Estoy dando vueltas en mi cama sin poder dormir, la palabra UNIVERSIDAD está poniendo patas arriba mi cabeza, tal vez todos se equivocan respecto a mí.
No soy tan buena como ellos creen, hay muchas personas mejores que yo y en mejores condiciones que seguramente triunfaran.
Sé que les estoy fallando a mis padres pero tengo miedo de fracasar, tal vez ese es mi talón de aquiles el miedo al fracaso, últimamente estoy pensando demasiado en lugar de actuar.
Todos los días me imagino mi vida, dirigiendo películas, involucrandome en todo lo que tenga que ver con el cine pero también tengo mis pies bien puestos en la tierra y si algo no es para ti es porque la vida te esta cuidando.
¿No es mejor tomar cartas en el asunto en lugar de solo idealizar?
Respiro hondo y me levanto por un vaso con agua para ver si así puedo relajarme o incluso dormir un poco ya que esta es la última semana que tuve el turno de la noche/madrugada.
Busco los documentos y mi proyecto escrito para la beca, los miro detenidamente.
Crecer es una trampa, siempre te hacen creer que ser adulto es cool que cuando seas adulto tendrás total libertad para hacer lo que te plazca, que podrás divertirte sin tener que rendirle cuentas a nadie, pero no te dicen que dejaras de tener tiempo, que empezarás a tener más responsabilidades, y que tu vida es un constante vaivén.
Piensas que tendrás el control completo de tu vida pero lamentablemente no sabes ni donde dejaste el control de el televisor.
Cuando somos niños queremos correr sin saber caminar, si tan solo supiéramos que la infancia es nuestro único momento de verdadera libertad, dejaríamos de anhelar tanto el querer crecer.
Me siento frente a la ventana tratando de no dejar que me ganen los malos pensamientos.
Una guerrera jamás se acobarda antes de pelear.
Suenan varios golpes en la puerta y veo como un sobre se desliza por debajo de esta.
Muevo mi cabeza de lado como si fuera un cachorro al oír algún sonido extraño, me acerco lentamente y levanto el sobre.
Bertline, Francia.
Carta de Aceptación.
Melie Film University.
Abro la puerta lo más rápido posible para encontrarme con la persona que dejo el sobre, pero con lo único que me encuentro es con el sol encandilando mis ojos, miro en todas direcciones y la acera esta vacía.
Entro nuevamente a mi casa y estoy más perdida que piojo en peluca.
Si esto no es una señal divina no se que sea.
Me apresuro abrir el sobre y lo primero que pasa por mi cabeza es que hubo un error ya que eso puede pasar ¿no?, hasta al mejor chef se le va un tomate demás.
Mi cuerpo empieza a temblar, no sé si reír, llorar, gritar, declararme loca o que, en la carta están todos mis datos y dice que seré aceptada cuando haya concluido con el último requisito que es la entrevista.
De inmediato recuerdo el sobre que había recibido con el dinero y el boleto de avión, cierro los ojos con fuerza porque estoy segura que me quede dormida con los papeles en mano y este solo es un sueño premonitorio.
Después de darme una ducha y leer una y otra vez la carta, estoy caminando por toda la casa por dos razones: la primera, no sé quien esta enviandome estas cosas y la segunda no tengo ni idea de cómo me aceptaron si yo no envié nada.
Salgo de mi casa en dirección al cementerio para visitar la tumba de mis padres, sí, solo pude costear un espacio para ellos, con la ayuda de algunas donaciones mis padres pudieron tener un lugar donde descansar ya que de lo contrario iban a ir a una fosa general.
Hasta para morirte debes tener dinero.
Me inclino frente a la tumba de mis padres, y en ese momento se escucha un fuerte ruido.
—¡Mierda! ¿Qué fue eso? —digo casi en un susurro.
Me levanto y empiezo a caminar, me cuesta respirar, mis manos y frente están sudando. Se vuelve a escuchar un ruido, ahora mas fuerte y cercano.
Después de varios minutos, con mi respiración más calmada, regreso a la tumba de mis padres.
—Miren, no se cómo llegó esto a casa —les indico la carta—, pero aquí dice que fui aceptada en la universidad —sonrío—, hoy 08 de agosto del año 2018 siendo las 16:00 se suma una nueva fecha importante a la lista —me limpio las lágrimas que escaparon de mis ojos—, bueno aun falta la entrevista pero sé que me aceptarán. —mi voz sale entre cortada.
—Perdón —digo agachando la cabeza—, estoy dudando de mí, les estoy fallando —me acuesto sobre su tumba—, quiero que estén aquí conmigo, sin ustedes mi vida no tiene sentido, no sé cuanto más resista.
Vida, trato de no quejarme demasiado pero tú también colabórame.
Siento que algo toca mi hombro, regreso a ver de inmediato pero no hay nadie, me quedo acostada sobre la tumba de mis padres ya que aquí me siento segura y protegida.