Capítulo 4 - EN UNA BURBUJA
La comida aparece encima de la mesa y miro asombrada la variedad de platos que hay a mi disposición. No sé por dónde empezar, todo tiene muy buena pinta. Me sirvo un poco de estofado de carne que tiene huele delicioso y comienzo a comerlo tranquilamente.
Una mirada se posa sobre mí y cuando levanto la vista me encuentro con unos ojos marrones mirándome con intriga. La chica rubia que tengo sentada a mi lado me dedica una sonrisa tímida y yo la correspondo con una amplia.
- Hola – comienzo a hablar – me llamo Brooke. ¿Y tú? – la pregunto.
- Nicky Shediran – me responde – Encantada de conocerte – me tiende la mano para que la estreche y eso es lo que hago.
- ¿En qué curso estás? – vuelvo a preguntar con la esperanza de que vaya al mismo curso que yo. Al menos así conocería a alguien de mi casa y que parece más “normal”, teniendo en cuenta al grupo de Slytherin con el que me crucé en el tren.
- Estoy en el mismo que tú, en cuarto – suspiro aliviada ante su respuesta – Me ha gustado mucho la forma en la que te has enfrentado a Malfoy – me dice desviando su mirada hacia el chico rubio.
- ¿Veo que no te cae muy bien no? – le digo levantando una ceja y ambas nos reímos porque entendería muy bien si así fuera.
- No la verdad es que no – contesta riéndose.
- ¿Y eso? – pregunto interesada por saber su opinión mientras observo como Malfoy come rodeado de sus amigos.
- Son unos capullos elitistas – abro los ojos por la sinceridad de sus palabras – Si no perteneces a su grupo, te hacen la vida imposible así que solo puedo aconsejarte que respires con tranquilidad y tengas paciencia, se van a meter contigo hasta la saciedad – me explica.
- ¿Qué diferencia hay entre ellos y yo? – no entiendo porque son así, ¿qué les hace pensar que ellos son mejores? – Si es por el “tipo de sangre” que cada uno tiene… Dejan mucho que desear como personas – me meto otro bocado de estofado en la boca.
- Es como les han educado sus padres, así que ellos tiene los mismos ideales – me comenta Nicky – Yo soy mestiza, mi padre es mago pero mi madre es muggle, por lo que no soy muy bien recibida entre mis compañeros de casa – se sincera conmigo haciéndome entrever que se meten con ella o, por el contrario, es ignorada.
- Eso es absurdo – elevo un poco el tono indignada porque me parece de gente retrograda.
- Las cosas son así – me dice resignada – A mí me dejan de lado por ser mestiza. Es más no tengo amigos dentro de la casa porque me rechazan por tener una madre muggle – agacha la mirada.
- Ei – le digo posando una de mis manos encima de la suya para hacerla sentir mejor – No te preocupes, ahora tienes una amiga – le digo sonriendo en tono amable.
- Muchas gracias Brooke – me sonríe y veo la sinceridad en sus ojos.
Pasamos el resto de la cena hablando de todo un poco, conociéndonos y descubriendo que en el fondo, tenemos muchas cosas en común. A ambas nos gusta leer, pasear e incluso el deporte.
La mirada del grupo de Malfoy no deja de recaer en nosotras durante toda la noche, lo que me provoca un poco de incomodidad. Nunca me ha gustado ser el centro de atención pero si lo pienso detenidamente, me lo he buscado yo solita por encararme con él.
Después de los postres, los platos desaparecen, quedando limpios y relucientes. El profesor Dumbledore se levanta de la silla y el rumor de charla que llena el Gran Comedor se apaga al momento, quedando como único sonido el golpeteo de la lluvia contra los grandes ventanales de la estancia.
- ¡Muy bien! – exclama Dumbledore sonriendo a todos los presentes – Ahora que todos tenemos el estómago lleno, es hora de que reclame vuestra atención para comunicaros algunas noticias – miro a mi alrededor y veo que todo el mundo está prestando bastante atención a las palabras que dice. Sonrío internamente al ver que le tienen mucho respeto – Primero, el señor Filch, el conserje, me ha pedido que os comunice que la lista de objetos prohibidos en el castillo se ha visto aumentada este año, para saber más podéis consultarlo en la conserjería del señor Filch – habla y su mirada se dirige a la mesa de Gryffindor.
Llevo mi mirada al mismo punto que el director y me doy cuenta de que su vista se ha posado en unos jóvenes pelirrojos, gemelos. Por el parecido que tienen, pelirrojos y con pecas, creo que son familia o hermanos de Ron.
- Como cada año, quiero recordaros que el bosque que está dentro de los terrenos del castillo, es una zona prohibida para todos los estudiantes – habla para todo el comedor.
- Y por esa razón se le llama el Bosque Prohibido – dice Nicky en voz baja para que nadie la oiga, pero yo lo hago, haciendo que me gire hacia ella y me ríe por su comentario.
- También ocurre lo mismo con el pueblo de Hogsmeade. Para los alumnos de primero y segundo está totalmente vedado – sigue hablando Dumbledore – Por otra parte, siento informaros que este año la Copa de quidditch no se va a poder celebrar – el malestar se genera de inmediato entre todos los estudiantes, pero el profesor Dumbledore hace un gesto con las manos para pedir silencio – Esto se debe a un acontecimiento que dará comienzo en el mes de octubre y continuará a lo largo de todo el curso, acaparando la mayor parte del tiempo del profesorado – lo miro expectante por saber qué es lo que va a pasar. ¿Por qué durante todo este verano no me ha comentado nada?
- Mi padre me dijo este verano lo que va a pasar este curso – oigo la voz de Malfoy creyéndose importante al ser conocedor de la noticia y los demás no.
- Tengo el placer de anunciar que este año en Hogwarts… - sigue hablando Dumbledore pero es interrumpido por un ruido.
Las puertas del Gran Comedor se abren para recibir a un hombre que se apoya sobre un bastón. Todo el mundo se vuelve para mirarlo y todas las caras son de incertidumbre como la mía. El hombre se baja la capucha mostrando su rostro, que está cubierto de cicatrices. Además, uno de sus ojos ha sido sustituido por otro de color azul intenso que se mueve como loco en todas direcciones.