Estoy esperando a Ekain porque quedamos en vernos en happ’s el puesto de comida, no es un lugar que tenga la mejor comida sin embargo solemos ir ahí por inercia y también porque tiene buenas promociones.
Después de varios minutos decido comprar un sandwich y salgo del lugar.
Estoy frente a la casa de Ekain, golpeó la puerta con fuerza ya que adentro se escucha música, después de unos segundos abre la puerta.
—Amarie ¿qué haces aquí? —preguntó nervioso.
—Hola —le saludo dándole un beso en la mejilla—, pensé que te pasó algo ya que no llegaste a happ’s, y de paso vine a preguntarte si lograste averiguar algo.
—¡Mierda!, olvidé que hoy debíamos vernos —se da un golpe en la frente—, y sobre eso, estuve ocupado —responde intranquilo, regresando a ver a la puerta de su casa.
—¿Estás bien?, creo que llegue en mal momento. —le regalo una media sonrisa.
Ekain desaparece sin decirme nada y me quedo parada sin entender la situación. Después de unos segundos empiezan a salir varios chicos, levantan su mano a modo de saludo.
—¡Hey! —se me acerca un chico y me da un beso en la mejilla.
Me quedo quieta intentando recordar si lo he visto en algún momento, porque esta claro que soy pésima con los rostros de las personas.
—Hola. —respondo el saludo.
—Amarie ¿verdad?
—Si, ¿tú eres? —pregunto entrecerrando los ojos.
—Soy el Dj.
Observo que tiene varios vinilos en su mano, no se me hace para nada familiar y estoy segura de que jamás lo había visto, nos quedamos hablando un momento hasta que Ekain sale y me invita a pasar. Me despido del chico y entro.
—¿Quieres que te sirva algo de beber o de comer? —señala hacia su mesa donde hay diferentes bocadillos
—No gracias, tengo un sandwich. —le indico.
—Mira —agarra una bandeja con dulces—, aquí hay las gominolas que tanto te gustan, si deseas las puedes tomar.
Un sonido hace que aparte mi vista de Ekain y nos quedamos en completo silencio, de pronto miro como la luz empieza a bajar su intensidad haciendo que todo se torne más oscuro.
En una de las puertas que conecta a las habitaciones veo un rostro, no logro apreciarlo bien porque su cabello le cubre la mayor parte de este, tiene un enorme abrigo.
Camino hacia donde está para ver de quién se trata pero Ekain se interpone en mi camino y me arrastra con él, está transpirando y empieza a frotarse sus dedos, no digo nada ya que estoy esperando a que hable.
—¿Quién es?
—Que cosa. —dice mirando al piso.
—Tendré la cara pero idiota no soy —digo molesta—, acabo de ver a una persona ahí dentro y tú me sacas por poco a las patadas.
—No hay nadie —dice nervioso—, te saqué porque recordé que tenía que ir a un lugar. —empieza a sudar y a ponerse nervioso.
—Déjalo, en el estado que estás es imposible hablar contigo.
—¿Qué estado? —eleva su voz.
—Ekain, estas ebrio e incluso creo que estás drogado, aparte estas a la defensiva.
Me observa intranquilo sin decir nada, su estado está haciendo que yo también me ponga nerviosa, siento que en cualquier momento va a salir alguien y me va a empezar a seguir con un cuchillo.
—Cuando estés en tus cinco sentidos me buscas, debo ir a trabajar. —le doy un beso en la mejilla y me alejo.
Estoy sentada atrás del mostrador viendo como una pareja “discute” porque no saben si llevar una sopa instantánea picante o natural, en la cabeza de ellos seguramente ese problema es el más importante en todo el mundo.
Sonrió al ver que él le da un beso en la frente a ella ya que jugaron pares o impares y él perdió.
Nunca he tenido pareja ya que me enfocado en otros aspectos de mi vida y prefiero apreciar el romance desde lejos y con un recipiente de palomitas.
—¿Otra vez en el turno de la noche? —pregunta él.
—¿Disculpa? —pregunto confundida.
—Siempre vengo a este minimarket ya que atiende las 24 horas, es algo así como la vieja confiable.
—Lo siento mi memoria fotográfica es malísima. —le regalo una media sonrisa.
—Debe ser cansado trabajar en la noche. —comenta ella.
—Lo es, pero ¿qué trabajo no? —bromeo—, no me quejo gracias a que me aceptaron como dependienta años atrás aún estoy aquí respirando, aparte es un trabajo genial. —le guiño el ojo.
—¿No estudias? —pregunta ella intrigada.
—Ya salí del instituto, ahora solo debo ingresar algunos documentos para obtener una beca en la universidad.
—¡Wow! —dicen los dos al unísono—, y nosotros aún sin saber qué hacer de nuestras vidas. —bromean.
—¿A que universidad vas a ir y que vas a estudiar? —pregunta ella inclinándose un poco más hacia mí.
—Quiero estudiar cine y producción en Melie Film University.