente a la muchacha pelirroja.
- ¿Si no lo hago?-se burló Miguel.
El presente anticristo simulando una sonrisa de lado, realizando un gran salto con sus alas negras y se canaliza a la joven para tomarla de sus muslos, sin embargo, un brillo lo bloquea con brevedad, Samuel vuelve a su lugar quedándose algo sorprendido de la voluntad divina.
-Vaya. -silbó con insolencia-No esperaba del más fuerte de todos los arcángeles.-una risa insolente aparece en la cara del anticristo-
-"Rayos, dejó mi brazo izquierdo al descubierto" -pensaba con algo de dolor en el hueso de su brazo -
Odette se percató de ello, a la poca velocidad de ese caído ángel que se movían sus ambas piernas a la chispa del viento. Ella no comprende en realidad y volvía hacerse muchas veces esa cuestión, ¿Porque ella puede ver esas cadenas en sus talones?
Nuevamente agitaba su cabeza para volver a la realidad, la pelea entre Arcángel y el supuesto hermano del ángel era muy regida y no se sabía en cómo iba a terminar.
-Odette, ¿Te sucede algo? -ella negó confusa. No estaba en su totalidad la seguridad de que si Lida creía lo que sus ojos contemplan. Solamente hace un gesto de que no tiene ni idea de nada-
Los ex-hermanos parecían ya llegar a agotar sus pocas fuerzas que les quedaba, ya que los poderes celestiales no podía más. Aunque uno de ellos quería dar el golpe y era Samuel, pero Odette lo detiene con su mano izquierda.
- ¿Qué haces? -Dijo molesto queriendo apartar a la joven humana -solo mantenerte quieta y... -ella lo abofetea interrumpiéndolo-
Miguel y Lida se quedaron atónitos por la acción que acaba de hacer. Lo malo de la joven pelirroja que no tiene mucha tolerancia con la gente de esa magnitud como ese demonio Samuel.
-¡¿Qué carajos haces, maldita niña?! -- exclamó furioso, nadie en su vida como Ángel y Demonio le ha propinado un golpe en su linda cara. -¡Dañaste mi rostro! -dijo molesto tocando su mejilla quejándose del dolor -
El ángel caído intenta atacarla pero Miguel se pone en medio de ambos con la respiración agitara, por el dolor de su herida en su brazo derecho que estaba empeorando.
-¿Pretendes vencerme en ese estado? -una sonrisa malévola sale del rostro del Demonio Samuel -
-N...No -susurra intentando aguantar el dolor de su brazo que no dejaba de sangrar -Tengo detenerte...-dijo con poca fuerza que detenía de la espada yacía en sus manos.
-Que insistente te has vuelto, Miguel. -
Una sonrisa aparece en su cara para dar furia a cierto demonio. Iba a darle el golpe final pero, una mano gruesa lo detuvo.
-¡Usted es...! -expresa Samuel perplejo no tenía información sobre el paradero de ese sujeto que fue condenado en la cruz de los esclavos-¡S...Señor Jesús...! -la apariencia del hombre frente a sus ojos es el mismo hijo del creador de la tierra-
-No deseo una lucha innecesaria como esta-la voz del prójimo con túnica de color blanca era serena. Aún mantiene su mano al descubierto para aquel demonio no haga ningún movimiento-
Las dos jóvenes humanas no podían creer lo que veían sus ojos, era el hijo de Dios en persona y estaba con vida. Ellas tenían entendido por los versículos de la biblia, Jesucristo fallece como ser humano y tres días más tarde, renace como estimable hijo del creador de la tierra.
Odette estaba empezando a creer en las palabras honestas del arcángel Miguel, justo ahora tenía heridas graves, que habían sido implementadas por el demonio que fue enviado a llevarla a ella con Lucifer. La joven no impide en aproximarse con lentitud para saber de la situación del guerrero celestial.
-Oye, tu brazo se ve mal-dijo apuntando la sangre en su brazo derecho que no dejaba brotar líquido-
-Estaré bien-
Miguel intenta de no prestarle atención al dolor, prefiere estar atento de los movimientos del demonio que hace lo posible de zafarse del brazo del hijo de su padre creador.
-Encontrarme al hijo de mi papá, que gran dicha -el tono altanero de Samuel era tan sarcástico-
-Le pido que se detenga... -susurra el hijo de Dios tomando la mano del angel caído y no haga ningún movimiento brusco-, hablare con Lucifer yo mismo, si es necesario del propósito de mi estancia en la tierra-explica con tono suave-
-Bueno -dijo fingiendo de una risa para capturar a la joven de cabellos rojos-